Vía
Crucis, significa “Camino de la Cruz”, o “Camino del Calvario”
Es
una práctica piadosa que la Iglesia nos invita a rezar sobre todo en Cuaresma; podemos
meditar la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, todos los días viernes
del año, o cualquier día del mes, mejor aún se lo hacemos a las tres de la
tarde, la Hora de la Misericordia, rezando a continuación la Coronilla de la
Divina Misericordia.
Dijo
Jesús Misericordioso: Las gracias de mi Misericordia, se sacan con un solo
vaso, y este vaso es el de la confianza; cuanto más confíe un alma en Mí más
gracias recibirá.
¡Jesús
en vos confío, para llevar las cruces de la vida diaria!
Cómo
rezar el Vía Crucis
Comenzamos
con haciendo la Señal de la Cruz
Pedimos
Perdón por nuestras ofensas rezando el Pésame
Invocamos
al Espíritu Santo para que nos ayude a meditar la Pasión y Muerte de Jesús.
Luego
de nombrar cada estación del Vía Crucis decimos: Te alabamos Cristo y Te
bendecimos, porque por tu Santa Cruz, redimiste al mundo!
Después
de meditar cada estación rezamos un Padre nuestro, un Ave María y un Gloria.
Al
finalizar el Vía Crucis rezamos al Coronilla a la Divina Misericordia
Rezamos
el Acto de Consagración a Jesús de la Divina Misericordia
Rezamos
la oración para alcanzar las gracias por medio de Santa Faustina
Oración Preparatoria
Seños
Jesús, deseo seguirte con fidelidad, deseo imitarte en mi vida cada vez más
perfectamente, por eso te ruego que a través de la meditación de tu Pasión me
concedas la gracia de comprender cada vez mejor los misterios de la vida
espiritual.
María,
Madre de la Misericordia, siempre fiel a Cristo, guíame por las huellas de la
dolorosa Pasión de tu Hijo y alcánzame las gracias necesarias para que este vía
crucis de sus frutos.
Los
número entre paréntesis, corresponden al Diario de Sor Faustina
I Estación: Jesús ante el Sanedrín
Te
adoramos Cristo…
“Los
sumos sacerdotes y todo el Sanedrín buscaban un falso testimonio contra Jesús
para poder condenarlo a muerte; pero no lo encontraron, a pesar de haberse
presentado numerosos testigos falsos” Mt. 26,59-60
Jesús: No te extrañes si a
veces sospechan de ti injustamente. Yo por amor a ti, fui el primero en beber
este cáliz amargo (289).
Sor Faustina: Jesús,
somos sensibles a las palabras y queremos responder de inmediato, sin reparar
si es la voluntad de Dios que hablemos. El alma silenciosa es fuerte; ninguna
contrariedad le hará daño si persevera en el silencio. El alma silenciosa es
capaz de la más profunda unión con Dios (477).
Jesús Misericordioso, ayúdame a que sepa
aceptar cada juicio humano y no me dejes pronunciar nunca la sentencia de
condena contra ti en mis prójimos.
Padre
nuestro…
II Estación: Jesús carga con la cruz
Te adoramos Cristo…
“Pilato
mandó entonces azotar a Jesús. Los soldados tejieron una corona de espinas y se
la pusieron en la cabeza. Lo revistieron con un manto de color púrpura, y
acercándose, le decían: ¡Salud, rey de los judíos! (…) Jesús salió, llevando la
corona de espinas y el manto de color púrpura. Pilato les dijo: ¡Aquí tienen al
hombre!”. Cuando los sumos sacerdotes y los guardias lo vieron, gritaron:
¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo! Jn. 19, 1-6
Jesús: No
tengas miedo de los sufrimientos, yo estoy contigo (151). Cuanto más ames el
sufrimiento, tanto más puro será tu amor hacia mí (279).
