jueves, 28 de agosto de 2014

La Iglesia es una y santa: Catequesis del Papa Francisco - Audiencia General (28/08/14)


Queridos hermanos y hermanas, buenos días:
cada vez que renovamos nuestra profesión de fe recitando el “Credo”, afirmamos que la Iglesia es «una» y «santa». Es una, porque tiene su origen en Dios Trinidad, misterio de unidad y de comunión plena. Y la Iglesia es santa, porque está fundada en Jesucristo, animada por su Santo Espíritu, colmada por su amor y por su salvación. Al mismo tiempo, sin embargo, es santa pero compuesta por pecadores, todos nosotros. Pecadores que experimentamos cada día las propias fragilidades y las propias miserias. Así, esta fe que profesamos nos mueve a la conversión, a tener el valor de vivir cotidianamente la unidad y santidad; y si nosotros no estamos unidos, si no somos santos, es porque no somos fieles a Jesús. Pero Él, Jesús, no nos deja solos, no abandona a su Iglesia. Él camina con nosotros, Él nos comprende. Comprende nuestras debilidades, nuestros pecados, ¡nos perdona! Siempre que nosotros nos dejemos perdonar, ¿no? Pero Él está siempre con nosotros ayudándonos a ser menos pecadores, más santos, más unidos.
1. El primer consuelo nos llega del hecho que Jesús rezó tanto por la unidad de sus discípulos. Es la oración de la última cena, Jesús pidió tanto: “Padre que sean uno”. Rezó por la unidad. Y justo en la inminencia de la Pasión, cuando estaba a punto de ofrecer toda su vida por nosotros. Es aquello que estamos invitados a leer y meditar continuamente, en una las páginas más intensas y conmovedoras del Evangelio de Juan, el capítulo diecisiete (cf. vv. 11,21-23). ¡Qué bello es saber que el Señor, apenas antes de morir, no se preocupó por sí mismo, sino que pensó en nosotros! Y en su diálogo intenso con el Padre, oró justamente para que podamos ser una cosa sola con Él y entre nosotros. Es decir: con estas palabras, Jesús se hizo nuestro intercesor ante el Padre, para que también nosotros podamos entrar en la plena comunión de amor con Él; al mismo tiempo, nos confía este deseo como su testamento espiritual, para que la unidad pueda volverse siempre más la nota distintiva de nuestras comunidades cristianas y la respuesta más bella a cualquier persona que nos pregunte la razón de la esperanza que hay en nosotros (cf. 1 Pt 3, 15). La unidad.
2 «Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste». (Jn 17,21). La Iglesia ha buscado desde el principio realizar este propósito, que es tan querido por Jesús. Los Hechos de los Apóstoles nos recuerdan que los primeros cristianos se distinguían por el hecho de tener “un solo corazón y una sola alma” (Hch 4,32); el apóstol Pablo, después, exhortaba a sus comunidades a no olvidar que son «un solo cuerpo» (1 Cor 12,13)…hemos oído en las lecturas. La experiencia, sin embargo, nos dice que son tantos los pecados contra la unidad. Y no pensamos solamente en los cismas, pensamos en faltas muy comunes en nuestras comunidades, en pecados “parroquiales”, en los pecados en las parroquias. A veces, de hecho, nuestras parroquias, llamadas a ser lugares de comunión y donde compartir, son tristemente marcadas por la envidia, los celos, las antipatías...Y las habladurías están a la mano de todos ¿eh? ¡Cuánto se habla en las parroquias! ¿Es bueno esto o no es bueno? ¿Es bueno?…Y si, uno es elegido ‘presidente’ de tal asociación: se habla contra de él… Y si tal otra es elegida ‘presidenta’ de la catequesis: las demás hablan contra de ella…Pero esto, ¡no es la Iglesia! Esto no se debe hacer, ¡no debemos hacerlo! No les digo que se corten la lengua, no, no, no, tanto no, pero pedir al Señor la gracia de no hacerlo.
Esto es humano, ¡pero no es cristiano! Esto sucede cuando apuntamos a los primeros puestos; cuando nos ponemos en el centro, con nuestras ambiciones personales y nuestras formas de ver las cosas, y juzgamos a los demás; cuando nos fijamos en los defectos de los hermanos, en lugar de ver sus cualidades; cuando damos más importancia a lo que nos divide en lugar de aquello que nos une...
Una vez, en la diócesis que tenía antes, oí un comentario interesante y bello: se hablaba de una anciana que había trabajado toda su vida en la parroquia. Y una persona que la conocía bien dijo: “esta mujer jamás ha hablado mal, nunca participó de habladurías, siempre tenía una sonrisa”. ¡Una persona así podría ser canonizada mañana! Es así, es bello esto, un hermoso ejemplo. Y si miramos la historia de la Iglesia…¡cuántas divisiones entre nosotros, cristianos! También ahora estamos divididos. También en la historia, los cristianos hicimos la guerra entre nosotros por divisiones teológicas, pensemos en la guerra de los treinta años. Pero, esto no es cristiano. ¿Somos cristianos o no? Estamos divididos ahora. Tenemos que pedir por la unidad de todos los cristianos, ir por el camino de la unidad que es lo que Jesús quiere y por lo que ha rezado.
3. En vista de todo esto, tenemos que hacer seriamente un examen de conciencia. En una comunidad cristiana, la división es uno de los pecados más graves, porque la hace signo no de la obra de Dios, sino de la obra del diablo, el cual es, por definición, aquel que separa, que arruina las relaciones, que insinúa prejuicios…La división en una comunidad cristiana - sea una escuela, sea una parroquia, una asociación, donde sea - es un pecado gravísimo, porque es obra del diablo. Dios, en cambio, quiere que crezcamos en la capacidad de acogernos, de perdonarnos y de bien querernos, para parecernos cada vez más a Él, que es comunión y amor. En esto está la santidad de la Iglesia: en el reconocerse imagen de Dios, colmada de Su misericordia y de Su gracia.
Queridos amigos, hagamos resonar en nuestro corazón estas palabras de Jesús: «Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios» (Mt 5,9). Pedimos sinceramente perdón por todas las veces que hemos sido motivo de división o de incomprensión al interno de nuestras comunidades, sabiendo bien que no se llega a la comunión, sino es a través de la continua conversión. ¿Y qué es la conversión?: “Señor, dame la gracia de no hablar mal, de no criticar, de no chismorrear, de querer bien a todos”. ¡Es una gracia que el Señor nos da! Esto es convertir el corazón, ¿no?
Y pedimos que el tejido cotidiano de nuestras relaciones pueda convertirse en un reflejo siempre más bello y gozoso de la relación entre Jesús y el Padre. Gracias.

