Desde niño se caracterizó porque todo lo que conseguía lo repartía entre los pobres. Unos de sus tíos era obispo y fue éste quien lo consagró como sacerdote, pero al quedar huérfano, el santo repartió todas sus riquezas entre los pobres e ingresó a un monasterio.
Según la tradición,
en la ciudad de Mira, en Turquía, los obispos y sacerdotes se encontraban en el
templo reunidos para la elección del nuevo obispo, ya que el anterior había
muerto. Al fin dijeron: "elegiremos al próximo sacerdote que entre al
templo". En ese momento sin saber lo que ocurría, entró Nicolás y por
aclamación de todos fue elegido obispo. Fue muy querido por la cantidad de milagros
que concedió a los fieles.
En la época del
Licino, quien decretó una persecución contra los cristianos, Nicolás fue
encarcelado y azotado. Con Constantino fueron liberados él y los demás
prisioneros cristianos. Se dice que el santo logró impedir que los herejes
arrianos entrasen a la ciudad de Mira.
El santo murió el 6
de diciembre del año 345. En oriente lo llaman Nicolás de Mira, por la ciudad
donde fue obispo, pero en occidente se le llama Nicolás de Bari, porque cuando
los mahometanos invadieron a Turquía, un grupo de católicos sacó de allí, en
secreto, las reliquias del santo y se las llevó a la ciudad de Bari, en Italia.
Devoción a San
Nicolás en La Rioja
La devoción a San
Nicolás de Bari nace en La Rioja
en 1641, cuando se celebró por primera vez su patronato en un acto público y
oficial. Esta devoción, muy difundida en Europa meridional, Bélgica y Alemania,
fue implantada en el nuevo mundo desde los albores de la conquista. El primer
templo cristiano que se levantó en tierra americana en su honor fue el de San
Nicolás de Bari en la isla de Santo Domingo.