VATICANO, 08 May. 16 / 05:16 am (ACI).- El Papa Francisco, al presidir el Regina Coeli, comentó la Fiesta de la Ascensión de Jesús al cielo y explicó que da inicio a una vida nueva que lleva a anunciar el amor de Dios en todo lugar y circunstancia.
En muchos países del mundo, la Iglesia celebra este domingo la Ascensión de Jesús al cielo, 40 días después de la Pascua y una semana antes de Pentecostés.
El Papa dijo también que así “contemplamos el misterio de Jesús que sale de nuestro espacio terreno para entrar en la plenitud de la gloria de Dios, llevando consigo nuestra humanidad”.
“En este cielo habita ese Dios que se ha revelado así de cercano hasta tomar el rostro de un hombre, Jesús de Nazaret. ¡Él permanece para siempre, el Dios-con-nosotros y no nos deja solos!”, exclamó.
El Pontífice aseguró que “podemos mirar a lo alto para reconocer ante nosotros a nuestro futuro. En la Ascensión de Jesús, el Crucificado Resucitado, está la promesa de nuestra participación a la plenitud de vida ante Dios”.
Francisco recordó como después de que los discípulos vean subir al cielo a Jesús, “vuelven a la ciudad como testimonios que con alegría anuncian a todos la vida nueva que viene del Crucificado Resucitado, por cuyo nombre ‘serán predicados a todos los pueblos la conversión y el perdón de los pecados’”.
"Éste es el testimonio que cada domingo debería salir de nuestras iglesias para entrar durante la semana en las casas, en las oficinas, en las casas para los ancianos, en los lugares llenos de inmigrantes, en los lugares de encuentro y divertimento, en los hospitales, en las periferias de la ciudad…”.
“Jesús nos ha asegurado en este anuncio y en este testimonio –continuó- que seremos revestidos de potencia de lo alto, es decir, con la potencia del Espíritu Santo”.
Según el Papa, el “secreto de esta misión” está en “la presencia entre nosotros del Señor resucitado, que con el don del Espíritu Santo continua a abrir nuestra mente y nuestro corazón para anunciar su amor y su misericordia también en los ambientes más difíciles de nuestras ciudades”.
“El Espíritu Santo es el verdadero artífice de las diversas formas de testimonio con las que la Iglesia y todo bautizado hacen al mundo”.
Antes de concluir, el Santo Padre indicó que “no podemos nunca olvidar el recogimiento en la oración para alabar a Dios e invocar el don del Espíritu Santo”.
“En esta semana, que lleva a la fiesta de Pentecostés, permanezcamos espiritualmente en el Cenáculo, junto a la Virgen María, para acoger el Espíritu Santo. Lo hacemos también ahora”, terminó.