Traducción del italiano: Griselda Mutual, Radio Vaticana

domingo, 24 de agosto de 2014

Fechas para bautismos durante el mes de Septiembre, en la Vicaría

 
 
Las fechas para bautismos son: 6, 13, 20 y 27 de Septiembre de 2014, a las 10:00 hs.

Los mismos son celebrados por el Presbítero Claudio Gonzalo Minué.

Los padres y padrinos, deben cumplir con los requisitos para que los bautizados reciban el Primer Sacramento de los Cristianos.

Los requisitos para solicitar el Sacramento del Bautismo son:

- DNI del niño/a, de los padres y padrinos
 
-Si los padres son casados por Iglesia, presentar la Libreta de Familia Cristiana
 
-Al menos uno de los padrinos debe ser confirmado y presentar el Certificado de Confirmación
 
-La charla es obligatoria tanto para padres y padrinos. La misma se realiza el día jueves anterior al Bautismo en la Vicaría a las 21:30 hs., (salvo que ese día sea 3, 8 o 12, en cuyo caso la charla se traslada a otro día en el mismo horario).
 
-Una colaboración en dinero
 
-Los requisitos deben ser presentados 72 hs. antes del Bautismo en la secretaría.
Los padrinos y madrinas (pueden ser cuatro):

-Deben tener capacidad e intención de desempeñar esta misión
 
-Haber cumplido dieciséis años
 
-Ser católicos, estar confirmados y haber recibido ya el Sacramento de la Eucaristía. Asimismo deben llevar una vida coherente con la fe y la misión a la que se han comprometido
 
-Se recomienda que no sean los abuelos de quien se bautizará
 
-Pueden ser solteros o casados.

Los Bautismos, se celebran los días sábados, en las fechas en que se establecen para cada mes, a las 10:00 hs.



Las consultas e inscripciones, se pueden realizar personalmente por secretaría:

 De Martes a Domingo de: 9:30 a 11:30 hs. 

Todos los días: de 18:00 a 20:00 hs.

Pensemos de qué modo responderemos a la pregunta de Jesús: «¿Pero ustedes, quién dicen que soy yo?», el Papa a la hora del Ángelus

Antes de rezar el Ángelus con los miles de fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro el Papa Francisco recordó que el Evangelio del XXI Domingo del Tiempo Ordinario, corresponde al célebre pasaje del relato de San Mateo, en el que Simón, en nombre de los Doce, profesa su fe en Jesús como «el Cristo, el Hijo de Dios vivo». Razón por la cual dijo el Obispo de Roma Jesús llama «bienaventurado» a Simón, puesto que reconoce en su fe un don especial del Padre, de ahí que le dice: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia».
 
