domingo, 27 de diciembre de 2015

Sagrada Familia, custodia de la misericordia



RV).- La Navidad es una fiesta de caridad que permite acoger la bondadosa compasión de Dios con la humanidad, don que recibimos a través de una familia: la Sagrada Familia. El Salvador hace brillar su luz desde un hogar, para hacer de la familia templo y custodia de la misericordia.

La Sagrada Familia es custodia de la misericordia, cuidando a quien trae la salvación y la paz. Muchos fueron al pesebre a presentar sus ofrendas, a conocer el mesías, a reconocerle como el Redentor. Esta imagen de Jesús, María y José, la contemplamos para nutrirnos de su compromiso como padre y madre, protagonistas irremplazables en el seno de cualquier hogar.

En el evangelio encontramos rasgos de la delicada e importante tarea de estos padres, María y José, que luego de llevar a su Jesús al templo sintieron la “angustia” al perderlo entre la multitud. Pero Él luego de explicarles que estaba en las cosas de su Padre, “bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad. Su madre conservaba todo esto en su corazón. Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres” (Lucas 2, 41-52).

Es un profundo significado para los padres de familia, que también vive la inquietud de dar lo mejor de sí a sus hijos. Y que hermoso aprendizaje para los hijos, que sus gestos de amor y respeto a los padres puedan edificar en sus corazones este templo de la misericordia. Es la misericordia vivida en casa, es abrir la puerta de la familia para experimentar un verdadero encuentro con los demás.

Decía el Papa Francisco en una catequesis (18-XI-2015): “La Sagrada Familia de Nazaret sabe bien qué cosa significa una puerta abierta o cerrada, para quien espera un hijo, para quien no tiene refugio, para quien huye del peligro. Que las familias cristianas hagan del umbral de sus casas un pequeño gran signo de la Puerta de la misericordia y de la acogida de Dios. Es precisamente así como deberá ser reconocida la Iglesia, en cada rincón de la tierra: como la custodia de un Dios que llama, como la acogida de un Dios que no te cierra la puerta en la cara”.

La familia como templo de la misericordia, es invitada a vivir a imagen de la Sagrada Familia la contemplación del Salvador para custodiar también su misericordia, que ha de ser enseñada y vivida en cada hogar con la misma angustia, deseo y apostolado que los hicieron la Virgen María y San José.

Padre Johan Pacheco para RADIO VATICANO.

sábado, 26 de diciembre de 2015

El Papa en Nochebuena: Hoy ha nacido el Hijo de Dios, todo cambia, ya no estamos solos



VATICANO, 24 Dic. 15 / 04:15 pm (ACI).- El Papa Francisco presidió a las 21:30 horas de Roma, en la Basílica de San Pedro del Vaticano, la Santa Misa de la Noche del Nacimiento del Señor.

En la homilía, el Pontífice recordó el sentido último de la Navidad: "hoy ha nacido el Hijo de Dios: todo cambia. El Salvador del mundo viene a compartir nuestra naturaleza humana, no estamos ya solos ni abandonados".

El Papa invitó a no estar tristes puesto que “la promesa se ha cumplido, por fin se ha realizado. El gozo y la alegría nos aseguran que el mensaje contenido en el misterio de esta noche viene verdaderamente de Dios”.

El Papa aseguró que no hay lugar para la duda y únicamente son los escépticos aquellos que “interrogando sólo a la razón, no encuentran nunca la verdad”.



“El Salvador del mundo viene a compartir nuestra naturaleza humana, no estamos ya solos ni abandonados”, dijo Francisco. “En esta noche se nos muestra claro el camino a seguir para alcanzar la meta. Ahora tiene que cesar el miedo y el temor, porque la luz nos señala el camino hacia Belén, agregó.

Francisco pidió a los fieles dejarse abrazar por el Niño Jesús y “tener un comportamiento sobrio, es decir, sencillo, equilibrado, lineal, capaz de entender y vivir lo que es importante” en un mundo “de consumo y de placeres, de abundancia y de lujo, de apariencia y de narcisismo”.

Texto completo de la homilía del Papa Francisco en la Santa Misa de Nochebuena:

En esta noche brilla una «luz grande» (Is 9,1); sobre nosotros resplandece la luz del nacimiento de Jesús. Qué actuales y ciertas son las palabras del profeta Isaías, que acabamos de escuchar: «Acreciste la alegría, aumentaste el gozo» (Is 9,2). Nuestro corazón estaba ya lleno de alegría mientras esperaba este momento; ahora, ese sentimiento se ha incrementado hasta rebosar, porque la promesa se ha cumplido, por fin se ha realizado. El gozo y la alegría nos aseguran que el mensaje contenido en el misterio de esta noche viene verdaderamente de Dios. No hay lugar para la duda; dejémosla a los escépticos que, interrogando sólo a la razón, no encuentran nunca la verdad. No hay sitio para la indiferencia, que se apodera del corazón de quien no sabe querer, porque tiene miedo de perder algo. La tristeza es arrojada fuera, porque el Niño Jesús es el verdadero consolador del corazón.

Hoy ha nacido el Hijo de Dios: todo cambia. El Salvador del mundo viene a compartir nuestra naturaleza humana, no estamos ya solos ni abandonados. La Virgen nos ofrece a su Hijo como principio de vida nueva. La luz verdadera viene a iluminar nuestra existencia, recluida con frecuencia bajo la sombra del pecado. Hoy descubrimos nuevamente quiénes somos. En esta noche se nos muestra claro el camino a seguir para alcanzar la meta. Ahora tiene que cesar el miedo y el temor, porque la luz nos señala el camino hacia Belén. No podemos quedarnos inermes. No es justo que estemos parados. Tenemos que ir y ver a nuestro Salvador recostado en el pesebre. Este es el motivo del gozo y la alegría: este Niño «ha nacido para nosotros», «se nos ha dado», como anuncia Isaías (cf. 9,5). Al pueblo que desde hace dos mil años recorre todos los caminos del mundo, para que todos los hombres compartan esta alegría, se le confía la misión de dar a conocer al «Príncipe de la paz» y ser entre las naciones su instrumento eficaz.

