miércoles, 9 de octubre de 2013

La oración abre la puerta a Dios, dice el Papa

 
VATICANO, 08 Oct. 13 / 09:33 am (ACI/EWTN Noticias).- Al presidir esta mañana la habitual Misa en la Capilla de la Casa de Santa Marta, el Papa Francisco señaló que la oración, frente a los problemas y calamidades en la vida, es abrirle la puerta a Dios para que Él pueda hacer algo.

El Santo Padre advirtió que “también nosotros cuando no oramos, lo que hacemos es cerrarle la puerta al Señor. Y no orar es esto: cerrar la puerta al Señor, para que Él no pueda hacer nada”.

“En cambio, la oración, ante un problema, una situación difícil, a una calamidad es abrirle la puerta al Señor para que venga. Porque Él rehace las cosas, sabe arreglar las cosas, acomodar las cosas. Orar por esto: abrir la puerta al Señor, para que pueda hacer algo. ¡Pero si cerramos la puerta, el Señor no puede hacer nada!”.

Al reflexionar sobre el Evangelio, que hoy toca la historia de Marta y su hermana María, el Santo Padre dijo que “pensemos en esta María que eligió la mejor parte y nos hace ver el camino, cómo se abre la puerta al Señor”.

“A los ojos de su hermana estaba perdiendo el tiempo, también parecía tal vez un poco fantasiosa: mirar al Señor como si fuera una niña fascinada. Pero, ¿quién la quiere? El Señor: ‘Esta es la mejor parte’, porque María escuchaba al Señor y oraba con su corazón”.

El Papa indicó que “el Señor un poco nos dice: ‘La primera tarea en la vida es esto: la oración’. Pero no la oración de palabra, como loros, sino la oración, el corazón: mirar al Señor, escuchar al Señor, pedir al Señor. Sabemos que la oración hace milagros”.

“Y Marta hacía esto: ¿Qué hacía? ¡No oraba! Hay otros como el terco Jonás, que son los justicieros. Él iba, profetizaba, pero en su corazón, decía: ‘¡Pero se lo merecen. Se lo merecen. Se lo han buscado!’. ¡Él profetizaba, pero no oraba! No pedía perdón al Señor por ellos. Sólo los golpeaba”.

“¡Son los justicieros, aquellos que se creen que tienen la razón! Y al final - continúa el libro de Jonás - se ve que era un hombre egoísta, porque cuando el Señor salvó Nínive, por la oración del pueblo, él se molestó con el Señor: ‘¡Eres siempre así . Siempre perdonas!’”.