El Santo Padre explicó que Jesús atribuye a Simón este nuevo nombre: “Pedro”, que en su lengua suena “Cefas”, palabra que significa “piedra”. Y recordó que en la Biblia este término, “piedra”, está referido a Dios. Mientras Jesús lo atribuye a Simón no por sus cualidades o méritos humanos, sino por su fe genuina y firme, que también nosotros debemos tener. 
 
Y añadió que Jesús experimenta una gran alegría, porque reconoce en Simón la mano del Padre y la acción del Espíritu Santo que le ha dado una fe “fiable”, sobre la cual el Señor podrá edificar su Iglesia, es decir su comunidad. 
 
El Papa dijo también que el Señor tiene en su mente la imagen del construir, la imagen de la comunidad como un edificio. Por esta razón, cuando siente la profesión de fe genuina de Simón, lo llama “piedra”, y manifiesta la intención de construir su Iglesia sobre esta fe.
 
Tal como sucedió de modo único en San Pedro, así sucede también en cada cristiano dijo Francisco, que madura una fe sincera en el Hijo del Dios vivo. De modo que este Evangelio también nos interpela a cada uno de nosotros. Porque si el Señor encuentra en nuestro corazón una fe, no perfecta, pero al menos sincera y genuina, entonces Él ve en nosotros piedras vivas con las cuales construir su comunidad. 
 
El Papa Francisco agregó que de esta comunidad la piedra fundamental es Cristo; mientras Pedro es piedra, en cuanto fundamento visible de la unidad de la Iglesia. Y cada bautizado está llamado a ofrecer a Jesús su propia fe, pobre, pero sincera, para que Él pueda seguir construyendo su Iglesia hoy, en todas partes del mundo.
 
El Pontífice concluyó afirmando que en nuestros días «la gente» piensa que Jesús es un gran profeta, un maestro de sabiduría, un modelo de justicia. De ahí su invitación a que pensemos de qué modo responderemos a su pregunta: «¿Pero ustedes, quién dicen que soy yo?».
(María Fernanda Bernasconi – RV).
 
Texto completo de la alocución del Papa antes de rezar el Ángelus:

Queridos hermanos y hermas ¡buenos días!
 
El Evangelio de este domingo (Mt 16, 13-20) es el célebre pasaje, central en el relato de Mateo, en el que Simón, en nombre de los Doce, profesa su fe en Jesús como «el Cristo, el Hijo de Dios vivo»; y Jesús llama «bienaventurado» a Simón por su fe, reconociendo en ella un don, un don especial del Padre, y le dice: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia».
 
Detengámonos un momento precisamente en este punto, sobre el hecho de que Jesús atribuye a Simón este nuevo nombre: “Pedro”, que en la lengua de Jesús suena “Cefas”, una palabra que significa “piedra”. En la Biblia este nombre, este término, “piedra”, está referido a Dios. Jesús lo atribuye a Simón, no por sus cualidades o sus méritos humanos, sino por su fe genuina y firme, que le viene de lo alto. 
 
Jesús siente en su corazón una gran alegría, porque reconoce en Simón la mano del Padre, la acción del Espíritu Santo. Reconoce que Dios Padre ha dado a Simón una fe “fiable”, sobre la cual Él, Jesús, podrá edificar su Iglesia, es decir su comunidad. Es decir, todos nosotros. Todos nosotros.
 

Jesús tiene el propósito de dar vida a “su” Iglesia, un pueblo fundado ya no en su descendencia, sino en la fe, es decir, en la relación con Él mismo, una relación de amor y de confianza. Nuestra relación con Jesús edifica la Iglesia. Y, por tanto, para iniciar su Iglesia, Jesús tiene necesidad de encontrar en los discípulos una fe sólida, una fe “de confianza”. Esto es lo que Él debe verificar en este punto del camino. Y por eso formula la pregunta.
 
El Señor tiene en su mente la imagen del construir, la imagen de la comunidad como edificio. He aquí porqué, cuando siente la profesión de fe genuina de Simón, lo llama “piedra”, y manifiesta la intención de construir su Iglesia sobre esta fe.
 
Hermanos y hermanas, lo que sucedió de modo único en San Pedro, sucede también en cada cristiano que madura una fe sincera en Jesús, el Cristo, el Hijo del Dios vivo. 
 
