Señal de la
cruz
Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad,
Por tu gran compasión, borra mis faltas!
Crea en mí, Dios mío, un corazón puro,
Y renueva la firmeza de mi espíritu.
No me arrojes lejos de tu presencia,
Ni retires de mí tu Santo Espíritu.
Nuestra Señora de la Dulce Espera,
Ruega por nosotros y por nuestros hijos!
Dios
hace maravillas con nuestra vida
María
dijo entonces: Mi alma canta la grandeza del Señor,
Y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi salvador,
Porque El miró con bondad la pequeñez de su servidora.
En adelante todas las generaciones me llamarán feliz,
Porque el todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas:
Su nombre es Santo!! (Lc 1, 46-50)
Y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi salvador,
Porque El miró con bondad la pequeñez de su servidora.
En adelante todas las generaciones me llamarán feliz,
Porque el todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas:
Su nombre es Santo!! (Lc 1, 46-50)
Reflexión
Cuando
Isabel saludó a la joven pariente que llegaba de Nazaret, María respondió con
el Magnificat. Es la alabanza de todo su ser hacia Dios, expresada de forma
poética, pero sencilla. Sus palabras están inspiradas en muchos textos sagrados
del pueblo de Israel y reflejan el gozo de su espíritu, la felicidad que le
provoca ser consciente de que en ella se realiza la promesa hecha “en favor de
Abraham y su descendencia por siempre”.
María,
madre de Jesús, enséñanos a rezar con fe, con apertura de corazón y sencillez.
No sólo por nuestras necesidades sino también por las de todos aquellos que
sufren y necesitan de nosotros y de nuestra palabra de esperanza. Que de
nuestra boca, como de la tuya, broten palabras de alabanza hacia el Creador y
Dador de vida.
Dios
Padre Nuestro, rico en amor y misericordia, que este tiempo de espera se
transforme en una oportunidad de crecer en nuestra fe y nuestra entrega a los
demás. Que podamos encontrar momentos de alegría y felicidad y los compartamos
con quienes nos rodean.
A
cada intención respondemos: “Por
María, nuestra madre, te lo pedimos Señor”
-Por
todos los bebés que crecen y se preparan para nacer.
-Por
la intención con que rezamos esta novena.
Padre
Nuestro, Ave María y Gloria.