San Martín de Porres y su
Casa, esperan a los fieles para juntos caminar, y luego, entregar las aflicciones y cansancios a Jesús Eucaristía.
En el día de su fiesta, el
Padre de los Pobres, -junto a quienes peregrinamos en esta tierra-, salió a
caminar por las calles del barrio de su Comunidad!
El viento, no fue obstáculo
para que sus fieles acompañáramos a nuestro “Santo Morenito”, quien nos dice: “Yo
te curo, Jesús Te Sana"
Los niños, con gran orgullo
y fervor, portaron el pañuelo que lleva los colores de la vestimenta de “Fray Escoba”,
lo que los distinguió como servidores de “San Martín de Porres”.
Te pedimos, Patrono de
nuestra Comunidad, que podamos imitar tus virtudes, que como vos lo hiciste,
estemos siempre al servicio de quienes nos necesiten, viendo a Jesús en cada
uno de nuestros hermanos.
La Santa Misa, fue transmitida por RTR Canal 9 de
Televisión, permitiendo que todos los fieles que por distintos motivos no
asistieron a la fiesta del santo, pudieran unirse espiritualmente,
recibiendo las Bendiciones que Dios, derrama por la intercesión de San Martín
de Porres.
El agua bendita nos recordó
a nuestro bautismo, haciendo memoria agradecida del día en que gracias a la Fe
de nuestros padres y padrinos, recibimos el don de la Fe!
Culminada la Santa Misa, el
Padre Claudio expuso el Santísimo Sacramento del Altar, comenzando la
intercesión por todos nosotros, los enfermos del cuerpo y del alma.
Jesús, Médico del Alma, en
esta Fiesta de San Martín de Porres, quiso pasar sanando nuestros recuerdos.
Todos aquellos recuerdos que nos lastiman el alma y que son causas de
enfermedades físicas. Aquellos recuerdos dolorosos que guardamos desde el
momento de la concepción, cuando nuestros padres deseaban un hijo de otro sexo;
recuerdos de abusos y violencia física y espiritual, que nos mantienen atados a
la falta de perdón. Los recuerdos de palabras, ausencias, silencios, abandono,
infidelidades, fracasos…
Nuestro Médico del Alma,
a través de las lágrimas, quiso lavar y purificar nuestra
memoria. Nos invitó a recordar todo aquello que pensábamos ya estaba sanado o
bien, lo guardábamos en lo más profundo del corazón, sin querer recordarlo para
evitar sufrir. Recordar para sanar! Recordar, para perdonar a quien nos hizo daño,
a nosotros mismos y a Dios, a quien
tantas veces culpamos de nuestro sufrimiento.
El testimonio es sanador!
Luego del paseo de Jesús Sacramentado, entre quienes vinimos a su encuentro, algunos
hermanos, compartieron sus testimonios.
Cuántas sanaciones, Señor! Sabemos que tus tiempos no son nuestros tiempos! Que la sanación es un proceso. Solo debemos entregarnos y dejar que Tú, sanes nuestras heridas y recuperemos la paz!