El Evangelio de hoy también interpela a cada uno de nosotros. ¿Cómo va tu fe? Cada uno responda en su corazón, eh. ¿Cómo va tu fe? ¿Cómo es? ¿Qué encuentra el Señor en nuestros corazones? ¿Un corazón firme como la piedra o un corazón arenoso, es decir, dudoso, difidente, incrédulo? Nos hará bien en la jornada de hoy pensar en esto. 
 
Si el Señor encuentra en nuestro corazón una fe, no digo perfecta, pero sincera, genuina, entonces Él ve también en nosotros piedras vivas con las cuales construir su comunidad. De esta comunidad, la piedra fundamental es Cristo, piedra angular y única. Por su parte, Pedro es piedra, en cuanto fundamento visible de la unidad de la Iglesia; pero cada bautizado está llamado a ofrecer a Jesús su propia fe, pobre, pero sincera, para que Él pueda seguir construyendo su Iglesia hoy, en todas partes del mundo.
 
También en nuestros días «mucha gente» piensa que Jesús es un gran profeta, un maestro de sabiduría, un modelo de justicia… Y también hoy Jesús pregunta a sus discípulos, es decir a nosotros, a todos nosotros: «¿Pero ustedes, quién dicen que soy yo?». ¿Un profeta, un maestro de sabiduría, un modelo de justicia? ¿Qué responderemos nosotros?
 
Pensemos en esto. Pero sobre todo, oremos a Dios Padre, para que nos dé la respuesta y por intercesión de la Virgen María; pidámosle que nos dé la gracia de responder, con corazón sincero: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo».
 
Ésta es una confesión de fe. Éste es precisamente el Credo. Pero podemos repetirlo tres veces todos juntos: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo». Todos juntos: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo». «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo». «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo».
 
(Traducción de María Fernanda Bernasconi – RV).
 
Saludos del Papa después de rezar el Ángelus dominical:

Queridos hermanos y hermanas, mi pensamiento se dirige en modo particular a la amada tierra de Ucrania, de la cual es hoy la Fiesta Nacional, a todos sus hijos e hijas, a sus anhelos de paz y serenidad, amenazados por una situación de tensión y de conflicto que no alude a placarse, generando tanto sufrimiento entre la población civil. Confiemos al Señor Jesús y a la Virgen la entera Nación y recemos unidos, sobre todo por las víctimas, sus familias y cuantos sufren. He recibido una carta de un obispo y cuenta todo este dolor. Recemos juntos a la Virgen por esta amada tierra de Ucrania en el día de la Fiesta Nacional.Ave María…

Saludo cordialmente a todos los peregrinos romanos y a aquellos provenientes de varios Países, en particular a los fieles de Santiago de Compostela (España), a los niños de Maipú (Chile), a los jóvenes de Chiry-Ourscamp (Francia) y a cuantos participan en el encuentro internacional promovido por la diócesis de Palestrina.
 
Saludo con afecto a los nuevos seminaristas del Pontificio Colegio Norteamericano, llegados a Roma para emprender los estudios teológicos.
 
Saludo a los seiscientos jóvenes de Bérgamo, que a pie, junto a su Obispo, han llegado a Roma de Asís. Es decir de Francisco a Francisco, como está escrito allí. Pero, ¡son buenos ustedes bergamascos, eh! Ayer por la tarde, su obispo, junto a uno de los sacerdotes que los acompañan, me han contado cómo han vivido estos días de peregrinación. ¡Felicitaciones! Queridos jóvenes, vuelvan a casa con el deseo de dar testimonio a todos de la belleza de la fe cristiana. 
 
Saludos a los jóvenes de Verona, MontegrottoTerme y de la Valle Liona, como también a los fieles de Giussano y Bassano del Grappa.
 
Les pido, por favor, que no se olviden de rezar por mí.
 
¡Les deseo un feliz domingo y buen almuerzo! ¡Hasta pronto!
 
(Traducción de María Cecilia Mutual – RV).

jueves, 7 de agosto de 2014

Primer jueves del mes de Agosto de 2014: Hora Santa por los sacerdotes y las vocaciones


    

          Se expone el Santísimo Sacramento

  CelebranteBENDITO Y ALABADO SEA JESÚS EN EL SANTÍSIMO SACRAMENTO DEL ALTAR”.

   GUIA 1: Sea por siempre Bendito y Alabado Jesús Sacramentado.


Rezo de la Hora Santa.

Introducción.

 GUIA 2: Hermanos, hoy primer jueves de mes dedicado a rezar por las vocaciones sacerdotales y religiosas , queremos unirnos espiritualmente en la oración ante Tu divina presencia para elevarte  nuestra adoración y alabanza y rogarte, tengas misericordia de todas nuestras faltas y pecados cometidos contra Tu Sacratísimo Corazón.

