jueves, 2 de mayo de 2013

Cuarto Día de Novena a la Virgen de Luján: Patrona de Argentina y de Cáritas


 
Meditamos el Rosario de la Caridad del Padre Gustavo Jamut
 
 
Culminado el rezo del Santo Rosario, 
le ofrecemos a nuestra Mamita, el cuarto día de la Novena!
 
 
Nos ponemos en presencia de Dios: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Oración Inicial

   Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra.  Señora de Luján, Patrona de nuestra Patria; hoy alzamos nuestros ojos y nuestros brazos hacia tí... Madre de la Esperanza, de los pobres y de los peregrinos, escúchanos...

       Hoy te pedimos por Argentina, por nuestro Santo Padre, por nuestro pueblo. Ilumina nuestra patria con el sol de justicia, con la luz de una mañana nueva, que es la luz de Jesús. Enciende el fuego nuevo del amor entre hermanos.

Unidos estamos bajo la celeste y blanca de nuestra bandera, y los colores de tu manto, para contarte que: hoy falta el pan material en muchas, muchas casas, pero también falta el pan de la verdad y la justicia en muchas mentes. Falta el pan del amor entre hermanos y falta el pan de Jesús en los corazones.


                                     *** Canto ***


CUARTO DÍA
 

El amor de la Virgen nos da la libertad para estar al servicio de nuestros hermanos.


          El negro Manuel fue traído de África como esclavo, cuando tenía unos 25 años. Fue comprado en Brasil y traído a Buenos Aires, junto con las imágenes. Después del milagro se dedicó, hasta su muerte, por más de 50 años, a servir a la Virgen. Cuenta la tradición que muchos enfermos recobraban la salud cuando Manuel los ungía con el aceite de la lámpara que ardía en honor de Nuestra Señora. Se sabe que estuvo unos años casado con una mujer criolla llamada Beatriz, que era esclava de la misma familia a la que pertenecía; y luego enviudó.

          Para que pudiera seguir cuidando la imagen, fue comprado a sus antiguos dueños gracias a una colecta popular, aunque él ya decía: “Soy de la Virgen, nomás”.


Escuchamos con atención la Palabra de Dios


Del Evangelio de san Juan:

          “Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su Señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre. No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá. Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros.” (15, 15-17)


Recemos con el Salmo 102


Respondemos: El amor del Señor permanece para siempre.


Bendice al Señor, alma mía,

que todo mi ser bendiga su santo Nombre;

bendice al Señor, alma mía,

y nunca olvides sus beneficios.


El amor del Señor permanece para siempre.


Él perdona todas tus culpas

y cura todas tus dolencias;

rescata tu vida del sepulcro,

te corona de amor y de ternura;

el Señor hace obras de justicia              

y otorga el derecho a los oprimidos.

 
El amor del Señor permanece para siempre.


Como un padre cariñoso con sus hijos,

así es cariñoso el Señor con sus fieles;

Él conoce de qué estamos hechos,

sabe muy bien que no somos más que polvo.

Pero el amor del Señor permanece para siempre.


El amor del Señor permanece para siempre.

 
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo...

 

- Breve silencio para reflexionar.
 

Oración Final

Te pedimos Madre, que extingas el odio, que ahogues las ambiciones desmedidas, que arranques el ansia febril de solamente los bienes materiales y derrama sobre nuestro suelo, la semilla de la humildad, de la comprensión. Ahoga la mala hierba de la soberbia, que ningún Caín pueda plantar su tienda sobre nuestro suelo, pero tampoco que ningún Abel inocente bañe con su sangre nuestras calles.

Haz madre que comprendamos que somos hermanos, nacidos bajo un mismo cielo, y bajo una misma bandera. Que sufrimos todos juntos las mismas penas y las mismas alegrías. Ilumina nuestra esperanza, alivia nuestra pobreza material y espiritual y que tomados de tu mano digamos más fuerte que nunca: ¡Argentina!... ¡Argentina, canta y camina!

 

Virgen de Luján: Ruega por nosotros y por nuestra Patria!

Ave María Purísima: Sin pecado concebida!