El poder transformador de la solidaridad
El 5 de diciembre celebramos el Día Internacional de los Voluntarios, una fecha muy significativa para quienes día a día trabajamos buscando la promoción y la inclusión de tantos hermanos que se encuentran desprotegidos o postergados.
Es precisamente la acción voluntaria de muchas personas la que da fuerza y vida a la acción de Cáritas: En todo el país son más de 32.000 personas, con nombre y apellido, con historias y familias, las que silenciosamente hacen su aporte generoso de tiempo, trabajo y esfuerzo con la única finalidad de tender una mano amiga a quién más la pueda necesitar.
Ser voluntario es una vocación que dice mucho de quien la asume. Implica saber mirar al prójimo con ojos de hermano, comprometerse activamente para transformar una realidad y tener la convicción de que la solidaridad es el camino para achicar las desigualdades.
El voluntario no “trabaja” de voluntario sino que “da” generosamente lo que es y lo que tiene, su trabajo, su esfuerzo, su amor, su presencia, su paciencia. Porque ciertamente, así como hay necesidades materiales hay también otras necesidades espirituales muy profundas, que requieren una palabra oportuna, un oído atento, una mano en el hombro, un gesto de aliento... Y éstas son cosas que sólo pueden comunicarse cuando hay un corazón generoso que sabe ver a la persona que hay detrás de cada necesidad.
Todo lo que se hace, desde grandes ayudas hasta los pequeños gestos, tienen el valor enorme del encuentro con el otro, reconociendo su dignidad y su grandeza como persona.
Ser voluntario en Cáritas es también una manera muy concreta de asumir el llamado evangélico a vivir el amor fraterno. Un amor que se plasma en hechos, obras y gestos solidarios que terminan por convertirse en testimonio del amor de Dios por todos los hombres.
La solidaridad es entonces un signo de la presencia de Dios entre nosotros. En un mundo donde el tener y el poder son presentados como parámetros para medir el valor de las personas la solidaridad nos recuerda que nacimos para ser iguales y que debemos trabajar juntos para superar la injusticia de la falta de oportunidades para todos.
El voluntario nos recuerda la fuerza de la comunión, que se manifiesta cuando muchas personas se unen y comparten sus esfuerzos detrás de una meta común, logrando entre todos lo que a primera vista puede parecer demasiado para unos pocos. El ejemplo de muchas comunidades, destacando las de menores recursos, es una muestra de cuánto podemos hacer si trabajamos juntos detrás del bien común.
Cuando miramos en conjunto todo lo que hemos podido lograr entre todos y cuánto hemos avanzado, nos damos cuenta que no es una ilusión soñar con una sociedad más justa. Los voluntarios nos animan a trabajar con mayor entusiasmo para hacer posible el anhelo de una realidad con Pobreza Cero, lograda con el compromiso de todos.
La dedicación y generosidad de los voluntarios son una invitación a toda la sociedad.
Desde Cáritas Argentina queremos reconocer y agradecer la tarea inmensa y generosa que llevan adelante las personas que trabajan voluntariamente en nuestro país. Personas muy especiales que frente a una realidad muchas veces adversa o injusta, no se quedan buscando un ¿por qué?, y se atreven a soñar con un ¿por qué no? lleno de esperanza, dando por cierto que la realidad también depende de cada uno de nosotros.
Texto extraído de la pagina: www.caritas.org.ar
Desde Cáritas “San Martín de Porres”, queremos agradecer a todos los voluntarios que se donaron y que hoy, cumplen con sus servicios en otros lugares, donde el Señor los llama a servir. También agradecer a todos los voluntarios que siguen donándose y descubriendo el rostro de nuestro Señor Jesucristo en cada hermano que asisten.