domingo, 3 de noviembre de 2013

3 de Noviembre: San Martín de Porres - Memoria libre - PATRONO DE NUESTRA COMUNIDAD




Nació en Lima, capital del Perú, en el 9 de diciembre de 1579. En el libro de bautismo fue inscrito como "hijo de padre desconocido". Era hijo natural del caballero español Juan de Porres y de una india panameña libre, llamada Ana Velásquez.

Martín era inteligente y tenía inclinación por la medicina; a los doce años había aprendido las primeras nociones en la droguería-ambulatorio de dos vecinos de casa. La profesión de barbero en aquella época estaba ligada con la medicina.  Así adquirió conocimientos de medicina y durante algún tiempo, ejerció esta doble carrera.

Sintiendo grandes deseos de perfección, pidió ser admitido en el convento Nuestra Señora del Rosario de los dominicos, en Lima. Fue admitido a los quince años sólo como "donado" y le confiaron los trabajos más humildes de la comunidad. Martín es recordado con la escoba, símbolo de su humilde servicio.  Su humildad era tan ejemplar, que se alegraba de las injurias que recibía, incluso alguna vez de parte de otros religiosos dominicos, como uno que, enfermo e irritado, lo trató de perro mulato. En una ocasión, cuando el convento estaba en situación económica muy apurada, Fray Martín, espontáneamente se ofreció al Padre Prior para ser vendido como esclavo, ya que era mulato, a fin de remediar la situación.

Advirtiendo los superiores de Fray Martín su índole mansa y su mucha caridad, le confiaron, junto con otros oficios, el de enfermero, en una comunidad que solía contar con doscientos religiosos, sin tomar en consideración a los criados del convento ni a los religiosos de otras casas que, informados de la habilidad del hermano, acudían a curarse a Lima.

El día 2 de junio de 1603, después de nueve años de servir a la orden como donado, le fue concedida la profesión religiosa. El P. Fernando Aragonés testificará: “Se ejercitaba en la caridad día y noche, curando enfermos, dando limosna a españoles, indios y negros, a todos quería, amaba y curaba con singular amor”.

 Pasaba la mitad de la noche rezando a un crucifijo grande que había en su convento iba y le contaba sus penas y sus problemas, y ante el Santísimo Sacramento y arrodillado ante la imagen de la Virgen María pasaba largos tiempos rezando con fervor.

Dios lo había enriquecido con extraordinarios carismas, entre ellos, la profecía, éxtasis y la bilocación. Sin salir de Lima, fue visto en África, en China y en Japón, animando a los misioneros que se encontraban en dificultad.  Mientras permanecía encerrado en su celda lo veían llegar junto a la cama de ciertos moribundos a consolarlos.  En ocasiones salía del convento a atender a un enfermo grave, y volvía luego a entrar sin tener llave de la puerta y sin que nadie le abriera. Preguntado cómo lo hacía, respondía: "Yo tengo mis modos de entrar y salir".

Su amabilidad se extendía hasta los animales…Es típico el caso de los ratones que infestaban la ropería y dañaban el vestuario. El remedio no fue ponerles trampas, sino decirles: "Hermanos, idos a la huerta, que allí hallaréis comida". Los ratones obedecieron puntualmente, y Fray Martín cuidaba de echarles los desperdicios de la comida.

A los sesenta años, Fray Martín se sintió enfermo y claramente dijo que de esa enfermedad moriría. La conmoción en Lima fue general y el mismo virrey, se acercó al pobre lecho para besar la mano de aquél que se llamaba a sí mismo perro mulato. Mientras se le rezaba el Credo, Fray Martín, besando el crucifijo expiró plácidamente.


A través del siguiente enlace, podrás acceder a la publicación realizada en el año 2011, sobre la Vida de “San Martín de Porres”


Obras consultadas


Enriqueta Vila, Santos de América, Ediciones Moretón, Bilbao, 1968, pp. 69 a 87.R. P. José Leite, S.J., Santos de Cada Día, Editorial A. O., Braga, 1987, tomo III, pp. 259-261.


Ingresando a la Sección: La vida de San Martín de Porres, puedes acceder a distintas publicaciones sobre la vida de este gran santo!