Canto

Breve silencio


Invocación al Espíritu Santo.

GUIA 1: Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de Tu amor  Envía Señor Tu Santo Espíritu…


Todos: … Y renovarás la faz de la Tierra.


GUÍA 2

Jesús Eucaristía, postrados ante Ti, nos unimos a la adoración y alabanza que a Tu infinita Misericordia  entonan los ángeles del cielo para reparar los desvíos de los hombres en la tierra. Dios tres veces Santo, te pedimos perdón por los que no te respetan, no te aman,  no te claman.. por los que no te agradecen, apiádate Jesús de estos hijos tuyos y concédeles la gracia de la conversión para que salgan de sus cegueras espirituales  y te adoren sólo a Ti, único Dios verdadero, tres veces Santo, el único que merece adoración y Gloria por los siglos de los siglos. Amén.

*** CANTO DEL PERDÓN ***


GUÍA 1
Señor Jesús, humildemente postrados ante Ti queremos presentarte nuestro homenaje de fe y de amor, de gratitud y de adoración, poniendo en tus manos todo lo que somos y tenemos. En unión con tu Madre, venimos aquí para acompañarte y encontrarte como Amigo de nuestras almas y Luz de nuestras vidas. Venimos a pedirte, en espíritu de profunda súplica, por el mundo, por todos los hombres, por tus sacerdotes y hombres y mujeres de vida consagrada. De manera muy especial, te imploramos que Tú, oh Señor y dueño de la mies, envíes numerosos y santos obreros para que cosechen lo que Tú mismo has sembrado en las almas.
Necesitamos hombres que presten sus labios para hablamos de Ti, sus pies para recorrer todo el mundo predicando tu Evangelio, sus manos para bendecirnos, sus ojos para ver en ellos reflejada tu mirada de Padre amoroso. Te necesitamos, Señor. Te necesita el mundo y la Iglesia. Por eso, te lo pedimos con humildad, te lo rogamos con ardor, envíanos sacerdotes, depositarios de tu poder salvador; envíanos sacerdotes que sean luz en las tinieblas del mundo, sal que nos libre de la corrupción del mal y del pecado. Envía, Señor, obreros a tu mies.

 *** BREVE SILENCIO PARA REFLEXIONAR ***

 GUÍA 2
A cada invocación respondemos: ¡TE ROGAMOS OYENOS! (responde guía1)

A TODOS TUS SACERDOTES…
  • Dales tu ciencia y tus virtudes, Señor …  Te rogamos óyenos
  • Dales paciencia, caridad, obediencia y benignidad …
  • Dales amor al estudio y un intenso amor a la Eucaristía …
  • Dales celo ardiente por las almas y fuego divino para que abrasen los corazones …
  • Dales humildad, talento y respeto a su dignidad …
  • Dales delicadeza en observar la rúbricas y en cuidar la celebración de los sacramentos …
  • Dales grande sumisión al Santo Padre Francisco  y a sus obispos …
  • Dales horror a las cosas del mundo, dales rectitud y justicia …
  • Dales un gran amor a María y a los santos …
  • Dales el don de consejo, fortaleza en sus trabajo y un grande amor a la Cruz…
  • Dales resignación en sus penas, caridad universal con las almas y generosidad …
  • Dales arrepentimiento de sus pecados, ansia de enmendar su vida, de ser sacerdotes según tu Corazón y de alcanzar la santidad …
***  PADRE NUESTRO – AVE MARÍA – GLORIA  ***

      *** BREVE SILENCIO PARA MEDITAR ***

GUÍA 1                   

ORACIÓN POR LAS VOCACIONES RELIGIOSAS

Te damos gracias, Dios nuestro, por tu llamada del Bautismo a ser tu pueblo.
Te respondemos otra vez con nuestro "Sí". Danos fidelidad para tu causa y para nuestra vocación. Renueva con un espíritu de entusiasmo a todos los que se dedican al servicio de tu pueblo. Da a nuestros jóvenes el deseo de dedicarse a este servicio en la vida religiosa, en el sacerdocio, o como diáconos y ministro laicos. Llena sus corazones con tu Espíritu de Sabiduría para que proclamen tu evangelio, y den testimonio de tu presencia entre nosotros.  Amén.

*** CANTO ***


GUÍA  2

PETICIÓN POR LAS VOCACIONES

Convencidos con el Santo Cura de Ars que “Tras Dios, ¡el sacerdote lo es todo! “ y que “si no tuviésemos el sacramento del orden sacerdotal, no tendríamos a Nuestro Señor” acudimos a Jesús Sumo y Eterno Sacerdote para que dé a su Iglesia muchos y santos sacerdotes.