Cuando oigamos hablar del nacimiento de Cristo, guardemos silencio y dejemos que ese Niño nos hable; grabemos en nuestro corazón sus palabras sin apartar la mirada de su rostro. Si lo tomamos en brazos y dejamos que nos abrace, nos dará la paz del corazón que no conoce ocaso. Este Niño nos enseña lo que es verdaderamente importante en nuestra vida. Nace en la pobreza del mundo, porque no hay un puesto en la posada para Él y su familia. Encuentra cobijo y amparo en un establo y viene recostado en un pesebre de animales. Y, sin embargo, de esta nada brota la luz de la gloria de Dios. Desde aquí, comienza para los hombres de corazón sencillo el camino de la verdadera liberación y del rescate perpetuo. De este Niño, que lleva grabados en su rostro los rasgos de la bondad, de la misericordia y del amor de Dios Padre, brota para todos nosotros sus discípulos, como enseña el apóstol Pablo, el compromiso de «renunciar a la impiedad» y a las riquezas del mundo, para vivir una vida «sobria, justa y piadosa» (Tt 2,12).

En una sociedad frecuentemente ebria de consumo y de placeres, de abundancia y de lujo, de apariencia y de narcisismo, Él nos llama a tener un comportamiento sobrio, es decir, sencillo, equilibrado, lineal, capaz de entender y vivir lo que es importante. En un mundo, a menudo duro con el pecador e indulgente con el pecado, es necesario cultivar un fuerte sentido de la justicia, de la búsqueda y el poner en práctica la voluntad de Dios. Ante una cultura de la indiferencia, que con frecuencia termina por ser despiadada, nuestro estilo de vida ha de estar lleno de piedad, de empatía, de compasión, de misericordia, que extraemos cada día del pozo de la oración.

Que, al igual que el de los pastores de Belén, nuestros ojos se llenen de asombro y maravilla al contemplar en el Niño Jesús al Hijo de Dios. Y que, ante Él, brote de nuestros corazones la invocación: «Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación» (Sal 85,8).

El Papa pide acabar con las guerras, ayudar a los refugiados y proteger a los más débiles



VATICANO, 25 Dic. 15 / 06:23 am (ACI).- El Papa Francisco dirigió este viernes su mensaje Urbi et Orbi (a la ciudad y al mundo) con ocasión de la fiesta de Navidad. En él aseguró que solo el Señor “nos puede salvar”. “Sólo la misericordia de Dios puede liberar a la humanidad de tantas formas de mal, a veces monstruosas, que el egoísmo genera en ella. La gracia de Dios puede convertir los corazones y abrir nuevas perspectivas para realidades humanamente insuperables”.

El Papa Francisco impartió a las 12 horas de Roma la tradicional bendición desde el balcón de la Basílica de San Pedro y también recordó a los cristianos perseguidos y todos aquellos que sufren conflictos en diversos países del mundo como Irak, Siria, Ucrania, países de África, Libia, Líbano Burundi. Pidió que los israelíes y palestinos retomen los diálogos de paz y lleguen a acuerdos que les permitan vivir en armonía y recordó especialmente a los golpeados por “los atroces actos terroristas” en París, Egipto y otros lugares.


A continuación, el mensaje completo del Papa Francisco durante la Bendición Urbi et Orbi en la Solemnidad de Navidad:

Queridos hermanos y hermanas, feliz Navidad.

Cristo nos ha nacido, exultemos en el día de nuestra salvación.

Abramos nuestros corazones para recibir la gracia de este día, que es Él mismo: Jesús es el «día» luminoso que surgió en el horizonte de la humanidad. El día de la misericordia, en el cual Dios Padre ha revelado a la humanidad su inmensa ternura. Día de luz que disipa las tinieblas del miedo y de la angustia. Día de paz, en el que es posible encontrarse, dialogar, reconciliarse. Día de alegría: una «gran alegría» para los pequeños y los humildes, para todo el pueblo (cf. Lc 2,10).



En este día, ha nacido de la Virgen María Jesús, el Salvador. El pesebre nos muestra la «señal» que Dios nos ha dado: «un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre» (Lc 2,12). Como los pastores de Belén, también nosotros vamos a ver esta señal, este acontecimiento que cada año se renueva en la Iglesia. La Navidad es un acontecimiento que se renueva en cada familia, en cada parroquia, en cada comunidad que acoge el amor de Dios encarnado en Jesucristo. Como María, la Iglesia muestra a todos la «señal» de Dios: el niño que ella ha llevado en su seno y ha dado a luz, pero que es el Hijo del Altísimo, porque «proviene del Espíritu Santo» (Mt 1,20). Por eso es el Salvador, porque es el Cordero de Dios que toma sobre sí el pecado del mundo (cf. Jn 1,29). Junto a los pastores, postrémonos ante el Cordero, adoremos la Bondad de Dios hecha carne, y dejemos que las lágrimas del arrepentimiento llenen nuestros ojos y laven nuestro corazón.

Sólo él, sólo él nos puede salvar. Sólo la misericordia de Dios puede liberar a la humanidad de tantas formas de mal, a veces monstruosas, que el egoísmo genera en ella. La gracia de Dios puede convertir los corazones y abrir nuevas perspectivas para realidades humanamente insuperables.

Donde nace Dios, nace la esperanza. Donde nace Dios, nace la paz. Y donde nace la paz, no hay lugar para el odio ni para la guerra. Sin embargo, precisamente allí donde el Hijo de Dios vino al mundo, continúan las tensiones y las violencias y la paz queda como un don que se debe pedir y construir. Que los israelíes y palestinos puedan retomar el diálogo directo y alcanzar un entendimiento que permita a los dos pueblos convivir en armonía, superando un conflicto que les enfrenta desde hace tanto tiempo, con graves consecuencias para toda la región.

