María Beltrán era la hija de un
importante oficial militar en Lima. En medio de un parto difícil y sin
posibilidad de dar a luz a la criatura que estaba atascada en el canal del
parto, le colocaron sobre su panza imágenes de diferentes santos, con la
esperanza de obtener una ayuda divina. Nada sucedió, y se le aconsejó que
hiciera su confesión y se preparase para morir. En ese momento, la mamá de
María se acordó de que tenía un pedazo de manga del hábito del venerado Siervo
de Dios, Fray Martín de Porres. Lo tomó y lo colocó sobre la panza de María y
pidió fervientemente a Martín que intercediera ante su divina Majestad para que
su hija tuviera un buen parto. En ese preciso momento, el niño nació saludable,
sin secuela o lesión alguna.
Se
trata de Dios que da a luz nueva vida frente a la muerte. Es la historia
también del nacimiento de Martín y su lugar en la nueva sociedad mestiza… Él
que era considerado un “error” de la historia, es redimido por el Dios de la
vida y del amor.