Señor, pongo mi vida en tus manos.
Si tuviera soberbia, sánala y dame humildad.
Si me sintiera humillado o fracasado, dame valor para ponerme de pie.
Si me sintiera triste, sana mi corazón para que pueda volver a sonreír.
Si me dejo llevar por la ira, sana mis pasiones para que pueda controlarlas.
Si el rencor se hubiera apoderado de mí, sana mis recuerdos para que pueda perdonar y olvidar.
Si la avaricia y el afán de bienes materiales guían mi vida, sana mi espíritu para que pueda perseguir las cosas que verdaderamente importan.
Si soy egoísta, dame humildad para poder amar a los demás.
Señor, toma mi vida y sana todo aquello que me aleja de Ti. Amén