Un misterio es todo aquello que no
podemos entender con la razón y hasta que Dios nos lo revela. La Santísima
Trinidad es un Misterio: Se trata de Un
sólo Dios en tres Personas distintas.
Aunque es un dogma difícil de
entender, fue el primero que entendieron los Apóstoles. Después de la
Resurrección, comprendieron que Jesús era el Salvador enviado por el Padre. Y,
cuando experimentaron la acción del Espíritu Santo dentro de sus corazones en
Pentecostés, comprendieron que el único Dios era Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Padre,
Hijo y Espíritu Santo tienen la misma naturaleza, la misma divinidad, la misma
eternidad, el mismo poder, la misma perfección; son un sólo Dios. Además, sabemos que cada una
de las Personas de la Santísima Trinidad está totalmente contenida en las otras
dos, pues hay una comunión perfecta entre ellas.
Las
personas de la Santísima Trinidad son distintas entre sí, dada la diversidad de
su misión: Dios Hijo-por quien son todas las cosas- es enviado por Dios Padre,
es nuestro Salvador. Dios Espíritu Santo-en quien son todas las cosas- es el
enviado por el Padre y por el Hijo, es nuestro Santificador.
La Creación, La Encarnación y
Pentecostés…
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En
la Creación, Dios Padre está como principio de todo lo que existe.
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En
la Encarnación, Dios se encarna, por amor a nosotros, en Jesús, para liberarnos
del pecado y llevarnos a la vida eterna.
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En
Pentecostés, el Padre y el Hijo se hacen presentes en la vida del hombre en la
Persona del Espíritu santo, cuya misión es santificarnos, iluminándonos y
ayudándonos con sus dones a alcanzar la vida eterna.