viernes, 22 de abril de 2016

La Eucaristía: el alimento que nutre nuestro cuerpo y formtalece nuestro espíritu



Hay alimentos que nos nutren, y algunos otros que nos impiden desarrollarnos de una forma correcta.

Pero existe un alimento que no solo nutre nuestro cuerpo, sino que fortalece el espíritu para darnos la energía y el valor necesario para caminar dignamente en este mundo: LA EUCARISTÍA.

De toda Eucaristía, vivida plena, consciente y activamente, debe nacer en cada uno de nosotros un mayor aprecio de las realidades espirituales, un mayor compromiso de solidaridad con el prójimo y una mayor confianza en la eficacia de nuestro esfuerzo cotidiano.

Participar de la Santa Misa y recibir el Alimento Divino, en la Palabra y en la Comunión, nos hará salir del letargo espiritual en el que muchos se han dejado caer por seguir lo novedoso de algunas acciones esporádicas y llamativas que son promovidas por quienes buscan atraer adeptos para su beneficio personal, aprovechándose del hambre espiritual que viven muchos hermanos.

Quienes buscan con sinceridad compartir la vida de gracia y el alimento que nutre, no deben desesperarse al ver que hay una multitud hambrienta, pensando, como le pasó a los apóstoles en el Evangelio, ¿cómo los alimentaremos? (Cfr. Jn 6, 1 - 15).

Recordemos que el que alimentó a una gran multitud, repite el milagro diariamente en la Eucaristía, ofreciendo su palabra, multiplicando su presencia, transformando los dones puestos sobre el altar en su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad.

Necesitamos fortalecer nuestra fe, tener esperanza e ilusión en la vida para vivir el amor. Por falta de esta fe, hay muchos “desnutridos espirituales”. Cuando el alma carece de Dios, el ser humano se empobrece.

Dios sabe muy bien lo que necesitamos, por eso el Hijo se ha quedado como EL ALIMENTO QUE NUTRE, saciando nuestra alma, llevándonos al aprecio por lo divino y transformándonos en nuevas criaturas.