martes, 7 de mayo de 2013

Último Día de Novena a nuestra Madre de Luján: Patrona de Argentina y de Cáritas

 
Meditamos el Rosario de la Caridad del Padre Gustavo Jamut
 
 
Culminado el rezo del Santo Rosario, le ofrecemos a nuestra Madre de Luján, el último día de Novena!
 
 
Nos ponemos en presencia de Dios: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
 
 Oración Inicial
 
   Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra.  Señora de Luján, Patrona de nuestra Patria; hoy alzamos nuestros ojos y nuestros brazos hacia tí... Madre de la Esperanza, de los pobres y de los peregrinos, escúchanos...
       Hoy te pedimos por Argentina, por nuestro Santo Padre, por nuestro pueblo. Ilumina nuestra patria con el sol de justicia, con la luz de una mañana nueva, que es la luz de Jesús. Enciende el fuego nuevo del amor entre hermanos.
Unidos estamos bajo la celeste y blanca de nuestra bandera, y los colores de tu manto, para contarte que: hoy falta el pan material en muchas, muchas casas, pero también falta el pan de la verdad y la justicia en muchas mentes. Falta el pan del amor entre hermanos y falta el pan de Jesús en los corazones.

 
                           *** Canto ***
 
  ÚLTIMO DÍA
 
 Desde Luján, Jesús nos sigue diciendo: “Ahí tienes a tu Madre...”
 
Los argentinos sabemos que en Luján tenemos a nuestra Madre. Es como si Jesús nos hubiera dicho a nosotros lo mismo que le dijo al discípulo estando en la cruz: “Ahí tienes a tu madre”. Su casa es meta de muchos caminos. Sus manitos juntas reciben nuestras oraciones y se las acercan a Dios. Sus ojos buenos atraen nuestras miradas y su manto nos cubre. Su bendición nos reanima y renueva. Es nuestra, pero es de todos: su corazón es tan ancho como el mundo y ninguno de los que la invoca con fe queda sin su cuidado, sea argentino o no.
 

 
Escuchamos con atención la Palabra de Dios
 
Del evangelio de san Juan:
          “Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre, con su hermana María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a su madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: “Mujer, aquí tienes a tu hijo”.
Luego dijo al discípulo: “Aquí tienes a tu madre”.
Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa.” (19, 25-27)
 
 
Recemos con el Salmo 121

 
Respondemos: Nuestra ayuda viene del Señor.

 
Levanto mis ojos a las montañas:
¿de dónde me vendrá la ayuda?
La ayuda me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.

 
 Nuestra ayuda viene del Señor.
 
El Señor es tu guardián,                
es la sombra protectora a tu derecha:
de día no te dañará el sol,
ni la luna de noche.
 
 Nuestra ayuda viene del Señor.
 
 
El Señor te protegerá de todo mal
y cuidará tu vida.
El te protegerá en la partida y el regreso,
ahora y para siempre.

 
 Nuestra ayuda viene del Señor.
 
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo...
 
- Breve silencio para reflexionar.
 
 
Oración Final

 
Te pedimos madre, que extingas el odio, que ahogues las ambiciones desmedidas, que arranques el ansia febril de solamente los bienes materiales y derrama sobre nuestro suelo, la semilla de la humildad, de la comprensión. Ahoga la mala hierba de la soberbia, que ningún Caín pueda plantar su tienda sobre nuestro suelo, pero tampoco que ningún Abel inocente bañe con su sangre nuestras calles.
Haz madre que comprendamos que somos hermanos, nacidos bajo un mismo cielo, y bajo una misma bandera. Que sufrimos todos juntos las mismas penas y las mismas alegrías. Ilumina nuestra esperanza, alivia nuestra pobreza material y espiritual y que tomados de tu mano digamos más fuerte que nunca: ¡Argentina, canta y camina!
 
 
Virgen de Luján: Ruega por nosotros y por nuestra Patria!
 
Ave María Purísima: Sin pecado concebida!
 
 
En el  nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.