Señal de la
cruz
Por tu gran compasión, borra mis faltas!
Crea en mí, Dios mío, un corazón puro,
Y renueva la firmeza de mi espíritu.
No me arrojes lejos de tu presencia,
Ni retires de mí tu Santo Espíritu.
Nuestra Señora de la Dulce Espera,
Ruega por nosotros y por nuestros hijos!
“…Y
llegó el momento de ser madre”
Mientras
se encontraban en Belén le llegó el tiempo de ser madre; y María dio a luz a su
hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no
había lugar para ellos en el albergue. Lc 2, 6 – 7.
Reflexión
María
da su consentimiento a la elección de Dios, para ser la madre de su Hijo por
obra del Espíritu Santo Y toda su existencia está marcada por la certeza de que
Dios está a su lado y la acompaña con su providencia benévola.
Nuestra Señora de la Dulce Espera, ayúdanos a ser sencillos y pobres de corazón para alimentarnos de tu amor y crecer en fe y esperanza. Sabiendo que todo lo debemos esperar de tu Hijo, nuestro Salvador.
Ayúdanos
que a semejanza tuya vivamos con la certeza, de que Dios está a nuestro lado y
nos acompaña con su divina providencia.Nuestra Señora de la Dulce Espera, ayúdanos a ser sencillos y pobres de corazón para alimentarnos de tu amor y crecer en fe y esperanza. Sabiendo que todo lo debemos esperar de tu Hijo, nuestro Salvador.
A
cada intención respondemos: “Por
María, nuestra madre, te lo pedimos Señor”
- Por
el momento del parto y del nacimiento.
- Por
las intenciones particulares con que rezamos esta novena.
Oración
a la Virgen de la Dulce Espera
Virgen María, Madre de Dios,
que cobijaste en tu seno al Salvador,
te pedimos que nos protejas en este momento,
en que confiadamente esperamos un hijo, para que podamos aceptarlo con amor;
educarlo de modo que “crezca en sabiduría,
estatura y gracia” ante los ojos de Dios;
y conducirlo con nuestro ejemplo a la casa del Padre.
Amen.
que cobijaste en tu seno al Salvador,
te pedimos que nos protejas en este momento,
en que confiadamente esperamos un hijo, para que podamos aceptarlo con amor;
educarlo de modo que “crezca en sabiduría,
estatura y gracia” ante los ojos de Dios;
y conducirlo con nuestro ejemplo a la casa del Padre.
Amen.
Padre
Nuestro, Ave María y Gloria.