Cada
8 de Diciembre, repetimos esta bella tradición: Armar el pesebre.
¿Por qué lo
hacemos?
San
Francisco de Asís fue captando a Dios en todas las cosas, en la naturaleza, en
todas las cosas descubría el accionar y el cariño de Dios. Como no lo podía
tocar, se le ocurre hacer una representación. El no solo quería imaginar el
pesebre, sino quería tener el niñito en sus brazos, contemplar la figura de
María, de José, de todo el escenario.
Entonces
su amigo Juan, organizó quince días antes dela Navidad esta representación, e
invitaron a todos los amigos. Ese fue el primer pesebre graficado, realizado
con un niñito vivo, que Francisco tenía en sus brazos, lo levantaba y que la
gente también lo quería tener en sus brazos. Un niño que él quería compartirlo
con todos los demás.
Esa
vivencia de Francisco causó impacto en Europa y luego se fue representando en
todos los países.
Esta
hermosa tradición de armar el pesebre, nos brinda la posibilidad de meditar
sobre cada uno de los personajes que intervienen en el pesebre.
Otro
símbolo del Adiento es el árbol de navidad que se adoptó para el pesebre. Es un
símbolo que brotó de Europa porque los pinos están verdes todo el año y son
perennes.
El
Niñito Dios nos acompaña siempre y no solo viene o nace en una determinada
época del año, sino de manera permanente!
El
árbol de navidad se complementa con la estrellita que se coloca en la punta e
indica que Dios viene para todos.