R/. Danos, Señor, muchos y santos sacerdotes.
  • Para que no deje de celebrarse la Santa Misa, para que tengamos siempre en nuestros templos la Sagrada Eucaristía, para que no nos falte Jesús en la Comunión. OREMOS.
  • Para que haya intermediarios entre Dios y los hombres, abogados que nos defiendan ante el divino acatamiento y padres que nos perdonen nuestros pecados.  OREMOS.
  • Para que sean bautizados los niños, santificado el amor de los esposos y auxiliados los que dejan este mundo. OREMOS.
  • Para que alejen a los demonios, para que rescaten a las almas del Purgatorio, para que alegren a los cielos. OREMOS
  • Para que los niños aprendan la fe salvadora, para que los jóvenes reciban protección y los adultos adquieran fortaleza. OREMOS.
  • Para que todos, pobres y ricos, nos amemos como hermanos.  OREMOS.
  • Para que nuestros ojos vean a Jesús en sus ministros, para que nuestros oídos escuchen la divina palabra, para que nuestras almas reciban su consuelo.  OREMOS. 

3 GLORIA

**** Breve silencio ****


GUÍA 1

Para  que las funciones y ministerios que cada sacerdote ha de desempeñar en la Iglesia, pidamos que Dios los asista y ayude:

§ A nuestro Santo Padre, el Papa Francisco…
R/. Envuélvelo en tu gracia, Señor 
   
§ A los Cardenales, Nuncios y legados del Papa
R/. Envíales tu luz, Señor

§ A los Obispos, prelados y clérigos…
R/. Dales tus dones, Señor

§ A los sacerdotes de seminarios…
R/. Dales tu sabiduría, Señor

§ A los sacerdotes diocesanos…
R/. Nunca los dejes, Señor

§ A los sacerdotes religiosos…
R/. Hazlos perfectos, Señor

§ A los sacerdotes en los hospitales…
R/. Dales constancia, Señor

§ A los sacerdotes enfermos…
R/. Sánalos, Señor

§ A los sacerdotes pobres…
R/. Socórrelos, Señor

§ A los sacerdotes ancianos…
R/. Sostenlos, Señor

§ A los sacerdotes jóvenes…
R/. Impúlsalos a tu gloria, Señor

§ A los sacerdotes misioneros…
R/. Protégelos, Señor

§ A los sacerdotes predicadores…
R/. Ilumínalos, Señor

§ A los sacerdotes directores de almas…
R/. Instrúyelos, Señor

§ A los sacerdotes párrocos…
R/. Dales cautela, Señor

§ De los sacerdotes vicarios…
R/. No te apartes, Señor

§ A los sacerdotes celosos…
R/. Ayúdalos, Señor

§ A los sacerdotes que desean amarte…
R/. Enciéndelos, Señor

§ A los sacerdotes tristes…
R/. Consuélalos, Señor

§ A los sacerdotes turbados…
R/. Dales paz, Señor

§ A los sacerdotes aislados…
R/. Acompáñalos, Señor

§ A los sacerdotes atados a lo terreno…
R/. Rompe sus cadenas, Señor

§ A los sacerdotes difuntos…
R/. Dales la gloria, Señor.

*** CANTO ***


GUÍA 2

  • PADRE NUESTRO – AVE MARÍA – GLORIA  

Respondemos: ¡ESCÚCHANOS SEÑOR!

Virgen María, Madre del Sumo y Eterno Sacerdote. Hoy te consagramos a todos los sacerdotes a tu Inmaculado Corazón y te pido que se los presentes a Jesús, para que vivan siempre contigo en su divino Corazón…
¡ESCÚCHANOS SEÑOR!

Que sean otro Cristo en el mundo, una pequeña copia de Jesús, el buen Pastor. Que su vida sea una ofrenda permanente al Padre, una misa continua. Que cada día te ofrezcan en la patena de su corazón, el peso de las almas, sus gozos y esperanzas, sus miserias, sus luchas y sus penas…
¡ESCÚCHANOS  SEÑOR!

Madre mía, llénalos de tu pureza Inmaculada, ayúdales a vivir su sacerdocio con un renovado espíritu de oración y penitencia, con la máxima fidelidad a Cristo y a la Iglesia. Que el momento culminante de su día sea la Santa Misa diaria….
¡ESCÚCHANOS SEÑOR!