Sor Faustina: Oh
Jesús, te doy gracias por las pequeñas cruces, por las contrariedades con las
que tropiezan mis propósitos, por el peso de la vida comunitaria, por una mala
interpretación de mis acciones, por el comportamiento áspero frente a mis
intenciones, por las humillaciones y por el agotamiento de mis fuerzas. Por el
anonadamiento de mi propio yo, por la falta de reconocimiento en todo, por los
impedimentos hechos a todos mis planes (343).
Jesús Misericordioso, enséñame a
apreciar las dificultades de la vida, la enfermedad, cada sufrimiento y, con
amor, llevar esta cruz cotidiana.
Padre
nuestro…
III Estación: Jesús cae bajo el peso de
la cruz
Te adoramos Cristo…
“Todos
andábamos errantes como ovejas, siguiendo cada uno su propio camino, y el seños
hizo recaer sobre Él las iniquidades de todos nosotros (…) Él llevaba el peso
del pecado de muchos e intercedía en favor de los culpables” Is. 53, 6,12
Jesús: Las culpas
involuntarias de las almas retienen mi amor hacia ellas, no me impide unirme a
ella; sin embargo, las culpas, aunque sean las más pequeñas, pero voluntarias,
frenan mis gracias y a tales almas no las puedo colmar de mis dones (1641).
Sor Faustina: Oh
Jesús mío, soy tan propensa al mal y eso me obliga a vigilarme continuamente,
pero nada me desalienta, confío en la gracia de Dios, que abunda donde la
miseria es la más grande (606).
Señor Misericordioso, guárdame de
cualquier infidelidad, aunque sea la más pequeña, pero voluntaria y consciente.
Padre nuestro...
Te adoramos Cristo…
“Este
niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de
contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón” Lc. 2, 34-35.
Jesús: Aunque
todas las obras que surgen por mi voluntad están expuestas a grandes sufrimientos,
sin embargo considera si alguna de ellas estuvo expuesta a mayores dificultades
que la obra de la Redención. No debes preocuparte demasiado por las
contrariedades (1643).
Sor Faustina: Vi
a la Santísima Virgen (…), que se acercó a mí (…) y me abrazó y me dijo estas
palabras: Sé valiente, no tengas miedo de los obstáculos engañosos, sino
contempla atentamente la Pasión de mi Hijo y de este modo vencerás (449).
María, Madre de la Misericordia,
permanece siempre conmigo, sobre todo en el sufrimiento, así como estabas en la
vía dolorosa de tu Hijo.
Padre
nuestro…
V Estación: El Cirineo ayuda a Jesús a
llevar la cruz
Te adoramos Cristo…
“Cuando
lo llevaban, detuvieron a un tal Simón de Cirene, que volvía del campo, y lo
cargaron con la cruz, para que la llevara detrás de Jesús” Lc. 23,26.
Jesús: Permito
(…) contrariedades para multiplicar (…) méritos. Yo no recompenso por el
resultado positivo sino por la paciencia y el trabajo emprendido por mí (86).
Sor Faustina: Oh
Jesús mío, tú no das la recompensa por el resultado de la obra, sino por la
voluntad y el esfuerzo emprendido; por lo tanto estoy completamente tranquila,
aunque todas mis iniciativas y mis esfuerzos quedaran frustrados ni fueran
realizados jamás. Si hago todo lo que está en mi poder, lo demás no es cosa mía
(952).
Jesús, Señor mío, que cada pensamiento,
cada palabra, cada actividad sean emprendidos sólo por Amor a Ti. ¡Purifica mis
intenciones!
Padre
nuestro…
VI Estación: La Verónica limpia el
rostro de Jesús
“El
se acercó (…) sin forma ni hermosura que atrajera miradas, sin un aspecto que
pudiera agradarnos. Despreciado, desechado por los hombres, abrumado de dolores
y habituado al sufrimiento, como alguien ante quien se aparta el rostro, tan
despreciado, que lo tuvimos por nada” Is. 53, 2-3
Jesús: Has
de saber que cualquier cosa buena que hagas a cualquier alma, la acojo como si
la hubieras hecho a mí mismo (1768).