Pidamos al Señor que el acuerdo alcanzado en el seno de las Naciones Unidas logre cuanto antes acallar el fragor de las armas en Siria y remediar la gravísima situación humanitaria de la población extenuada. Es igualmente urgente que el acuerdo sobre Libia encuentre el apoyo de todos, para que se superen las graves divisiones y violencias que afligen el país. Que toda la Comunidad internacional ponga su atención de manera unánime en que cesen las atrocidades que, tanto en estos países como también en Irak, Yemen y en el África subsahariana, causan todavía numerosas víctimas, provocan enormes sufrimientos y no respetan ni siquiera el patrimonio histórico y cultural de pueblos enteros. Quiero recordar también a cuantos han sido golpeados por los atroces actos terroristas, particularmente en las recientes masacres sucedidas en los cielos de Egipto, en Beirut, París, Bamako y Túnez.

Que el Niño Jesús les dé consuelo y fuerza a nuestros hermanos, perseguidos por causa de su fe en distintas partes del mundo. Son nuestros mártires de hoy.

Pidamos Paz y concordia para las queridas poblaciones de la República Democrática del Congo, de Burundi y del Sudán del Sur para que, mediante el diálogo, se refuerce el compromiso común en vista de la edificación de sociedades civiles animadas por un sincero espíritu de reconciliación y de comprensión recíproca.

Que la Navidad lleve la verdadera paz también a Ucrania, ofrezca alivio a quienes padecen las consecuencias del conflicto e inspire la voluntad de llevar a término los acuerdos tomados, para restablecer la concordia en todo el país.

Que la alegría de este día ilumine los esfuerzos del pueblo colombiano para que, animado por la esperanza, continúe buscando con tesón la anhelada paz.

Donde nace Dios, nace la esperanza¸ y donde nace la esperanza, las personas encuentran la dignidad. Sin embargo, todavía hoy muchos hombres y mujeres son privados de su dignidad humana y, como el Niño Jesús, sufren el frío, la pobreza y el rechazo de los hombres.

Que hoy llegue nuestra cercanía a los más indefensos, sobre todo a los niños soldado, a las mujeres que padecen violencia, a las víctimas de la trata de personas y del narcotráfico.

Que no falte nuestro consuelo a cuantos huyen de la miseria y de la guerra, viajando en condiciones muchas veces inhumanas y con serio peligro de su vida.

Que sean recompensados con abundantes bendiciones todos aquellos, personas privadas o Estados, que trabajan con generosidad para socorrer y acoger a los numerosos emigrantes y refugiados, ayudándoles a construir un futuro digno para ellos y para sus seres queridos, y a integrarse dentro de las sociedades que los reciben.

Que en este día de fiesta, el Señor vuelva a dar esperanza a cuantos no tienen trabajo y sostenga el compromiso de quienes tienen responsabilidades públicas en el campo político y económico para que se empeñen en buscar el bien común y tutelar la dignidad toda vida humana.

Donde nace Dios, florece la misericordia. Este es el don más precioso que Dios nos da, particularmente en este año jubilar, en el que estamos llamados a descubrir la ternura que nuestro Padre celestial tiene con cada uno de nosotros.

Que el Señor conceda, especialmente a los presos, la experiencia de su amor misericordioso que sana las heridas y vence el mal. Y de este modo, hoy todos juntos exultemos en el día de nuestra salvación. Contemplando el portal de Belén, fijemos la mirada en los brazos de Jesús que nos muestran el abrazo misericordioso de Dios, mientras escuchamos el gemido del Niño que nos susurra: «Por mis hermanos y compañeros voy a decir: “La paz contigo”» (Sal 121 [122], 8).

Octava de Navidad



REDACCIÓN CENTRAL, 25 Dic. 15 / 12:01 am (ACI).- Como es tradición en la Iglesia, la noche del 24 de diciembre se empieza a celebrar de manera solemne la Natividad del Señor y luego siguen ocho días llamados “Octava de Navidad”, que comienza el 25 de diciembre y concluye el 1 de enero, en los que igualmente se festeja el nacimiento del Niño Dios.

La celebración de la “Octava” tiene sus raíces en el Antiguo Testamento, en el que los judíos festejaban las grandes fiestas por ocho días. Asimismo, tal como se lee en el Génesis (17, 9-14), hace muchos siglos Dios hizo una alianza con Abraham y su descendencia cuyo signo es la circuncisión al octavo día después del nacimiento.



Jesús mismo, como todo judío, también fue circuncidado al octavo día y resucitó el “día después del séptimo día de la semana”. Es así que la Octava (ocho días) sigue siendo una tradición muy importante en la Iglesia y por ello se ha establecido sólo dos en el calendario litúrgico: la “Octava de Navidad” y la “Octava de Pascua”.

En la Octava de Navidad también se celebran las siguientes fiestas importantes:

26 de diciembre: San Esteban es el primer mártir del cristianismo y representa a todos los que murieron por Cristo voluntariamente.
27 de diciembre: San Juan Evangelista es el joven y valiente apóstol que permaneció al pie de la cruz con la Virgen María. Es considerado el “discípulo amado” y representa a los que estuvieron dispuestos a morir por Cristo, pero no los mataron.
28 de diciembre: Los Santos inocentes representan a los que murieron por Cristo sin saberlo y a los millones de bebés que mueren hoy día con el aborto.
Domingo después de Navidad: La Sagrada Familia es modelo para todas las familias y símbolo de la unión de la Santísima Trinidad. Este año cae el 28 de diciembre.
1 de enero: María Madre de Dios. Todos los títulos atribuidos a la Virgen María tienen su raíz en este dogma de fe.

martes, 22 de diciembre de 2015

Origen de los pesebres y villancicos navideños


ROMA, 21 Dic. 15 / 04:04 pm (ACI).- Se sabe que los primeros villancicos fueron compuestos por el S. V y que los pesebres se popularizaron con un santo muy famoso del S. XIII. Conozca aquí el origen de estas tradiciones que el paso de los siglos no ha podido detener y que mantienen su finalidad para el que fueron creados.

