sábado, 10 de noviembre de 2012

SAN LEÓN MAGNO - PAPA Y DOCTOR DE LA IGLESIA

Memoria Obligatoria

Llamado Magno por la grandeza de sus obras su santidad, el Pontífice tuvo que luchar fuertemente contra dos clases de enemigos: los externos que querían invadir y destruir a Roma, y los internos que trataban de engañar a los católicos con errores y herejías.

León había nacido en Tuscia. Fue diácono de la Iglesia de Roma en torno al año 430, y con el tiempo alcanzó en ella una posición de gran importancia y, en el año 440 fue elegido Papa. Su pontificado duró más de 21 años y  ha sido sin duda uno de los más importantes en la historia de la Iglesia. Al morir, el 10 de noviembre del año 461, el Papa fue sepultado junto a la tumba de san Pedro.

El Papa León vivió en tiempos sumamente difíciles: las repetidas invasiones bárbaras, el progresivo debilitamiento en Occidente de la autoridad imperial, y una larga crisis social habían obligado al obispo de Roma a asumir un papel destacado incluso en las vicisitudes civiles y políticas. Esto no impidió que aumentara la importancia y el prestigio de la Sede romana.

 Conocemos bien la acción del Papa León gracias a sus hermosísimos sermones y sus cartas. En estos textos, el pontífice se presenta en toda su grandeza, dedicado al servicio de la verdad en la caridad, a través de un ejercicio asiduo de la palabra, como teólogo y pastor. León Magno, constantemente requerido por sus fieles y por el pueblo de Roma, así como por la comunión entre las diferentes Iglesias y por sus necesidades, apoyó y promovió incansablemente el primado romano, presentándose como un auténtico heredero del apóstol Pedro.

En el año 451, se celebró el Concilio de Calcedonia que rechazó la herejía de Eutiques que negaba la auténtica naturaleza humana del Hijo de Dios y, afirmó la unión en su única Persona, sin confusión ni separación, de las dos naturalezas humana y divina. Esta fe en Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, era afirmada por el Papa en un importante texto doctrinal dirigido al obispo de Constantinopla que, al ser leído en Calcedonia fue acogido con una aclamación elocuente, registrada en las actas del Concilio: «Pedro ha hablado por la boca de León».

Consciente del momento histórico en el que vivía y de la transición que tenía lugar, en un período de profunda crisis, de la Roma pagana a la cristiana, León Magno supo estar cerca del pueblo y de los fieles con la acción pastoral y la predicación. Alentó la caridad en una Roma afectada por las carestías, por la llegada de refugiados, por las injusticias y la pobreza. Afrontó las supersticiones paganas y la acción de los grupos maniqueos. Enlazó la liturgia a la vida cotidiana de los cristianos, por ejemplo, uniendo la práctica del ayuno con la caridad y con la limosna. En particular, León Magno enseñó a sus fieles que la liturgia cristiana no es el recuerdo de acontecimientos pasados, sino la actualización de realidades invisibles que actúan en la vida de cada quien.

Murió el 10 de noviembre del año 461.