Intercede por ellos para que el Espíritu Santo los inunde con su poder y los transforme cada día en la imagen perfecta de Jesús, para Gloria del Padre. Bendice, oh Madre, con Jesús a todos los sacerdotes del mundo…
¡ESCÚCHANOS SEÑOR!


GUÍA 1

Te pedimos Señor para que las Misas de tus sacerdotes sean siempre dignas
R/. Te rogamos, óyenos

Que su conducta edifique.  Te rogamos óyenos…
Que su trato atraiga las almas a Dios.  R…
Que no haya en ellos nada mundano. R…
Que siempre estén practicando alguna virtud. R…
Que sean modelos para todo el mundo. R…
Que comuniquen pureza. R…
Que sean hombres de oración. R…
Que procuren el decoro de tus templos. R…
Que irradie en ellos la fe. R…
Que no les preocupe sino la salvación de las almas. R…
Que siempre señalen al cielo. R…
Que sean fieles a su vocación sacerdotal. R…
Que nunca claven espinas a tu Corazón. R…
Que en el Sacramento de la reconciliación sean otros Jesús. R…


GUÍA 2

Oración

Te ofrecemos, ¡oh Padre!, en favor de las vocaciones religiosas y sacerdotales  por las manos purísimas de María, la Sangre preciosa de Jesús, que purifica, redime y salva. Y Tú, Espíritu Santo, que tanto amas a la Iglesia y que eres su alma y su vida, dígnate escuchar las súplicas que hacemos por ellos. Te lo pedimos por María Inmaculada, auxilio, consuelo, espejo y guía de todos los Sacerdotes. Amén

*** TRES AVE MARÍA *** 

  GUÍA 1
+ Del Santo Evangelio según san Juan 17, 1-17

Así habló Jesús, y alzando los ojos al cielo, dijo: «Padre, ha llegado la hora; glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti. Y que según el poder que le has dado sobre toda carne, dé también vida eterna a todos los que tú le has dado.
Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo.
Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste realizar. Ahora, Padre, glorifícame tú, junto a ti, con la gloria que tenía a tu lado antes que el mundo fuese. He manifestado tu Nombre a los hombres que tú me has dado tomándolos del mundo. Tuyos eran y tú me los has dado; y han guardado tu Palabra.
Ahora ya saben que todo lo que me has dado viene de ti; porque las palabras que tú me diste se las he dado a ellos, y ellos las han aceptado y han reconocido verdaderamente que vengo de ti, y han creído que tú me has enviado.
Por ellos ruego; no ruego por el mundo, sino por los que tú me has dado, porque son tuyos; y todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío; y yo he sido glorificado en ellos. Yo ya no estoy en el mundo, pero ellos sí están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno como nosotros.
Cuando estaba yo con ellos, yo cuidaba en tu nombre a los que me habías dado. He velado por ellos y ninguno se ha perdido, salvo el hijo de perdición, para que se cumpliera la Escritura.
Pero ahora voy a ti, y digo estas cosas en el mundo para que tengan en sí mismos mi alegría colmada. Yo les he dado tu Palabra, y el mundo los ha odiado, porque no son del mundo, como yo no soy del mundo.
No te pido que los retires del mundo, sino que los guardes del Maligno. Ellos no son del mundo, como yo no soy del mundo. Santifícalos en la verdad: tu Palabra es verdad.
Palabra del Señor. Gloria a T i Señor Jesús.

*** BREVE SILENCIO PARA LA REFLEXIÓN ***


GUÍA 2

R/. Señor, yo creo pero aumenta mi fe.

- Creemos, Señor Jesús, que en la noche del Jueves Santo instituiste el sacramento de la Eucaristía convirtiendo el pan en tu Cuerpo y el vino en tu Sangre.   Señor…
- Creemos, Señor Jesús, que en la noche del Jueves Santo confiaste a la Iglesia la renovación del Sacrificio de tu Cuerpo y de tu Sangre para el perdón de los pecados. Señor…
- Creemos, Señor Jesús, que cada vez que un sacerdote celebra la Santa Misa te haces presente en el pan y el vino consagrados. Señor…
- Creemos, Señor Jesús, que estás presente en cuerpo, sangre, alma y divinidad en el Sacramento de la Eucaristía.
- Creemos, Señor Jesús, que te das a nosotros como alimento para la vida eterna en la Sagrada Eucaristía. Señor…
- Creemos, Señor Jesús, que vives y nos escuchas, que estás y que nos esperas en cada Sagrario. Señor….
- Creemos, Señor Jesús, que a pesar de que nuestros ojos no te ven y que somos indignos de este don, tú estás presente en medio de nosotros. Amén.

