martes, 9 de octubre de 2012

SEGUNDO DÍA DEL TRIDUO AL DIVINO NIÑO JESÚS


Hermanos en  este segundo día de Triduo en honor al Divino Niño Jesús, le entreguemos todas nuestras necesidades y peticiones.

         Haz Señor, que sepamos reconocer la Divinidad de Tú hijo en la humildad de su Encarnación, siguiéndolo con sencillez de corazón elijamos como niños tu Reino.

                            Hoy contemplamos:

            EL AMOR  DEL NIÑO  JESÚS POR LA  GLORIA DE DIOS

 

   … Y el Niño les dijo: ¿No sabían que yo debo ocuparme de las cosas de mi Padre?  (Lc 2, 49)

 

           Ninguna criatura ha deseado jamás con más ardor alguna cosa, como deseó el Niño Jesús glorificar a su Padre Dios. Jesús vivió y se esforzó desde su más tierna edad, en hacerlo conocer, adorar, servir y amar; esta gloria era el único objeto de sus anhelos. Por ello a la edad de doce años se quedó en el templo de Jerusalén dialogando con los maestros de la ley, sin que lo supieran sus padres.

 

    Oración

   ¡Oh mi querido Niño Jesús! Enciende en mi alma ese fuego divino, destruye de mi corazón el amor propio y de todo lo que no sea de Dios o a Dios no se refiera,  que sólo conserve afectos para lo que pueda serle agradable  y procurarle gloria y amor.

                                                                  Amén
 

            ***   Breve    silencio   ***
 

  A cada intención respondemos: “DIVINO NIÑO JESUS, SÁLVALOS”
 

* Por los niños abandonados.

* Por los niños que viven en las calles.

* Por los niños que sufren las guerras.

* Por los niños que mueren en situaciones violentas.

* Por los niños que fueron abortados.

* Por los niños que padecen enfermedades o mal formaciones.

* Por los niños que no conocen el amor.

* Por los niños maltratados.


Divino Niño Jesús, sálvalos y muéstrales tu Misericordia. Así sea.
 

           Ave María…

 

Oración  final

         Niño Jesús: Tú eres el rey  de la paz, ayúdame a aceptar sin amargura las cosas que no puedo cambiar.

         Tú eres la fortaleza del cristiano, dame valor para transformar aquello que en  mi debo mejorar.

         Tú eres la sabiduría eterna, enséñame en cada instante  como debo obrar para agradar más a Dios. Te lo suplico por los méritos de tu infancia, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

                                                                             Amén.


Divino Niño Jesús: En Vos Confío!