Con el paso del tiempo, un conjunto de costumbres han contribuido a crear un ambiente festivo en las familias, calles, aldeas y ciudades para profundizar en el verdadero sentido de la Navidad.

Uno de ellos son los villancicos que se remontan al S. V, cuando se compusieron cantos populares referentes al misterio de la Encarnación con inspiración en la teología y liturgia de Navidad. De esta manera se buscaba llevar la Buena Nueva a los aldeanos y campesinos que no sabían leer.



Se llamaba "villanus" al aldeano y con el tiempo el nombre cambió a "villancicos". Estos cantos se caracterizan por el tono sensible e ingenuo de sus letras y de sus melodías que hacen referencia a los sentimientos de la Virgen y de los pastores ante la decisión de Dios de hacerse hombre.

Cantar villancicos es un modo de demostrar la alegría y gratitud a Jesús y escucharlos ayuda a la preparación del corazón para el acontecimiento de la Navidad.

Más adelante, en el S. XIII, el humilde San Francisco de Asís y sus discípulos propagaron la práctica de los “belenes” en templos y casas.

En la Navidad de 1223, el Santo hizo una representación viviente del Nacimiento de Jesús. Para ello preparó un establo e invitó a las personas del pueblo a hacer una representación real con pesebre y animales de verdad.

A esta actividad le llamó “crèche”, que significa “cuna” en francés, y fue vista por hombres, mujeres y niños que se acercaron a ver la bellísima obra con sus antorchas encendidas. La idea gustó muchísimo y se empezaron a hacer representaciones en toda Italia.

En los siglos XIV y XV, en Nápoles, se hicieron las primeras figuras que representaban el nacimiento del Niño Dios. Posteriormente, con la llegada a América de los primeros misioneros, estas tradiciones se extendieron más.

Hoy, en las casas cristianas, se sigue escogiendo un rincón especial y se colocan las figuras del pesebre, dejándose un espacio entre José y María para poner al niño el 25 de diciembre, generalmente a las 00:00 horas.

Los pesebres vivientes o materiales son una invitación a reflexionar sobre la pobreza de la Sagrada Familia que nos llama a imitarle en auténtica sencillez evangélica, renunciando a los apegos materiales.

lunes, 23 de noviembre de 2015

"En su misericordia, Dios nos viene al encuentro": Carta Pastoral de Adviento - Obispo Marcelo Colmbo, La Rioja



“Anuncia todo lo que el Señor hizo contigo al compadecerse de ti.» (Mc. 5,19)

 Mis queridos hermanos y hermanas,

En pocos días comenzaremos a transitar el tiempo de Adviento que nos prepara a la Navidad en que Jesús vuelve a nacer en nuestras vidas, en nuestras familias y comunidades. En ese importante contexto espiritual, litúrgico y pastoral, el 8 de diciembre tendrá inicio el Año de la Misericordia, convocado por el Papa Francisco “como tiempo propicio para la Iglesia, para que haga más fuerte y eficaz el testimonio de los creyentes.” (Misericordia vultus, 3). Nuestra espera tendrá más que nunca puesta su confianza en la Misericordia de Dios que viene a nosotros y se hace visible en el rostro, la vida y la entrega plena de su Hijo, el Señor Jesús.

“Siempre tenemos necesidad de contemplar el misterio de la misericordia. Es fuente de alegría, de serenidad y de paz. Es condición para nuestra salvación. Misericordia: es la palabra que revela el misterio de la Santísima Trinidad. Misericordia: es el acto último y supremo con el cual Dios viene a nuestro encuentro. Misericordia: es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida. Misericordia: es la vía que une Dios y el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amados para siempre no obstante el límite de nuestro pecado.” (Misericordia vultus, 2).

De esta manera, la Misericordia iluminará nuestros pasos en el camino del Adviento, orientándonos hacia el encuentro con Jesús que nace para salvarnos.

Abramos nuestras vidas a Cristo.
El Año de la Misericordia comenzará con la apertura de una Puerta de la Misericordia, signo que replicaremos en todas las diócesis del mundo. Así, el Santo Padre en Roma y nosotros, aquí en La Rioja, expresaremos la necesidad de entrar en la presencia de Dios para dejarnos sanar por su amor que siempre está naciendo en nuestras vidas cuando lo dejamos entrar.

En su respetuosa consideración de nuestra libertad, Dios no nos fuerza, no nos condiciona, no quiere actuar sin nuestro propio sí, llamado a parecerse a aquél sí de María, la discípula del Señor que inauguró un tiempo nuevo para todos los hombres.

El próximo 7 de diciembre, a las 20 hs., en la Iglesia Catedral y Santuario San Nicolás, abriré en nuestra diócesis la Puerta de la Misericordia. Roguemos al Señor que este signo exterior sea un augurio de vida y esperanza para cuantos queremos dar testimonio de Jesús y su Reino bajo la mirada del Señor. A todos cuantos puedan participar, los invito a unirse en este solemne comienzo del Año de la Misericordia.

La fecundidad de nuestro Adviento nos pide que abramos nuestros corazones y nos prepararemos para recibir a Jesús. Muchas veces nos hemos cerrado al don de Dios. Por eso, volvamos a su Palabra, manantial fresco y vibrante para nuestra vida, tendamos nuestra mano solidaria y fraterna a quien nos necesita, y acerquémonos a la reconciliación sacramental que nos devuelva eficazmente una amistad sanada y plena con el Señor. “La misericordia siempre será más grande que cualquier pecado y nadie podrá poner un límite al amor de Dios que perdona.”  (Misericordia vultus, 3)

La familia, pesebre donde viene a nacer el Señor.
Este año tuvo lugar el Sínodo sobre la vida y la misión de la familia, recientemente concluido. El Papa Francisco nos ha invitado a considerar la importancia de la familia en relación con la vida y la fe de quienes la forman. Asolada por tantas dificultades y fragilidades que la ponen a prueba amenazando su vitalidad, la familia es el lugar del amor prodigado y trasmitido de generación en generación. También el pesebre de Belén, precario y limitado materialmente, cobijó la vida nueva que traía María en su vientre y contuvo el frío y la intemperie amenazantes para Jesús, María y José.