Sor Faustina:
Aprendo a ser buena de Jesús, de Aquel que es la bondad misma, para que pueda
se llamada hija del Padre Celestial (66). Un gran amor sabe transformar las
cosas pequeñas en cosas grandes y solamente el amor da valor a nuestras
acciones (302).
Señor Jesús, maestro mío, haz que mis
ojos, mis manos, mi boca, mi corazón… sean misericordiosos. Transfórmame en
misericordia.
Padre
nuestro…
VII Estación: Jesús cae por segunda vez
Te adoramos Cristo…
“Pero
él soportaba nuestros sufrimientos y cargaba con nuestra dolencias, y nosotros
lo considerábamos golpeado, herido por Dios y humillado” Is. 53,4.
Jesús: La causa de tus
caídas está en que cuentas demasiado contigo misma y te apoyas muy poco en mí
(1448). Debes saber que por ti misma no puede nada (639). No eres capaz de
recibir ni siquiera mis gracias sin mi ayuda particular (738).
Sor Faustina: Jesús
no me dejes sola (…). Tú sabes, señor, lo débil que soy. Soy un abismo de
miseria, soy la nada misma. Por eso ¿qué habría de extraño si me dejaras sola y
yo cayera? (1489).
Por
eso Tú, oh Jesús, tienes que estar continuamente conmigo como la madre cerca de
su niño débil, y aún más (264).
Que me apoye en tu gracia, Señor, para
que no caiga continuamente en los mismos errores; y si caigo, ayúdame para que
me levante y glorifique tu misericordia.
Padre
nuestro…
VIII Estación: Jesús consuela a las
mujeres de Jerusalén
Te adoramos Cristo…
“Lo
seguían muchos del pueblo y un buen número de mujeres, que se golpeaban el
pecho y se lamentaban por Él. Pero Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo:
¡Hijas de Jerusalén!, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus
hijos” Lc. 23, 27-28.
Jesús: ¡Oh,
cuánto me agrada la fe viva! (1420) Deseo que haya en ustedes más fe en el
momento actual (352).
Sor Faustina: Te
ruego ardientemente, Señor, que te dignes reforzar mi fe para que en mi vida
gris cotidiana no me guíe según las consideraciones humanas, sino según el
espíritu. Oh, cómo todo atrae al hombre hacia la tierra, pero una fe viva
mantiene el alma en una esfera más alta y al amor propia le asigna el legar que
le corresponde, es decir, el último (201)
Señor Misericordioso, gracias por el santo
Bautismo y la gracia de la fe. Vuelvo a llamar continuamente: ¡Señor, creo,
aumenta mi fe!
Padre
nuestro…
IX Estación: Jesús cae por tercera vez
Te adoramos Cristo…
“Al
ser maltratado, se humillaba y ni siquiera abría su boca: como un cordero
llevado al matadero, como una oveja muda ante el que la esquila (…) El Señor
quiso aplastarlo con el sufrimiento” Is. 53, 7-10
Jesús: Has
de saber que el mayor obstáculo para la santidad es el desaliento y la
inquietud injustificada que te quitan la posibilidad de ejercitarte en las
virtudes (…) Yo estaré siempre dispuesto a perdonarte. Cada vez que me lo
pides, glorificas mi misericordia (1488).
Sor Faustina: Oh
Jesús mío, a pesar de tus gracias, siento y veo toda mi miseria. Comienzo el
día luchando y lo termino luchando; en cuanto aparto una dificultad, en su
lugar surgen diez por superar, pero no me aflijo por ello, porque sé muy bien
que este es el tiempo de la lucha y no de la paz (606).
Señor Misericordioso, te doy lo que es
mi propiedad exclusiva, es decir, el pecado y la debilidad humana. Te ruego que
mi miseria se ahogue en tu insondable misericordia.
