viernes, 22 de abril de 2016

Jesús, es la Paz


En un momento histórico como el nuestro, tan convulsionado por la violencia de todo género, Jesús no sólo nos desea la paz, sino que la otorga a todos. Porque no es lo mismo desear la paz para alguien, que ser paz para alguien. Jesús es paz para quien mantiene una estrecha relación con Él. Los discípulos son el mejor ejemplo de esta cercana amistad con el Señor, porque ellos, muchas veces sin comprenderlo del todo, se mantuvieron cerca de Jesús. Sin embargo, en momentos tan complicados e impactantes como los de la crucifixión del Señor, los discípulos perdieron la paz, es decir el dolor y el desconcierto hicieron que se les escapara de las manos la presencia de Jesús. Seamos sinceros, uno de los elementos esenciales de nuestra existencia y que tal vez nos hemos pasado toda la vida buscando es la paz. La paz que Jesús ofrece es paz verdadera, no ilusión, no es ausencia de problemas, es tenacidad serena para enfrentarlos, no es reposo egoísta sino tranquilidad generosa y compartida. Es paz que está al alcance de la mano, y la cortísima distancia que nos separa de ella se remedia con la oración. Y cuando ya la hemos recibido esa paz se mantiene unida a nuestra vida a través de la fe. ¿Tienes hambre de paz? Ve a Jesús que te espera paciente en el sagrario.

¡Alabado sea el nombre de Jesús!

Escrita por: Pbro. Eliezer Israel Sandoval Espinoza