“Sigamos por el camino que el Señor desea. Pidámosle a él una mirada sana y salvada, que sabe difundir luz porque recuerda el esplendor que la ha iluminado. Sin dejarnos ofuscar nunca por el pesimismo y por el pecado, busquemos y veamos la gloria de Dios que resplandece en el hombre viviente” (Papa Francisco, Homilía en la clausura del Sínodo de la Familia).

Llamados a la Vida, renovemos en este Adviento la mirada sobre nuestros vínculos familiares, valorando cuanto el Señor nos ha confiado a través de ellos ya que en la familia nacimos y nos formamos, desde ella hemos dado los primeros pasos en el camino de la fe hacia el encuentro con el Señor y los hermanos, con la vida misma, don de Dios y tarea nuestra. Que podamos dejarnos reconciliar por el amor misericordioso del Señor para que se fortalezca nuestra familia, ese pesebre vital que Él nos ha confiado.

La comunidad cristiana, Belén del hombre nuevo.
El camino hacia Belén fue para los esposos María y José un tiempo de prueba y de maduración para su amor, cercano el cumplimiento de la promesa de Dios. Aquella peregrinación llena de confidencias, de amor y confianza en el otro, habrá tenido que enfrentar la sed, el frío, el hambre y el miedo que hubieran podido mellar el ansia de la meta final. “Viene Jesús” se habrán dicho con cansancio y alegría, apurando el paso, alentándose, fortaleciéndose recíprocamente.

Deseamos con el Papa Francisco que “en este Año Jubilar la Iglesia se convierta en el eco de la Palabra de Dios que resuena fuerte y decidida como palabra y gesto de perdón, de soporte, de ayuda, de amor. Nunca se canse de ofrecer misericordia y sea siempre paciente en el confortar y perdonar.” (Misericordia vultus, 25) Así queremos vivir nuestro Adviento, juntos, repechando los rigores del camino. Que nuestras comunidades sean espacios vitales que nos permitan experimentar la misericordia de Dios.  Como Belén, nos ayuden a ver a Jesús, buena nueva para hombres nuevos nacidos con Él.

Queridos hermanos y hermanas,

Les deseo un Adviento fecundo en el que podamos experimentar existencialmente la misericordia de Dios, reconciliándonos con Él y con los demás, transitando decididamente el camino que nos lleva al cumplimiento de la promesa, la Navidad del Dios con nosotros.

Confiemos nuestro andar peregrino a la Virgen María, Madre de la Misericordia. “La dulzura de su mirada nos acompañe en este Año Santo, para que todos podamos redescubrir la alegría de la ternura de Dios. Ninguno como María ha conocido la profundidad del misterio de Dios hecho hombre. Todo en su vida fue plasmado por la presencia de la misericordia hecha carne. La Madre del Crucificado Resucitado entró en el santuario de la misericordia divina porque participó íntimamente en el misterio de su amor.” (Misericordia vultus, 24)

Los abrazo fuerte en Jesús, Dios con nosotros, nuestro Niño alcalde y buen Pastor. ¡Feliz Adviento para una muy bendecida Navidad!

La Rioja, 22 de noviembre de 2015, Solemnidad de Cristo Rey.

+ Marcelo Daniel Colombo, Padre Obispo de La Rioja

jueves, 12 de noviembre de 2015

RECEMOS JUNTOS, UN ROSARIO POR ARGENTINA!


Queridos Hermanos! Estamos viviendo un tiempo muy especial para Argentina!!! 
Con miras a las elecciones presidenciales del 22 de Noviembre de 2015, ofrezcamos cada día, a la Morenita, un Rosario por nuestra bendita Patria!!!!



ROSARIO A LA VIRGEN DE LUJÁN, PATRONA DE ARGENTINA




En el nombre del Padre, + y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. 

Al comenzar nuestra oración reconozcamos todas aquellas veces que nos hemos alejado del amor de Dios, pidamos perdón por nuestros  pecados.

Señor, ten piedad

Cristo, ten piedad

Señor  ten piedad

Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. Amén.



En un momento de silencio pongamos las intenciones para este Rosario…




Oraciones del Rosario


El Padre Nuestro


Padre Nuestro, que estás en el cielo. Santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén.


Ave María


Dios te salve, María. Llena eres de gracia. El Señor es contigo. Bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.


Gloria


 Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.


Salve


Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. A ti clamamos los desterrados hijos de Eva. A ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra: vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos. Y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

Misterios gozosos (lunes y sábados):



1. El anuncio del Ángel a la Virgen María y la encarnación del Hijo de Dios.

2. La visita de la Virgen María a su prima Santa Isabel.

3. El nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo en el portal de Belén.

4. La presentación del niño Jesús en el Templo.

5. El niño Jesús perdido y hallado en el Templo.


Misterios dolorosos (martes y viernes): 


1. La oración de Jesús en el Huerto de los Olivos.

2. La flagelación de nuestro Señor Jesucristo.

3. La coronación de espinas de Jesús,

4. Jesús, con la cruz a cuestas, camino al Calvario.

5. La crucifixión y muerte de nuestro Señor Jesucristo.



Misterios gloriosos (miércoles y domingos):


1. La resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.

2. La ascensión de nuestro Señor Jesucristo a los Cielos.

3. La venida del Espíritu Santo sobre la Virgen María y los apóstoles.

4. la asunción de la Santa Virgen María a los Cielos.