Padre
nuestro…
X Estación: Jesús es despojado de sus
vestiduras
Te adoramos Cristo…
“Después
que los soldados crucificaron a Jesús, tomaron sus vestiduras y las dividieron
en cuatro partes, una para cada uno. Tomaron también la túnica, y como no tenía
costura, porque estaba hecha de una sola pieza de arriba abajo, se dijeron
entre sí: No la rompamos. Vamos a sortearla, para ver a quién le toca. Así se cumplió
la Escritura” Jn. 19 23-24.
Sor Faustina:
Jesús se presentó delante de mí inesperadamente, despojado de sus vestiduras,
cubierto de llagas en todo el cuerpo, con los ojos llenos de sangre y lágrimas,
la cara desfigurada, cubierta de salivazos. De repente el Señor me dijo:
Jesús: La esposa debe
asemejarse a su Esposo.
Sor Faustina:
Entendí esas palabras en profundidad. Aquí no hay lugar para ninguna duda. Mi
semejanza a Jesús debe realizarse a través del sufrimiento y la humildad (268).
Jesús, manso y humilde de corazón, haz
mi corazón según tu corazón.
Padre
nuestro…
XI Estación: Jesús es clavado en la cruz
Te adoramos Cristo…
“Los
que pasaban, lo insultaban y, moviendo la cabeza, decían: Tú, que destruyes el
Templo y en tres días lo vuelves a edificar, ¡sálvate a ti mismo, si eres Hijo
de Dios, y baja de la cruz! De la misma manera, los sumos sacerdotes, junto con
los escribas y los ancianos, se burlaban, diciendo: ¡Ha salvado a otros y no
puede salvarse a sí mismo! (…) Ha confiado en Dios, que él lo libre si lo ama”(Mat.
27, 39-43)
Jesús: Discípula mía, ten
un gran amor por aquellos que te hacen sufrir, haz el bien a quienes te odian
(1628)
Sor Faustina: Oh
Jesús mío, tú sabes qué esfuerzos son necesarios para tratar sinceramente y con
sencillez a aquellos que nuestra naturaleza huye, los que nos hicieron sufrir
consciente o inconscientemente; esto es imposible humanamente. En tales
momentos más que en otras ocasiones, trato de descubrirte a ti, Jesús, en
aquellas personas y por ti hago por ella (766).
Oh
Amor purísimo, reina totalmente en mi Corazón y deja amar lo que supera la
medida humana (328)
Padre
nuestro…
XII Estación: Jesús muere en la cruz
“Te adoramos Cristo…
“Era
alrededor del mediodía. El sol se eclipsó y la oscuridad cubrió toda la tierra
hasta las tres de la tarde. (…). Jesús, con un grito, exclamó: Padre, en tus
manos encomiendo mi espíritu. Y diciendo esto, expiró”(Lc. 23, 44-46)
“Cuando
llegaron a él, al ver que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas, sino
que uno de los soldados le atravesó el costado con la lanza, y en seguida brotó
sangre y agua”(Jn. 19, 33-34)
Jesús: Todo esto por la
salvación de las alma. Reflexiona, hija mía, sobre lo que haces tú para su
salvación (1184).
Sor Faustina:
Entonces vi a Jesús clavado en la cruz. Después de estar Jesús colgado en ella
un momento, vi toda una multitud de almas crucificadas como Jesús. Y vi la
tercera muchedumbre de almas y la segunda de ellas. La segunda infinidad de
almas no estaba clavada en la cruz, sino que las lamas sostenían fuertemente la
cruz en la mano; mientras tanto la tercera multitud de almas no estaba clavada
ni sostenía la cruz fuertemente, sino que estas almas arrastraban la cruz
detrás de sí y estaban descontentas. Entonces Jesús me dijo:
Jesús: Ves, esas almas que se parecen a mí en el
sufrimiento y en el desprecio, también se parecerán a mí en la gloria; y
aquellas que menos se asemejan a mí en el sufrimiento y en el desprecio, serán menos
semejantes también en la gloria (446).
