viernes, 25 de enero de 2013

LA CONVERSIÓN DE SAN PABLO - APÓSTOL! - FIESTA

Saulo fue enviado por sus padres desde muy joven a Jerusalén, donde se instruyó en la Ley de Moisés con un fariseo llamado Gamaliel. Luego, ingresó a la severa secta de los fariseos, convirtiéndose en un perseguidor y enemigo de Cristo. Lo apasionado de su persecución lo llevó a ofrecerse al sumo sacerdote para ir a Damasco a arrestar a todos los judíos que confesaran a Jesús. Pero en el camino, ya cerca de Damasco, una luz del cielo brilló sobre él y sus compañeros; Saulo quedó ciego por tres días, tiempo en el que permaneció en casa de un judío llamado Judas, sin comer ni beber.

Un cristiano llamado Ananías también tuvo una visión y, en obediencia a Cristo, fue al encuentro de Saulo, quien después  recuperó la vista y se convirtió, accediendo al bautismo y predicando en las sinagogas al Hijo de Dios, con gran asombro de sus oyentes. Así el antiguo perseguidor blasfemo se convirtió en apóstol y fue elegido por Dios, como uno de sus principales instrumentos para la conversión del mundo.

“…El Resucitado habló a San Pablo, lo llamó al apostolado, hizo de él un verdadero apóstol, testigo de la Resurrección, con el encargo específico de anunciar el Evangelio a los paganos...  Al mismo tiempo, San Pablo aprendió que, a pesar de su relación inmediata con el Resucitado, debía entrar en la comunión de la Iglesia, debía hacerse bautizar, debía vivir en sintonía con los demás Apóstoles. Sólo en esta comunión con todos podía ser un verdadero apóstol, como escribe explícitamente en la primera carta a los Corintios: “Tanto ellos como yo esto es lo que predicamos; esto es lo que habéis creído”. Sólo existe un anuncio del Resucitado, porque Cristo es uno solo.”
- Benedicto XVI -
 

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