5. La coronación de la Virgen María como Reina y Señora de todo lo creado.



Misterios de luz (jueves):


1. El Bautismo de Jesús en el río Jordán.

2. Jesús revela su gloria en las bodas de Caná.

3. Jesús anuncia el Reino de Dios y llama a la conversión.

4. Jesús se transfigura delante de algunos apóstoles.

5. La institución de la Eucaristía.


Misterios Gozosos: (lunes y sábados)

     En el primer misterio gozoso recordamos la Anunciación del Ángel Gabriel a María y la Encarnación de Jesús en su seno. 

    Tengamos especialmente presente la respuesta de la Virgen, como la cuenta San Lucas en el Evangelio: "Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho”; y pidamos la gracia de vivir de acuerdo con la voluntad de Dios.                                                                        



·        En el segundo misterio gozoso recordamos la visita de la Virgen María a su prima Isabel. “Isabel llena del Espíritu Santo exclamó: ¡Tu eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre ¿Quién soy yo, para que la madre de mí Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno”. Nosotros, repitiendo la bendición de Isabel, le pedimos a la Virgen que visite a los enfermos y necesitados.



·        En el tercer misterio gozoso contemplamos el nacimiento de Jesús en Belén. Dice el evangelio de San Lucas: "María dio a luz a su Hijo primogénito, lo en­volvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue". El nacimiento del Salvador se realizó en la sencillez y el silencio. Pidamos en este misterio la virtud de la humildad para todos los cristianos.



·        En el cuarto misterio recordamos la presentación de Jesús en el Templo y la alegría de Simeón, al ver cumplidas las promesas de Dios." Simeón tomó en brazos a Jesús y alabó a Dios, diciendo: Ahora Señor, puedes dejar que tu servi­dor muera en paz, como lo has prometido, porque mis ojos han visto la salva­ción que preparaste delante de todos los pueblos: luz para iluminar a las nacio­nes paganas y gloria de tu pueblo Israel". Contemplando a Dios que cumple sus promesas, pidamos que no nos falte la fe.



·        En el quinto misterio de gozo recordamos a Jesús perdido y hallado en el Tem­plo: “Al tercer día, hallaron a Jesús en el Templo en medio de los doctores de la ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los que lo oían estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas." Ante el asombro de José y María, y de todos los presentes, vemos a Jesús ocupado de las cosas de su Pa­dre del Cielo. El tiene respuestas para nuestras búsquedas, Pidamos por todos los que venimos a este Santuario buscando la luz de la fe para tomar las decisiones correctas.


Misterios dolorosos (martes y viernes)



·        En el primer misterio doloroso recordamos la oración de Jesús en el huerto: Alli Jesús dijo a los que lo acompañaban: “Mi alma siente una tristeza de muerte. Quédense aquí, velando conmigo”. Y adelantándose un poco, cayó con el rostro en tierra, orando así: “Padre mío, si es posible, que pase lejos de mi este cáliz, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya". Contemplando a Jesús, pidamos por los que sufren tristeza y angustia; que no se sientan solos y encuentren fuerza en la oración.



·        En el segundo misterio doloroso recordamos la flagelación de Nuestro Señor Jesucristo. Dice el evangelio de san Juan que Pilato, después de interrogar a Jesús, se dirigió a los que lo acusaban y les dijo: "Yo no encuentro en él ningún motivo para condenarlo. Y ya que ustedes tienen la costumbre de que ponga en libertad a alguien, en ocasión de la Pascua, ¿quieren que suelte al rey de los judíos?”. Ellos comenzaron a gritar diciendo: ¡A él no, a Barrabas! Barrabas era un bandido. Pilato mandó entonces azotar a Jesús". Pidamos que el Señor sostenga a los que sufren el azote de la injusticia.



·        En el tercer misterio doloroso recordamos la coronación de espinas de Jesús. Dice San Juan, en el evangelio: "Los soldados tejieron una corona de espinas y se la pusieron sobre la cabeza. Lo revistieron con un manto rojo y acercándose, le decían: ¡Salud rey de los judíos!, y lo abofeteaban". Pidamos al Señor que dé fuerza a los que trabajan por la justicia y la paz.



·        En el cuarto misterio doloroso contemplamos a Jesús con la Cruz a cuestas, ca­mino hacia el Calvario. Dice San Juan que Jesús, cargando sobre sí la cruz, salió de la ciudad para dirigirse al lugar llamado "del Cráneo", en hebreo, "Gólgota". Pidamos a Dios la fortaleza y la esperanza necesarias para llevar nuestras propias cruces.



·        En el quinto misterio de dolor contemplamos la crucifixión y muerte de Jesús. Dice el evangelio de San Marcos: "Al mediodía se oscureció toda la tierra hasta las tres de la tarde; y a esa hora, Jesús exclamó en alta voz: Dios mío, Dios mío, ¿porqué me has abandonado?". Algunos de los que se encontraban allí, al oírlo, dijeron: "está llamando a Elías". Uno corrió a mojar una esponja en vinagre y, poniéndola en la punta de una caña, le dio de beber, diciendo: "Vamos a ver si Elías viene a bajarlo". Entonces Jesús dando un gran grito expiró" No contemplamos la muerte de Jesús para sufrir, sino para que se renueve nuestra esperanza. Pidamos, entonces, con fe por nuestros difuntos y por aquéllos que han perdido a un ser querido.




Misterios gloriosos: (miércoles y Domingos):



·        En el primer misterio glorioso contemplamos la Resurrección de Jesús. Los discípulos escondidos y con temor recibieron la visita de Jesús resucitado que les dijo: "La paz esté con ustedes" y se llenaron de alegría. Contemplando este misterio pidamos el don de la Paz para nuestros hogares y nuestro mundo.



