miércoles, 2 de noviembre de 2011

SOLEMNIDAD DE LOS FIELES DIFUNTOS

En este día rezamos por los difuntos que están en el purgatorio. Los que están en el cielo, son santos y no necesitan oración. Los que están en el infierno no pueden beneficiarse de la oración ni la desean. Solo rezamos por las almas que están en el purgatorio. Pero como no sabemos con seguridad si un difunto está en el purgatorio, (a no ser que la Iglesia lo haya declarado santo, en cuyo caso está en el cielo), es bueno rezar por todos los difuntos.

Intercedemos por todos los difuntos, en especial nuestros familiares y conocidos, para que pronto se encuentren con el Señor en el cielo.

Es antigua costumbre cristiana visitar los cementerios el día de los difuntos y llevar flores como signo de amor y honra. Recordamos nuestros ancestros sobre todo en la Santa Misa ofrecida por ellos.

Santo Tomás dijo: Rezar por los difuntos es la mayor obra de misericordia, aún más que rezar por los vivos, ya que éstos pueden valerse por sí mismos.

En el Purgatorio están salvadas todas las almas. No hay almas condenadas allí, ellas están limpiando, purgando sus culpas, porque no pueden ver a Dios si no están totalmente limpios.

La culpa de nuestros pecados, es perdonada en el Sacramento de la Reconciliación, pero queda el daño que hemos causado a los hermanos, que es la pena. Cuando la pena es material, se repara devolviendo lo material por ejemplo si estafé a un hermano, reparo eso devolviendo el dinero.

Pero si el daño es espiritual, por ejemplo cuando hablamos mal de una persona, la reparación se realiza por ejemplo comenzando a hablar bien de esa persona.

La iglesia concede la gracia de poder ganar la indulgencia para que se nos perdone la pena.

En este día la Iglesia permite que nosotros los peregrinos, que estamos en la Iglesia Caminante podamos ganar indulgencia para las almas que están en la Iglesia Purgante.

Es un gran regalo que podemos hacer para ganar una indulgencia para salvar un alma que está en el Purgatorio.

Las almas del Purgatorio no pueden hacer nada por si mismas, esperan de nosotros para que puedan salir. Ellas no pueden hacer ningún mérito para salir.

Nosotros hemos sido creados para contemplar el rostro de Dios. No hay tristeza más grande que no ver el Rostro de Dios. Las almas del Purgatorio no pueden verlo y ese es su mayor sufrimiento.

Solo se puede ganar una indulgencia plenaria por día.

Desde el 1 (Somlenidad de Todos Los Santos) al 8 de Noviembre inclusive, podemos ganar una indulgencia plenaria por día y sacar un alma por día del purgatorio, cumpliendo con las condiciones ordinarias para ello. Otros días del año la indulgencia es parcial.

El alma salvada, no se va a olvidar de nosotros y cuando llegue a contemplar el Rostro de nuestro Señor, intercederá por nosotros.

Condiciones Ordinarias para ganar una Indulgencia Plenaria

- Confesar (ocho días antes o después)

- Participar en la Eucaristía y comulgar

- Rezar por las intenciones del Santo Padre

Y a parte

- Debemos ir al cementerio

Intenciones del Santo Padre Benedicto XVI para el mes de Noviembre de 2011

Intención General

Por las Iglesias orientales, para que su venerable tradición sea conocida y estimada como riqueza espiritual para toda la Iglesia

Intención Misionera


Para que el continente africano encuentre en Cristo la fuerza para realizar el camino de reconciliación y justicia, indicado en el segundo Sínodo de los Obispos para África.

El Catecismo de la Iglesia Católica dispone:

958 La comunión con los difuntos. “La Iglesia peregrina, perfectamente consciente de esta comunión de todo el Cuerpo Místico de Jesucristo, desde los primeros tiempos del cristianismo honró con gran piedad el recuerdo de los difuntos y también ofreció por ellos oraciones “pues es una idea santa y provechosa orar por los difuntos para que se vean libres de sus pecados” (2M 12, 45) (LG 50). Nuestra oración por ellos puede no solamente ayudarles, sino también hacer eficaz su intercesión en nuestro favor.

1032 … Desde los primeros tiempos, la Iglesia ha honrado la memoria de los difuntos y ha ofrecido sufragios en su favor, en particular el sacrificio eucarístico (Cf. DS 856), para que, una vez purificados, pueden llegar a la visión beatífica de Dios. La Iglesia también recomienda las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia en favor de los difuntos.

Llevémosles socorros y hagamos su conmemoración. Si los hijos de Job purificados por el sacrificio de su padre (Cf. Jb 1, 5), ¿por qué habríamos de dudar de que nuestras ofrendas por los muertos les lleven un cierto consuelo? No dudemos, pues, en socorrer a los que han partido y en ofrecer nuestras plegarias por ellos (San Juan Crisóstomo, hom. in 1Cor. 41, 5).

También debemos saber que ofrecer la Santa Misa por nuestros difuntos, es la mejor oración que podemos hacer, pero, no solo debemos anotar sus nombres en las intenciones de la Santa Misa, sino asistir a las Misas que ofrecemos por ellos.


“Jesús, María, os amo, Salvad las Almas”