martes, 9 de febrero de 2016

Oración de san Bernardo




Si se levanta la tempestad de las tentaciones, si caes en el obstáculo de las tristezas, eleva tus ojos a la Estrella del mar: Invoca a María.

Si te golpean las olas de la soberbia, de la calumnia, de la envidia, mira a la estrella, invoca a María.

Si la cólera, la avaricia, la sensualidad de tus sentidos quieren hundir la barca de tu espíritu, que tus ojos vayan a esa estrella: Invoca a María.

Si ante el recuerdo desconsolador de tus muchos pecados, te sientes ir hacia el abismo del desaliento o de la desesperación, lánzale una mirada a la estrella, e invoca a la Madre de Dios.

En medio de tus peligros, de tus angustias, de tus dudas, piensa en María, invoca a María.
El pensar en Ella y el invocarla, sean dos cosas que no se aparten nunca ni de tu corazón ni de tus labios, y para estar más seguro de su protección, no te olvides de imitar sus ejemplos.

Siguiéndola, no te perderás en el camino.

Implorándola, no te desesperarás.

Pensando en Ella, no te equivocarás.

Si Ella te tiene de la mano, no te puedes hundir.

Bajo su manto nada hay que temer.

Bajo su guía no habrá cansancio, y con su favor llegarás felizmente al puerto de la Patria Celestial. Amén