sábado, 26 de octubre de 2013

CONOZCAMOS COMO VIVÍA SU INFANCIA “SAN MARTÍN DE PORRES”



          Desde niño, Martín, fue entregado por su padre al cuidado de una mujer llamada Isabel. Martín pedía a Isabel una vela de cera. Temiendo un incendio, pero más que nada por saber lo que ocurría, ella  se dejó tentar por su curiosidad, y acercándose a la habitación del niño, hurgó por las rendijas de la puerta. Lo que vio la dejó impresionada. Martín estaba quieto, en silencio, y hacía oración ante la imagen de un crucifijo. Para ese entonces, Martín tenía alrededor de ocho o nueve años, y la curiosidad de doña Isabel surgió cuando el pequeño empezó a pedirle una vela todas las noches antes de irse a dormir. Una vez que descubrió la escena, lo compartió con su hija, Francisca, quien dio el testimonio que más tarde fue agregado a los ya obtenidos para el proceso de beatificación de Martín.

     Ese Cristo amoroso, que había sufrido de maneras muy similares a lo que Martín veía cada día, le hablaba en lo más profundo de su corazón. Estas conversaciones silenciosas durante la noche marcaron a nuestro santo durante toda su vida. Al igual que Jesús, él también quería ser un apóstol de la paz en un mundo tan marcado por la violencia.