sábado, 26 de marzo de 2016

Jesús nos regala a su Madre





El Señor con mucha delicadeza nos ha hecho el más precioso regalo para poder vivir la cruz. Cuando parecía que el crucificado ya no tenía nada más para dar, cuando el despojo era total, tiene esta delicadeza de regalarnos lo más hermoso, lo mas grande, lo que normalmente uno no regala que es a su madre.

En los momentos de abatimiento y de debilidad es cuando tenemos más cerca a la Virgen para exponerle todos nuestros pesares frente a las fragilidades, nuestros despojos y nuestros pecados. Creo que nos hace bien ir a cobijarnos cariñosamente a los brazos de la Virgen porque es un lugar del que difícilmente podemos huir.

“Jesús desde la cruz le dijo a María “la casa de Juan es tu casa, María”. A partir de ese momento María sería la madre de Juan y Juan sería su hijo. Ella que había vivido en la casa de Dios ahora tendría que vivir en la casa de los hombres, pero aceptó muy gustosa ir a vivir a la casa de Juan, y seguramente estaría muy gustosa de venir a vivir en cualquiera de nuestras casas.

Es muy probable que además de vivir en la casa de Juan pasara temporadas en las casas de los otros apóstoles. Todos querían tener a María en su casa y seguramente María recorrería la casa de todos. Por lo tanto, nos puede surgir como oración a nosotros, poder decirle: “Vení a nuestra casa María”.

Es probable que Juan tuviera su casa desordenada y que hubiera polvo por todos los rincones y platos sin lavar, y María se pondría a ordenar todo aquello. Ella sabía hacerlo muy bien porque había sido ama en la casa de Dios. Todo quedaría pronto más limpio, mas ordenado, más agradable.

“Verás María, ese pequeño desorden que encontraste en la casa de Juan lo vas a encontrar en todas nuestras casas, y probablemente más lío que en la casa de Juan. En nuestra casa también suele haber muchas cosas que no están en su lugar… probablemente en la casa de Juan encontraste redes desordenadas y te pusiste con tu paciencia a desenredarlas. En nuestras casas también vas a encontrar varias cosas enredadas, varios lazos familiares que se han roto y otros se han retorcido… María, vos sabés cómo desenredar y soltar todo esto, te agradeceríamos que te des una vuelta por nuestras casas para desenredar más de un lío.

                                                                                                                 Padre Ángel Rossi sj