Meditamos el Rosario de la Caridad del Padre Gustavo Jamut
Culminado el rezo del Santo Rosario,
le ofrecemos a nuestra Mamita, el octavo día de la Novena!
Nos ponemos en presencia de Dios: en el nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Oración
Inicial
Hoy te pedimos por
Argentina, por nuestro Santo Padre, por nuestro pueblo. Ilumina nuestra patria
con el sol de justicia, con la luz de una mañana nueva, que es la luz de Jesús.
Enciende el fuego nuevo del amor entre hermanos.
Unidos estamos bajo la celeste y blanca de nuestra bandera, y
los colores de tu manto, para contarte que: hoy falta el pan material en
muchas, muchas casas, pero también falta el pan de la verdad y la justicia en
muchas mentes. Falta el pan del amor entre hermanos y falta el pan de Jesús en
los corazones.
*** Canto ***
OCTAVO DÍA
El
milagro de la Virgen de Luján ocurrió hace muchos años. Sin embargo, el suceso
de los cajoncitos y la carreta inmóvil ha llegado hasta nosotros. Alguien nos
lo contó. Nuestros padres o abuelos; los catequistas o algún sacerdote. Lo
cierto es que sabemos, por muchas voces que lo han trasmitido, que la Virgen
quiso quedarse en Luján.
La
figura del Negro Manuel cobra mucha importancia también en este aspecto: fue
testigo presencial del milagro y lo contó a los peregrinos que visitaban a la
Madre. Su fidelidad y constancia hizo posible que hoy este hecho estuviera en
la memoria del Pueblo de Dios en nuestra Patria.
La
tradición continuó y continúa. Quienes hoy visitan a la Virgen, aunque no sepan
su historia al detalle, experimentan su cariño y lo trasmiten a sus hijos, a
sus amigos...
Escuchamos con atención la Palabra de Dios
Del evangelio de san Lucas:
“Jesús les dijo entonces esta
parábola: Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja acaso las noventa
y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido, hasta
encontrarla? Y cuando la encuentra, la
carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa llama a sus
amigos y vecinos, y les dice: Alégrense conmigo porque encontré la oveja que se
me había perdido.” (15, 3-6)
Recemos con el Salmo 145
Respondemos: Alabaremos tu nombre por siempre, Señor.
Te alabaré,
Dios mío, a ti, el único Rey,
y bendeciré tu
nombre eternamente;
día tras día
te bendeciré,
y alabaré tu
nombre sin cesar.
Alabaremos tu nombre por siempre Señor
su grandeza es
insondable!
Cada
generación celebra tus acciones
y le anuncia a
las otras tus portentos:
ellas hablan
del esplendor de tu gloria,
y yo también
cantaré tus maravillas.
Alabaremos tu nombre por siempre Señor
Ellas publican
tus tremendos prodigios
y narran tus
grandes proezas;
divulgan el
recuerdo de tu inmensa bondad
y cantan
alegres por tu victoria.
Alabaremos tu nombre por siempre Señor
Mi boca
proclamará la alabanza del Señor:
que todos los
vivientes bendigan tu santo Nombre,
desde ahora y
para siempre.
Alabaremos tu nombre por siempre Señor
Gloria al
Padre, al Hijo y al Espíritu Santo...
- Breve silencio para reflexionar.
Oración Final
Te pedimos madre, que extingas el
odio, que ahogues las ambiciones desmedidas, que arranques el ansia febril de
solamente los bienes materiales y derrama sobre nuestro suelo, la semilla de la
humildad, de la comprensión. Ahoga la mala hierba de la soberbia, que ningún
Caín pueda plantar su tienda sobre nuestro suelo, pero tampoco que ningún Abel
inocente bañe con su sangre nuestras calles.
Haz madre que comprendamos que somos
hermanos, nacidos bajo un mismo cielo, y bajo una misma bandera. Que sufrimos
todos juntos las mismas penas y las mismas alegrías. Ilumina nuestra esperanza,
alivia nuestra pobreza material y espiritual y que tomados de tu mano digamos
más fuerte que nunca: ¡Argentina, canta y camina!
Virgen
de Luján: Ruega por nosotros y por nuestra Patria!
Ave
María Purísima: Sin pecado concebida!