 *** CANTO ***


GUÍA 1

Oración Final

Renueva en todos tus sacerdotes, en los fervorosos y en los abatidos, en los que luchan, en los que te aman con ardor, en los que han perdido la esperanza, el amor a Ti y a tu Iglesia. Que resplandezcan en sus vidas las virtudes de la pureza y la obediencia, la paciencia y la caridad, la dulzura y la comprensión, el celo ardiente por la salvación de las almas, la humildad y la sencillez. Danos sacerdotes según tu corazón.
Inspira y ayuda, Señor, a los sacerdotes que trabajan en los seminarios y casas de formación para que den a tu Iglesia santos, doctores, mártires, apóstoles, una nueva generación de testigos de Cristo inspirados de un nuevo ardor misionero para la nueva evangelización. Envíanos, Señor, sacerdotes santos.
Te pedimos, Señor, por todos aquellos que consagran sus vidas a la pastoral vocacional para que en nombre de Cristo no dejen de lanzar las redes para dar a la Iglesia las vocaciones que necesita para cumplir con su misión. Necesitamos tus sacerdotes. Envíalos, Señor.


 GUÍA 2

Danos, Señor, muchos y santos sacerdotes.
Danos, Señor, muchos y santos sacerdotes.
Danos, Señor, muchos y santos sacerdotes.
  


JESÚS DE LA DIVINA MISERICORDIA… EN VOS CONFÍO.
  SANTA FAUSTINA… RUEGA POR NOSOTROS.


Ritos conclusivos

Se retira el Santísimo Sacramento.


Tweet del Papa Francisco: 7 de Agosto de 2014


Tweet del Papa Francisco: 5 de Agosto de 2014


domingo, 3 de agosto de 2014

Tweet del Papa Francisco: 2 de Agosto de 2014



Jesús nos enseña a anteponer las necesidades de los pobres a las nuestras, el Papa en el Ángelus



Refiriéndose al Evangelio del décimo octavo domingo que muestra a Jesús que se retiró con sus discípulos a un lugar aislado, pero la gente lo buscó y lo encontró. Entonces, Jesús sintió compasión y curó a los enfermos, el Obispo de Roma reflexionó con los peregrinos llegados a la plaza del Santuario de san Pedro. Dijo que frente a la multitud que no lo deja en paz, “Jesús no reacciona con irritación sino que siente compasión, porque sabe que no lo buscan por curiosidad sino por necesidad”. Y explicó que: “Jesús nos enseña a anteponer las necesidades de los pobres a las nuestras. Nuestras exigencias, aunque sean legítimas, no serán jamás así tan urgentes como aquellas de los pobres que no tienen lo necesario para vivir”.

En este evangelio, los discípulos preocupados por la hora, le sugieren despedir a la gente para que pudieran ir al pueblo a comprarse comida. Pero Jesús responde: “Dénles de comer ustedes mismos” (Mt. 14,16). Y haciéndose llevar los únicos cinco panes y dos peces que había, los bendijo, inició a partirlos y a darlos a los discípulos para que los distribuyeran a la gente. Todos comieron hasta saciarse y ¡sobró!

El Papa expresó que frente a la gente cansada y hambrienta “los discípulos razonan según la mentalidad del mundo, para el que cada uno debe pensar en sí mismo; mientras que Jesús razona según la lógica de Dios, que es aquella de compartir”, y agregó: “Si hubieran despedido a la multitud, tantas personas se hubieran quedado sin comer. Mientras que con pocos panes y pescados compartidos y bendecidos por Dios bastaron para todos”.

Pero “!atención!, no es una magia sino un signo –aclaró Francisco-. Un signo que invita a tener fe en Dios, Padre providente que no nos hace faltar 'el pan de cada día', ¡si nosotros sabemos compartirlo con los hermanos!” Y manifestó que en tercer lugar, el prodigio de los panes preanuncia la Eucaristía, afirmando que “en la Eucaristía Jesús no nos da pan, sino El pan de la Vida eterna, se dona a Si mismo, ofreciéndose al Padre por amor nuestro”.

El Sucesor de Pedro concluyó sintetizando su reflexión y pidiendo que la Virgen María nos acompañe: “Compasión, compartir, Eucaristía –dijo-. Este es el camino que Jesús nos indica en este Evangelio. Un camino que nos lleva a afrontar con fraternidad las necesidades de este mundo, pero que nos conduce más allá del mundo, porque parte de Dios Padre y regresa a Él. La Virgen María, Madre de la divina Providencia, nos acompañe en este camino.”

Jesuita Guillermo Ortiz – RADIO VATICANA