Jesús,
Salvador mío, escóndeme en el fondo de tu Corazón para que alimentado con tu
gracia pueda asemejarme a ti en el amor a la cruz y participar de tu gloria.
Padre
nuestro…
XIII Estación: “Jesús es bajado de la
cruz”
“Te adoramos Cristo…
“Cuando
el centurión vio lo que había pasado, alabó a Dios, exclamando: Realmente este
hombre era justo. Y la multitud que se había reunido para contemplar el
espectáculo, al ver lo sucedido, regresaba golpeándose el pecho. Todos sus
amigos y las mujeres que lo habían acompañado desde Galilea permanecían a
distancia, contemplando lo sucedido” (Lc. 23, 47-49).
Jesús: El
alma más querida para mí es la que cree fuertemente en mi bondad y la que me
tiene confianza plena; le ofrezco mi confianza y le doy todo lo que pide (453).
Sor Faustina: Acudo
a tu misericordia, Dios compasivo, ya que sólo Tú eres bondad. Aunque mi
miseria es grande y mis ofensas muchas, confío en tu misericordia porque eres
Dios de misericordia y desde tiempo inmemorial nunca se ha oído, ni en el cielo
ni la tierra recuerdan que un alma confiada en tu misericordia haya quedado
decepcionado (1730).
Jesús
misericordioso, cada día multiplicas en mí la confianza, en tu misericordia
para que siempre y en todas partes dé testimonio de tu bondad y tu amor
infinito.
Padre
nuestro…
XIV Estación: “Jesús es puesto en el
sepulcro”
“Tomaron
entonces el cuerpo de Jesús y lo envolvieron con vendas, agregándole la mezcla
de perfumes, según la costumbre de sepultar que tienen los judíos. En el lugar
donde lo crucificaron había una huerta y en ella, una tumba nueva, en la que
todavía nadie había sido sepultado. Como era para los judíos un dúa de
Preparación y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús”(Jn. 19, 40-42).
Jesús: Aún
no está en la patria; así pues vé fortalecida con mi gracia y lucha por mi
reino en las almas humanas y lucha como una hija real recordando que pronto
pasarán los días del destierro y con ellos la oportunidad de adquirir méritos
para el cielo. Espero de ti (…) un gran número de almas que glorifiquen mi
misericordia durante toda la eternidad (1489).
Sor Faustina: A
cada alma que me has confiado, oh Jesús, procuraré ayudarla con la oración y el
sacrificio, para que tu gracia pueda obrar en ella.
Oh
gran Amante de las almas, Jesús mío, te agradezco por esta gran confianza, ya
que te has dignado confiar estas almas a nuestro cuidado (245).
Haz,
Señor misericordioso, que no perezca ni una sola alma de las que me has
confiado.
Padre
nuestro…
Oración
para después del Vía Crucis
Jesús
mío, mi única esperanza, te agradezco este gran libro que has abierto delante
de los ojos de mi alma. Este gran libro es tu pasión afrontada por amor hacia
mí. De este libro he aprendido cómo amar a Dios y a las almas. En él están encerrados
inagotables tesoros (…).
Oh
Jesús, ¡qué pocas son las almas que te entienden en tu martirio de amor! (…).
Feliz el alma que ha entendido el amor del Corazón de Jesús (304).
Oración para alcanzar las
gracias por medio de santa Faustina
Oh
Jesús, que hiciste de Santa Faustina una gran devota de tu infinita
misericordia, concédeme por su intercesión, si fuere esto conforme a tu
santísima voluntad, la gracia que te pido.
Yo,
pecador, no soy digno de tu misericordia, pero dígnate mirar el espíritu de
entrega y sacrificio de santa Faustina y recompensa sus virtudes atendiendo las
súplicas que a través de ella te presento confiado en ti.