Dentro
de cuatro semanas celebraremos la Navidad, el nacimiento de Jesús. A estas semanas las llamamos Tiempo de
Adviento, que significa “advenimiento”, “venida”.
Con
el Adviento comienza un nuevo Año Litúrgico. Este año corresponde al “ciclo A”
cuya característica es leer, habitualmente, el evangelio de san Mateo.
El
color litúrgico del Adviento es el morado. Durante este tiempo, no se reza el
Gloria que retomaremos solemnemente en la Misa de Nochebuena.
El
momento de prepararnos a celebrar, llenos de esperanza, la llegada de Dios que
toma rostro humano. ¡Esperamos a Jesús!
Este
primer domingo de Adviento remarca la atenta y esperanzada vigilancia con que
el cristiano espera a Jesús que viene a nuestro encuentro.
Vigilar significa estar atentos, salir al
encuentro del Señor, que quiere entrar, este año más que el pasado, en nuestra
existencia, para darle sentido total y salvarnos.
Durante esta primer semana las lecturas
bíblicas y la predicación son una invitación con las palabras del Evangelio:
"Velen y estén preparados, que no saben cuándo llegará el momento".
Es importante que, como familia nos hagamos un propósito que nos
permita avanzar en el camino hacia la Navidad; ¿qué te parece si nos proponemos
revisar nuestras relaciones familiares? Como resultado deberemos buscar el
perdón de quienes hemos ofendido y darlo a quienes nos hayan ofendido para
comenzar el Adviento viviendo en un ambiente de armonía y amor familiar. Desde
luego, esto deberá ser extensivo también a los demás grupos de personas con los
que nos relacionamos diariamente, como la escuela, el trabajo, los vecinos,
etc.
Esta semana, en familia al igual que en cada comunidad parroquial,
encenderemos la primera vela de la Corona de Adviento, color morada, como signo
de vigilancia y deseos de conversión.
Liturgia de la Palabra
Primera lectura: Is 2,1-5
Isaías
anuncia que llegará el tiempo del Señor, tiempo de prosperidad y paz.
Salmo: 121, 1-2. 4-9
En
consonancia con este anuncio, el salmo expresa la alegría de quien va a
encontrarse con el Señor.
Segunda lectura: Rom 13,
11-14
Como
se acerca el día de la llegada del Señor, san Pablo nos exhorta a abandonar las
obras del pecado y revestirnos de Cristo.
Evangelio: Mt 24, 37-44
A
través de dos ejemplos, Jesús nos estimula a estar atentos y vigilantes
esperando su venida.