·        En el segundo misterio glorioso hacemos memoria de la ascensión de Jesús al cielo: Dice el evangelio de san Lucas que Jesús resucitado llevó a los discípulos cerca de Betania y mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo. Los discípulos que se habían postrado delante de él, volvieron a Jerusalén con gran alegría, y permanecían continuamente en el Templo alabando a Dios. Pidamos por los que están solos y tristes; por los que más necesitan fortaleza.



·        En el tercer misterio glorioso contemplamos la venida del Espíritu Santo sobre María y los apóstoles. En el día de Pentecostés, estando reunidos sintieron co­mo una ráfaga de viento. "Entonces vieron aparecer unas lenguas como de fue­go que descendieron por separado sobre cada uno de ellos. Todos quedaron lle­nos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en distintas lenguas, según el Espíritu les permitía expresarse". Ahora todos podían entender la Buena Noti­cia. Pidamos el mismo Espíritu para que haya entendimiento y comprensión entre nosotros y que los que gobiernan busquen la unidad y la paz. .



·        En el cuarto misterio glorioso recordamos la Asunción de la Virgen María al Cielo La Virgen inmaculada; "llena de gracia", como le dijo el ángel tuvo un lugar único en la historia de nuestra salvación y lo sigue teniendo. Gloriosa en el cielo,  actúa en la tierra manifestando el poder de la única mediación de Cristo, su Hijo, al que está unida de modo admirable. Confiamos a la interce­sión de la Virgen a todos los que sufren.



·        En el quinto misterio glorioso contemplamos a la Virgen María como Reina y Señora de todo lo creado. Llevada al ciclo, es elevada por Dios como Reina del Universo, para que sea más conforme a su Hijo Jesús, nuestro Señor, el vence­dor del pecado y de la muerte. La Virgen María en el Cielo es como un antici­po de la resurrección de los demás cristianos. Por eso le pedimos que vele por nuestra esperanza.

   

Misterios de Luz (Jueves):



·        En el primer misterio de luz contemplamos el bautismo de Jesús en el Jordán. En este pasaje del Evangelio se manifiesta la Trinidad entera: E1 Hijo, hecho hombre que se presenta a Juan para ser bautizado; el Padre que lo reconoce desde el cielo y el Espíritu Santo que desciende en forma de paloma sobre él. Pidamos a Dios la gracia de ser fieles a nuestro Bautismo.



·        En el segundo misterio contemplamos la revelación de Cristo en las bodas de Caná. No fue un milagro más. Sus discípulos creyeron en él a partir de este "signo" realizado a pedido de su Madre. Jesús cambió el agua en vino. Pidamos a Dios que se renueve en nosotros la fe, la esperanza y la caridad.



·        En el tercer misterio contemplamos el Anuncio del Reino. Jesús comenzó su predicación llamando a la conversión. "Conviértanse y crean” son palabras que resuenan en los oídos creyentes de to­dos los tiempos. Recemos esta parte del rosario pidiendo una sincera conver­sión.



·        En el cuarto misterio contemplamos la Transfiguración del Señor. Después de anunciar su pasión, Jesús les revela a Pedro, Santiago y Juan su rostro glorioso. Pidamos que la palabra de Dios llene nuestro corazón de esperanza, aún en los momentos de cruz y pasión.



·        En el quinto misterio contemplamos a Jesús instituyendo la Eucaristía. Nos ad­miramos por su amor; que anticipa la entrega en la cruz dándosenos como ali­mento, y le pedimos a Dios que, alimentados con el Cuerpo de Cristo seamos reflejos de su amor y fidelidad.

viernes, 6 de noviembre de 2015

Reconstruyen rostro de San Martín de Porres y revelan dolencias del santo



LIMA, 04 Nov. 15 / 10:47 am (ACI).- El rostro de San Martín de Porres, el santo de la escoba, fue dado a conocer la noche del 3 de noviembre, fecha de su fiesta litúrgica, en la Basílica del Santísimo Rosario de Lima (Perú). Allí los especialistas, que hicieron esta investigación en base al cráneo del Santo, revelaron, entre otros hallazgos, que Fray Martín tenía dificultades para masticar.

Todo comenzó con una Misa Solemne presidida por Mons. Chau, Obispo Auxiliar de Lima, y concelebrada por los sacerdotes dominicos. En la homilía, el Prelado resaltó el servicio humilde de San Martín y recordó las palabras de San Juan XXIII, quien lo llamó “Martín de la Caridad” en la Misa de canonización.


Una vez concluida la celebración Eucarística, el P. Luis Ramírez, Prior del Convento de Santo Domingo donde vivió San Martín, presentó a los especialistas de la ONG Ebrafol (Equipo brasileño de antropología forense y odontología legal), quienes encabezaron el estudio.

El Dr. Paulo Miamoto, dio detalles de cómo es que se había logrado reconstruir, digitalmente y en 3D, el rostro de San Martín. Asimismo señaló que cuando el Santo murió tenía solamente dos dientes. Por lo que el fraile tuvo problemas para masticar. Comía con dificultad y su rostro se deformó un poco a la altura de la mandíbula.

Por su parte, el diseñador en 3D Cícero Moraes explicó que al momento de hacer la representación gráfica del rostro del Santo, el resultado coincidía mucho con una antigua pintura y una estatua del fraile que están en el convento de Santo Domingo de autores desconocidos.

Finalmente, ante la vista de miles de fieles que abarrotaron el Santuario del Santísimo Rosario, se dio a conocer el rostro de San Martín de Porres, con la apariencia de persona de avanzada edad.

Esta importante investigación fue posible gracias a la ONG Ebrafol, en unión con el Convento de Santo Domingo y las Universidades peruanas San Martín de Porres e Inca Garcilaso de la Vega. Este grupo también impulsó, meses atrás, la develación de los rostros de Santa Rosa de Lima y San Juan Macías, contemporáneos de San Martín.

martes, 3 de noviembre de 2015

Hoy es fiesta de San Martín de Porres, el santo de la escoba



REDACCIÓN CENTRAL, 03 Nov. 15 / 12:02 am (ACI).- “Yo te curo y Dios te sana”, solía decir San Martín de Porres, el santo de la escoba y patrono de los barberos, a los grandes señores y hombres sencillos que acudían en busca de su ayuda. Su fiesta se celebra cada 3 de noviembre.

