Nos ponemos en presencia del Señor: En
el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Acto de Contrición:
Pésame Dios mío y me arrepiento de todo
corazón de haberte ofendido. Pésame por el infierno que merecí y por el cielo
que perdí; pero mucho más me pesa porque pecando ofendí a un Dios tan bueno y
tan grande como vos; antes querría haber muerto que haberte ofendido, y
propongo firmemente no pecar más y evitar las ocasiones próximas de pecado.
Amén.
Oración Inicial
Oh Divino Niño Jesús, confiando en tu infinita
misericordia y bondad, queremos hacer esta novena para que acrecientes nuestra
fe y confianza en Ti. También queremos presentarte con sencillez nuestras
necesidades espirituales y materiales para que, si es tu voluntad, nos concedas
las gracias que pedimos. Amén.
Meditamos: “HUMILDAD DEL NIÑO JESÚS”
Dios nos dice en su
Palabra: “Aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón” (Mt. 11, 29)
El Niño Jesús fue humilde
de corazón. Humilde en su nacimiento, humilde en su infancia, humilde en toda
su vida. Nunca permitió que su corazón
se llenara de orgullo y rencor.
El Hijo de Dios se hizo el más pobre entre los pobres. ¿Cómo es mi actuar diario? ¿Me muestro
humilde, sincero o lleno de orgullo y prepotencia con mis hermanos?
A
cada intención respondemos: “Que seamos humildes, Señor”
· En
nuestra comunidad, para que compartamos la fe con el hermano con alegría,
esperanza y caridad. Oremos
· En nuestras
familias, para que sepamos educar a nuestros hijos con la humildad que tuvo Jesús. Oremos
· Con
nuestros hermanos, para que demos testimonio de unión amorosa contigo. Oremos
· En
nuestras vidas, para que vivamos desprendidos de la ambición de poseer muchos
bienes, olvidándonos de nuestros hermanos pobres y necesitados. Oremos
Jesús
niño, que quisiste vivir en humildad, te
pedimos que nos fortalezcas en esta virtud, para que vivamos nuestra vida
desprendidos de todo lo que el mundo materialista nos ofrece, y así acercarnos
al hermano sin egoísmos. Amen
Rezamos
el Rosario: Hoy meditamos los Misterios Gloriosos
Oración final
Acuérdate, Oh dulcísimo Niño Jesús, que
dijiste estas palabras tan consoladoras para nuestra humanidad sufrida: “Todo
lo que quieras pedir, pídelos por los méritos de mi infancia y nada te será
negado”, es que confiamos en tu infinito amor para con nosotros.
Ayúdanos a llevar una auténtica vida cristiana, acrecienta nuestra fe y
confianza para que gocemos de una eternidad feliz. Por los méritos de tu
encarnación y de tu infancia, nos consagramos a ti con mucha esperanza. Amén.