Si el sacerdote es churro: ¿por qué no se casó?
Si es feo: ¡No encontró con quien casarse!
Si anda de civil: es un mundano.
Si lleva traje clerical: es un tradicionalista.
Si es gordo: es un comilón.
Si es flaco: ni para comer le alcanza.
Si no trata a la gente con mucho cariño: ¡que frialdad que tiene!
Si se da: tiene intenciones dudosas.
Si se deja el pelo largo: ¡estos curas revolucionarios!
Si lo tiene corto: ¡qué anticuado!
Si se queda en la casa parroquial: no visita a las familias.
Si hace algunas visitas: ¡nunca se lo encuentra en la parroquia!
Si hace algún arreglo: tira la plata por la ventana.
Si no lo hace: tiene todo abandonado.
Si bautiza y casa a todo el mundo: es un sacramentalista.
Si insiste en la preparación: pone un montón de trabas a la gente.
Si tiene un consejo parroquial: ¡se deja manejar por cualquiera!
Si no lo tiene: ¡es un individualista!
Si renueva la parroquia: ¿qué ocurrencia ya tiene otra vez?
Si sigue con lo acostumbrado: ¡en esta parroquia nunca pasa nada!
Si predica diez minutos: es un tocadiscos; no termina nunca.
Si su homilía es breve: no explica bien las cosas.
Si habla con voz fuerte: rezonga.
Si lo hace en tono natural: no se lo escucha.
Si toca problemas sociales: se está metiendo en política.
Si habla de la contemplación: siempre está volando.
Si es joven: no tiene experiencia.
Si es viejo: debería pedir su jubilación.
Pero…si llega a irse o morir: ¡es realmente irreemplazable!