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de Abril – Memoria Obligatoria
Nació en Siena el
día de la fiesta de la Anunciación. A los seis años tuvo una extraordinaria
experiencia mística que definió su vocación, entregándose enteramente a Cristo.
Siendo muy joven y con cierta dificultad, logró hacerse terciaria de la Orden
de Santo donde pese a las consolaciones y visiones, tuvo que vencer pruebas muy
duras. Por revelación divina, la santa salió a trabajar por la salvación del
prójimo, asistiendo a los enfermos en los hospitales en especial aquellos que
padecían enfermedades repugnantes como la lepra. Poco a poco reunió a un grupo
de amigos y discípulos formando una "gran familia" y que durante la
epidemia de la peste, asistieron a casi todos los enfermos de la ciudad.
La caridad de la
santa también se extendía a los condenados a muerte a quienes ayudaba a
encontrar a Dios. Santa Catalina fungió exitosamente como moderadora entre la
Santa Sede y Florencia pues ésta había formado una liga contra el Vaticano, y
que finalmente se llegó a la reconciliación bajo el Papa Urbano VI. Santa
Catalina entonces volvió a Siena donde empezó a escribir su famosa obra mística
"Diálogo de Santa Catalina" pero paralelamente, la salud de la santa
empeoraba obligándola a soportar grandes sufrimientos. Dos años después del fin
del cautiverio de los Papas en Aviñon estalló el escándalo del gran cisma, por
lo que Santa Catalina se estableció en Roma, donde luchó infatigablemente con
oraciones, exhortaciones y cartas, para ganar nuevos partidarios al Papa
legítimo.
Pero la vida de la
santa tocaba a su fin y en 1380 el 21 de abril, un ataque de apoplejía la dejó
semiparalítica y ocho días después murió a los 33 años de edad.