Cada uno de nosotros
somos hijos predilectos de Dios Padre, por ello nos ha convocado en este octavo
día para decirnos cuanto nos ama y que a cada no nos tiene en las palmas de sus
manos.
Oración
inicial
¡Virgen Santísima, que agradaste al
Señor y fuiste su Madre; inmaculada en el cuerpo, en el alma, en la fe y en el
amor! Por piedad, vuelve benigna los ojos a los fieles que imploran tu poderoso
patrocinio. La maligna serpiente, contra quien fue lanzada la primera
maldición, sigue combatiendo con furor y tentando a los hijos de Eva. ¡Ea,
bendita Madre, nuestra Reina y Abogada, que desde el primer instante de tu
concepción quebrantaste la cabeza del enemigo! Acoge las súplicas de los que,
unidos a ti en un solo corazón, te pedimos las presentes ante el trono del
Altísimo para que no caigamos nunca en las emboscadas que se nos preparan; para
que todos lleguemos al puerto de salvación, y, entre tantos peligros, la Iglesia y la sociedad
canten de nuevo el himno del rescate, de la victoria y de la paz. Amén.
Cita bíblica
“No temáis, María, porque Dios te ha favorecido”
(Lc. 1, 30)
María es desde
siempre y para siempre la amada, la elegida, la favorecida para acoger el don
más precioso, Jesús, 'el amor encarnado de Dios. Ella se ha convertido en la Madre de Dios, imagen y
modelo de la Iglesia ,
elegida entre los pueblos para recibir la bendición del Señor y difundirla
entre toda la familia humana. Esta "bendición" no es otra cosa que
Jesucristo.
María ilumina como un faro el tiempo de Adviento, que es tiempo de
vigilante y de confiada esperanza del Salvador. Como un hijo alza los ojos al
rostro de su mamá y, viéndolo sonriente, olvida todo miedo y todo dolor, así
nosotros, volviendo la mirada a María, reconozcamos en ella la "sonrisa de
Dios", el reflejo inmaculado de la luz divina; encontremos en ella nueva
esperanza incluso en medio de los problemas y los dramas del mundo.
- Por los que no tiene fe y vacilan en la vida.
Oremos.
- Por los que cierran sus corazones a las
enseñanzas de Tu Hijo Jesús. Oremos
- Por los que sufren en el cuerpo, el alma y el
espíritu, para que aprendan a conocer a Dios. Oremos.
- Por los enfermos y solos que están el
hospitales, clínicas, geriátricos y cárceles. Oremos.
- Por todos tus devotos que recurren a Ti en las
necesidades y auxilios. Oremos.
Oración
Final
Inmaculada Madre de
Dios, Reina de los cielos, Madre de misericordia, abogada y refugio de los
pecadores: he aquí que yo, iluminado y movido por las gracias que vuestra
maternal benevolencia abundantemente me ha obtenido del Tesoro Divino, propongo
poner mi corazón ahora y siempre en vuestras manos para que sea consagrado a Jesús.
A Vos, oh Virgen
santísima, lo entrego, en presencia de los nueve coros de los ángeles y de
todos los santos; Vos, en mi nombre, consagradlo a Jesús; y por la filial
confianza que os tengo, estoy seguro de que haréis ahora y siempre que mi
corazón sea enteramente de Jesús, imitando perfectamente a los santos,
especialmente a San José, vuestro purísimo esposo. Amén.
Ave
María Purísima… Sin pecado concebida.
Ave
María Purísima… Sin pecado concebida.
Ave
María Purísima…. Sin pecado concebida