domingo, 27 de marzo de 2016

Oraciones a la Virgen María



Súplicas a Maria, Madre Nuestra

Dame tus ojos, Madre para saber mirar; si miro con tus ojos jamás podré pecar. 
Dame tus labios, Madre para poder rezar; si rezo con tus labios Jesús me escuchará. 
Dame tu lengua, Madre, para ir a comulgar; es tu lengua patena de gracia y santidad. 
Dame tus manos, Madre, que quiero trabajar; entonces mi trabajo valdrá una eternidad. 
Dame tu manto, Madre, que cubra mi maldad; cubierta con tu manto al Cielo he de llegar. 
Dame tu Cielo, Madre, para poder gozar; si Tú me das el Cielo ¿qué más puedo anhelar? 
Dame a Jesús, Oh Madre para poder amar; esta será mi dicha por una eternidad. 
Ave María Purísima, sin pecado original concebida. 
Amén. 



Virgen María

Padre Ignacio Larrañaga

Madre:
Señora de la Pascua.
Señora del Viernes y del Domingo,
Señora de la noche y la mañana,
Señora del silencio y de la cruz,
Señora del amor y de la entrega,
Señora, queremos decirte muchas gracias,
Muchas gracias Señora por tu Fíat,
por tu completa disponibilidad de Esclava,
por tu pobreza y tu silencio,
por el gozo de tus siete espadas,
por el dolor de todas tus partidas,
que fueron dando la paz a tantas almas.
Señora, muchas gracias, por haberte quedado con nosotros.

Amén 



Virgen María

Tu nombre es digno de honor,
OH María, bendecida en todo
tiempo y obra de arte que rinde
alabanza a su experto artífice.
OH amable doncella que has
recibido el egregio mensaje angélico,
tú posees unos dones de belleza
que sobrepasan los de cualquier
otra persona. Eres la más hermosa
de las rosas y tu candor es muy
superior al de los lirios.
Tú eres la nueva flor de la tierra
que el cielo cultiva desde lo alto.
Cristal, ámbar, oro, púrpura, esmeralda,
cándida perla, allí adonde llega el
resplandor de tu hermosura quedan
envilecidos los más preciosos metales.
La nieve es vencida por tu blancura
inmaculada, el sol sobrepujado por
la hermosura de tu cabellera; sus rayos,
OH Virgen, palidecen frente a tu belleza;
el brillo del rubí se apaga y el resplandor
del lucero del alba queda oscurecido ante
ti que en todo momento aventajas a los
astros del firmamento.

Amén 



Virgen fiel, poderosa y clemente

Su Santidad Juan Pablo II

¡Oh Virgen naciente, esperanza y aurora de la salvación para todo el
mundo!, vuelve benigna tu mirada maternal hacia todos nosotros,
reunidos aquí para celebrar y proclamar tus glorias. 

¡ Oh Virgen fiel, que fuiste siempre solícita y dispuesta a recibir,
conservar y meditar la Palabra de Dios!, haz que también nosotros, en
medio de las dramáticas vicisitudes de la historia, sepamos mantener
siempre intacta nuestra fe cristiana, tesoro preciado transmitido por
nuestros padres.

¡Oh Virgen poderosa, que con tu pie aplastas la cabeza de la
serpiente tentadora!, haz que cumplamos, día tras día, nuestras
promesas bautismales, con las que hemos renunciado a Satanás, a sus
obras y seducciones, y sepamos dar al mundo un gozoso testimonio de
esperanza cristiana.

¡ Oh Virgen clemente, que siempre has abierto tu corazón maternal a
las invocaciones de la humanidad, a veces lacerada por el desamor y
hasta, desgraciadamente, por el odio y la guerra! enséñanos a crecer,
todos juntos, según las enseñanzas de tu Hijo, en la unidad y en la
paz, para ser dignos hijos del único Padre celestial.

Amén.




Virgen fuerte en el dolor


Santa María, Madre de Dios. Tú has permanecido con firmeza de pie junto a la Cruz para participar, con todo tu maternal cariño, en los tormentos y suplicios de tu Hijo.

Has querido probar en tu corazón todos los dolores que atormentaban su cuerpo y su alma, para que su sacrificio llegase a ser también totalmente tuyo, por esto tú serás siempre para nosotros el modelo de firmeza en las pruebas, ofrecidas en unión al sufrimiento redentor de tu Hijo Jesucristo.

Comunícanos a nosotros tu fortaleza del alma, infúndenos tu mismo espíritu de Fe, esperanza y caridad. Tú has sufrido con tanta firmeza, porque has creído en el Salvador, no obstante su aparente derrota,  has esperado en su triunfo en el momento de la crucifixión, lo has amado por él mismo, sacrificando tu corazón para permanecer cerca de El.

Haz que nuestra fe y nuestra esperanza, no se dejen abatir por las dificultades y que conservemos la certeza, de que a través del sufrimiento, llegaremos al triunfo del gozo, hecho más profundo por un amor, que ha crecido y se ha hecho fuerte en el dolor.



Virgen Santísima, ora por mi...

San Alfonso Maria Ligorio

Señora Santa María,
Virgen Santísima,
mi abogada y refugio,
tu eres la más amable,
hermosa, amorosa y santa
de todas las creaturas...

Eres la predilecta de Dios
y la que más desea
verlo amado por todos sus hijos

Ora por mí, Madre Santísima,
Ora por mí, y obtenme la gracia
de amarlo siempre
con todo mi corazón.
Eso te pido y espero de tí.

Amén.


Memorare

Fray Luis de Granada, O.P. (1504-1588)

No me desampare tu amparo,
no me falte tu piedad,
no me olvide tu memoria.
Si tú, Señora, me dejas, ¿quién me sostendrá?
Si tú me olvidas, ¿quién se acordará de mí?
Si tú, que eres Estrella de la mar
y guía de los errados, no me alumbras, ¿dónde iré a parar?
No me dejes tentar del enemigo,
y si me tentare, no me dejes caer,
y si cayere, ayúdame a levantar.
¿Quién te llamó, Señora, que no le oyeses?
¿Quién te pidió, que no le otorgases? 



¡Oh Corazón de María!

¡Oh Corazón de María,
Madre de Dios y Madre nuestra!
¡Corazón amabilísimo,
objeto de las complacencias de la adorable Trinidad,
y digno de la veneración y ternura de los ángeles y de los hombres!
¡Corazón el más semejante al de Jesús,
cuya imagen más perfecta sois!
Corazón lleno de bondad
y en gran manera compasivo de nuestras miserias!
¡Ah! Hacednos sentir ahora,
¡oh Virgen piadosísima!,
la dulzura de vuestro corazón maternal
y la fuerza de vuestra intercesión
ante el de Jesús. 
Amen