San Martín nació en Lima en 1579. Desde niño sintió predilección por los enfermos y los pobres. Aprendió el oficio de barbero y algo de medicina. A los quince años pidió ser admitido como “donado”, es decir, como terciario, en el convento de los Dominicos.



En su servicio de enfermero no hacía diferencia entre pobres y los que más tenían, aunque tuvo que pasar por experiencias de incomprensión y envidia. En 1603 hizo su profesión religiosa.

Con ayuda de Dios, realizaba algunos milagros de curaciones instantáneas o en ocasiones bastaba su presencia para que el enfermo desahuciado empezara a recuperarse. Hay quienes lo vieron entrar y salir de recintos con las puertas cerradas, mientras que otros aseguraron haberlo visto en dos lugares distintos a la misma vez.

Era tanto el cariño y admiración que le tenían al humilde Fray Martín que hasta el Virrey de aquel entonces fue a visitarlo en su lecho de muerte para besar su mano. Partió a la Casa del Padre un 3 de noviembre de 1639, besando el crucifijo con gran alegría.

San Martín es recordado con la escoba, que es símbolo de su humilde servicio. Por ello, San Juan XXIII al canonizarlo en 1962 dijo: “¡Ojalá que el ejemplo de Martín enseñe a muchos lo feliz y maravilloso que es seguir los pasos y obedecer los mandatos divinos de Cristo!”.

3 de Noviembre: Fiesta en honor a nuestro patrono "San Martín de Porres"


Caminemos, cantemos, alabemos y demos gracias a Dios por la vida, la intercesión y protección de San Martín de Porres!!!!

Compartamos en nuestros muros y en el de nuestros amigos, esta invitación tan especial!!!

Oración a San Martín de Porres

En esta necesidad y pena que me agobia acudo a ti, mi protector San Martín de Porres.
Quiero sentir tu poderosa intercesión. Tú, que viviste sólo para Dios y para tus hermanos, que tan solícito fuiste en socorrer a los necesitados, escucha a quienes admiramos tus virtudes.
Confío en tu poderoso valimiento para que, intercediendo ante el Dios de bondad, me sean perdonados mis pecados y me vea libre de males y desgracias.
Alcánzame tu espíritu de caridad y servicio para que amorosamente te sirva entregado a mis hermanos y a hacer el bien.
Padre celestial, por los méritos de tu fiel siervo San Martín, ayúdame en mis problemas y no permitas que quede confundida mi esperanza.
Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


Santo Morenito: ruega por nosotros!!!

3 de Noviembre: Fiesta de "San Martín de Porres"


Padre y Patrono de los pobres, marginados, excluidos, discriminados, enfermos, personal de maestranza, odontólogos, barberos, de la Justicia Social, médicos y auxiliares de la medicina y de nuestra Comunidad.

Santo de la humildad, de la caridad y el servicio, recibe las súplicas de todos tus hijos que con fe te elevamos, confiando en tu poderosa intercesión paternal!!!
Con tu escobita barre todos los obstáculos que nos impiden amar y servir como vos, a Cristo vivo en cada hermano!!!
Ayúdanos a imitar tus virtudes y servir por amor!!!!

Queridos hermanos, los esperamos!!!! Hoy, es un día de gran alegría para todos los devotos del santo de la caridad!!!

19:00 hs. Procesión
20:00 hs. Santa Misa

Vicaría "San Martín de Porres": Av. Angelelli esquina Azcuénaga, Barrio Parque Sur, La Rioja, Capital, República Argentina. Línea de Colectivo Nª 2

lunes, 2 de noviembre de 2015

Oración a San Martín de Porres



San Martín de Porres, que, contento en tu condición de hijo de una esclava, te dejabas guiar por la mano de Dios ya en tu niñez; haz que nos resignemos en todo a los designios de la Providencia! A imitación tuya aceptamos gustosos la voluntad del Señor y sus designios sobre nosotros.
Tú nos enseñas que si somos buenos con Él, Él será generoso con nosotros; he aquí que queremos servirle fielmente.
Ayúdanos tú, Martín bondadoso, y ruega por nosotros a tu amado Jesús, Dios verdadero, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

San Martín de Porres, Padre de los pobres!


Siempre compasivo, padre de los pobres y necesitados; San Martín de Porres, míranos con piedad y ruega siempre por nosotros, que te invocamos con fe absoluta en tu bondad y en tu poder.
No nos olvides ante este Dios, a quien siempre serviste y adoraste. Padre, Hijo y Espíritu Santo, a quien nosotros también queremos servir y adorar ahora y por toda la Eternidad. Amén.

Conmemoración de los fieles difuntos - Oración pidiendo la intercesión de San Martín de Porres




En este día en que la Madre Iglesia nos invita a rezar especiamente por nuestros queridos difuntos, elevemos con fe, esta oración al Señor, por la intercesión de San Martín de Porres
San Martín, que viste coronados tus trabajos, tus mortificaciones, tu caridad y tu amor a Dios con una muerte feliz, ¡ten compasión de nosotros! Todos te lloran. Los necesitados y enfermos creen perder un padre compasivo y el remedio de sus males, y dan rienda a su dolor llorando tu muerte; pero luego ven que tú no los abandonas; te llaman y tú sigues socorriéndolos y aliviando sus males. El estar más cerca del Señor, glorioso San Martín ha aumentado tu poder. Oye, pues, también nuestras humildes súplicas, pidiendo al Señor por nosotros para que atienda nuestros ruegos. Y que nuestra muerte sea la de los justos por tu intercesión y los méritos de Nuestro Señor. Amén