Aquí estamos
Santísima Virgen entregándote todos nuestros sufrimientos, pedidos,
enfermedades y necesidades. Que sepamos imitarte y decir como Tu… “Hágase tu
voluntad “
Oración
inicial
¡Virgen Santísima, que agradaste al
Señor y fuiste su Madre; inmaculada en el cuerpo, en el alma, en la fe y en el
amor! Por piedad, vuelve benigna los ojos a los fieles que imploran tu poderoso
patrocinio. La maligna serpiente, contra quien fue lanzada la primera
maldición, sigue combatiendo con furor y tentando a los hijos de Eva. ¡Ea,
bendita Madre, nuestra Reina y Abogada, que desde el primer instante de tu
concepción quebrantaste la cabeza del enemigo! Acoge las súplicas de los que,
unidos a ti en un solo corazón, te pedimos las presentes ante el trono del
Altísimo para que no caigamos nunca en las emboscadas que se nos preparan; para
que todos lleguemos al puerto de salvación, y, entre tantos peligros, la Iglesia y la sociedad
canten de nuevo el himno del rescate, de la victoria y de la paz. Amén.
“Yo
soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho” (Lc. 1, 38)
María, Inmaculada
Concepción, fue dócil a la Palabra Divina ,
cooperando con la entrada del Dios Eterno en nuestro tiempo.
Ella escucha la Palabra de Dios y la Palabra entra en su vida…
Habla y piensa con la Palabra …
Así, sus pensamientos están en sintonía con el pensamiento de Dios, y su querer
es un querer de Dios.
Hermanos, pidamos a
María que podamos abrir nuestro corazón para creer en la Palabra del Señor que
quiere transformar nuestra vida. Que sepamos escuchar y elegir sus caminos.
A cada
intención respondemos: “¡Virgen
María, Ayúdanos!”
- Para que abramos nuestros corazones a la
palabra de Dios. Oremos.
- Para que podamos ver en los hermanos más
necesitados el rostro de Jesús. Oremos.
- Para
que por tus méritos Madre, alcancemos la paz, la santificación y la conversión.
Oremos.
- Para
que dejemos de lado la soberbia, la avaricia, la codicia, el odio y el rencor.
Oremos.
- Para
que llevemos palabras de aliento, de vida y de esperanza. Oremos.
***
Ave María ***
Oración
Final
Inmaculada Madre de
Dios, Reina de los cielos, Madre de misericordia, abogada y refugio de los
pecadores: he aquí que yo, iluminado y movido por las gracias que vuestra
maternal benevolencia abundantemente me ha obtenido del Tesoro Divino, propongo
poner mi corazón ahora y siempre en vuestras manos para que sea consagrado a
Jesús.
A Vos, oh Virgen
santísima, lo entrego, en presencia de los nueve coros de los ángeles y de
todos los santos; Vos, en mi nombre, consagradlo a Jesús; y por la filial
confianza que os tengo, estoy seguro de que haréis ahora y siempre que mi
corazón sea enteramente de Jesús, imitando perfectamente a los santos,
especialmente a San José, vuestro purísimo esposo. Amén.
Ave
María Purísima… Sin pecado concebida.
Ave
María Purísima… Sin pecado concebida.
Ave
María Purísima…. Sin pecado concebida