La Colecta es una
oportunidad para entusiasmar a muchos que, desde su lugar, pueden aportar lo
propio.
“Todos estamos invitados
al banquete de la vida”, decía Pablo VI. Con esta imagen somos todos iguales,
todos tenemos hambre, comemos del mismo pan, nos servimos de lo mismo, todos
somos hijos de Dios, necesitamos de la naturaleza y cuando comemos expresamos
que somos iguales.
En la Colecta pasa lo
mismo, porque todo es importante. El aporte de cada uno lo es, lo que
entregamos y cómo lo damos. Aquí Pobreza Cero o Apuntamos Alto se correlaciona con la pobreza
evangélica.
En el Evangelio, “pobre”
es el que lo da todo, el que todo lo entrega, no sólo y no tanto el que no
tiene. Entonces, es muy importante tener en cuenta en la espiritualidad de la
Colecta lo que da cada uno, lo que aporta desde su lugar y respetar cada aporte
es respetar su dignidad.
Apuntamos Alto. Desde el punto de vista
evangélico, es: “sean perfectos como el Padre Celestial es perfecto” (cfr. Mt.
5, 48). En este texto quiere decir “sean perfectos como es perfecto el Padre”.
Jesús nos pone al Padre como modelo de acabado, completo, pleno. Nos dice sea
cada uno pleno, cada uno sí mismo, lleguen a ser aquello que por su vocación
están llamados a ser. Eso es Apuntar Alto.
“Tuve hambre y me dieron
de comer, tuve sed y me dieron de beber, estuve desnudo y me vistieron, preso y
me vinieron a ver. ¿Y cuándo, Señor, estuviste así?” Entonces Jesús dice: “cada
vez que lo hicieron con uno de estos hermanos más pequeños, lo hicieron conmigo.”
(cfr. Mt. 25, 35-39)
Cada vez que lo hicieron o
sea, en cada gesto, aunque parezca pequeño, cada uno tiene su valor. No dice
“es como si lo hubieran hecho conmigo”. Cada vez que ustedes hicieron por los
demás, lo hicieron conmigo”. Es como si dijera “yo lo sentí porque fue a mí a
quien se lo hicieron”. Entonces, Apuntamos Alto, porque es Jesús.
Para Jesús lo mejor, lo
más excelente. Para los pobres, lo mejor. Apuntamos Alto. Acá no se trata de lo
que sobra, lo poco. Es Jesús, entonces hay que ir arriba, hay que Apuntar
Alto.
Con respecto a la Pobreza
Cero, Jesús en el Evangelio dice: “a los pobres los tienen
siempre con ustedes, pero a mí no me tendrán siempre” (Jn. 12,8) Nosotros
sabemos que siempre va a haber pobres. No me detengo a analizar las causas por
las que siempre va a haber pobres. Seguramente, tiene que ver con el modo
humano de administrar los bienes en el mundo y sobre la historia de cómo se ha
desarrollado esto de lo injusto. El pecado, las consecuencias del pecado, el
pecado social.
¿Pero por qué decimos Pobreza
Cero y
volvemos a expresarlo? Porque pertenece al Reino. Cuando Jesús nos invita al
banquete, está invitando a todos, no queda ninguno excluido. “Salgan a los
caminos, inviten a todos” (cfr. Mt. 22,9). Entonces, yo estoy uniéndome al
corazón de Cristo cuando expreso este deseo. Vuelvo a mirar a la realidad y
digo: “bueno, pero, es una utopía, una ilusión, un sueño.
Entonces, soñemos, de
verdad, aprendamos a soñar. ¿Por qué no podemos tener un banquete donde todos
puedan desarrollar lo mejor de sí mismos, todo lo que cada uno tiene para
aportar? Si Dios nos creó es para que cada uno pueda descubrir su riqueza,
sentirse valioso y aportar todo aquello que le pueda dar a la comunidad, toda
su capacidad y así encontrar su vocación y su alegría. ¿Por qué no podemos
soñar que podemos todos?
“Apuntamos Alto, Pobreza
Cero” también está impregnado de este sueño que
tenemos que permitírnoslo. Porque si no soñamos, no nos contactamos con
nuestros deseos más profundos que hay que proyectarlos hacia delante, sino
vivimos siempre en el “chiquitaje”, en lo pequeño, en el tramo corto. Hagamos
la experiencia de seguir adelante con este sueño de la Pobreza Cero y de este
modo, Apuntamos Alto, vamos a ir año tras año sumando voluntades a la Colecta,
porque creemos que entre todos podemos construir una sociedad inclusiva, justa
y equitativa y así hacer realidad este sueño de la Pobreza Cero.