“El valor de la Oración”
Jesús
invita, recomienda, impone la oración, une a ella toda gracia, toda bendición
hasta la salvación eterna. ÉL mismo reza siempre: en el Templo, en el Huerto de
los Olivos, en el Monte, sobre las Aguas, en las Plazas y en las Sinagogas. San
Pedro corre el peligro de hundirse en
las aguas y reza; la oración lo fortifica. Marta y María piden llorando ante
Jesús en la hora del dolor; y la oración las consuela. Rezan los Apóstoles en
el Cenáculo y la oración hace descender al Espíritu Santo con sus dones celestiales.
Y tú, ¿cuándo rezas? Reza siempre porque siempre tienes necesidad de permanecer
junto a Tu Dios.
*Breve
Silencio*
Corazón
de Jesús, ayúdame a enseñar a los demás los caminos de misericordia y perdón
que has usado conmigo, para que los
pecadores se conviertan.
-Escúchanos, te suplicamos.
Corazón
de Jesús, que trabaje mucho por Ti hasta la muerte.
-Escúchanos, te suplicamos.
Corazón
de Jesús, abre mis labios, y mi boca anunciará tus Alabanzas.
-Escúchanos, te suplicamos.
Jesús le pide a Santa Margarita, la Devoción
Origen de la
Devoción
Promesas del Sagrado Corazón
Oración para después de cada una de las comuniones
de los nueve primeros viernes
Acto de Consagración al Sagrado Corazón de Jesús