lunes, 6 de mayo de 2013

Octavo Día de Novena a la Virgen de Luján: Patrona de Argentina y de Cáritas

 
Meditamos el Rosario de la Caridad del Padre Gustavo Jamut


Culminado el rezo del Santo Rosario,
le ofrecemos a nuestra Mamita, el octavo día de la Novena!
 
 
Nos ponemos en presencia de Dios: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
 
Oración Inicial
 
    Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra.  Señora de Luján, Patrona de nuestra Patria; hoy alzamos nuestros ojos y nuestros brazos hacia tí... Madre de la Esperanza, de los pobres y de los peregrinos, escúchanos...
   Hoy te pedimos por Argentina, por nuestro Santo Padre, por nuestro pueblo. Ilumina nuestra patria con el sol de justicia, con la luz de una mañana nueva, que es la luz de Jesús. Enciende el fuego nuevo del amor entre hermanos.
Unidos estamos bajo la celeste y blanca de nuestra bandera, y los colores de tu manto, para contarte que: hoy falta el pan material en muchas, muchas casas, pero también falta el pan de la verdad y la justicia en muchas mentes. Falta el pan del amor entre hermanos y falta el pan de Jesús en los corazones.
 
                      *** Canto ***
 
OCTAVO DÍA

 
 A los pies de nuestra Madre de Luján, descubrimos una historia en común y nos reconocemos hermanos.

 
El milagro de la Virgen de Luján ocurrió hace muchos años. Sin embargo, el suceso de los cajoncitos y la carreta inmóvil ha llegado hasta nosotros. Alguien nos lo contó. Nuestros padres o abuelos; los catequistas o algún sacerdote. Lo cierto es que sabemos, por muchas voces que lo han trasmitido, que la Virgen quiso quedarse en Luján.
La figura del Negro Manuel cobra mucha importancia también en este aspecto: fue testigo presencial del milagro y lo contó a los peregrinos que visitaban a la Madre. Su fidelidad y constancia hizo posible que hoy este hecho estuviera en la memoria del Pueblo de Dios en nuestra Patria.
La tradición continuó y continúa. Quienes hoy visitan a la Virgen, aunque no sepan su historia al detalle, experimentan su cariño y lo trasmiten a sus hijos, a sus amigos...

 
      
Escuchamos con atención la Palabra de Dios

 
Del evangelio de san Lucas:
          “Jesús les dijo entonces esta parábola: Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja acaso las noventa y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido, hasta encontrarla?  Y cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos, y les dice: Alégrense conmigo porque encontré la oveja que se me había perdido.” (15, 3-6)

 
Recemos con el Salmo 145
 
Respondemos: Alabaremos tu nombre por siempre, Señor.
 
Te alabaré, Dios mío, a ti, el único Rey,
y bendeciré tu nombre eternamente;
día tras día te bendeciré,
y alabaré tu nombre sin cesar.

 
Alabaremos tu nombre por siempre Señor

 
 
¡Grande es el Señor y muy digno de alabanza:
su grandeza es insondable!
Cada generación celebra tus acciones
y le anuncia a las otras tus portentos:
ellas hablan del esplendor de tu gloria,
y yo también cantaré tus maravillas.            

 
Alabaremos tu nombre por siempre Señor
 
Ellas publican tus tremendos prodigios
y narran tus grandes proezas;
divulgan el recuerdo de tu inmensa bondad
y cantan alegres por tu victoria.

 
Alabaremos tu nombre por siempre Señor
 
 
Mi boca proclamará la alabanza del Señor:
que todos los vivientes bendigan tu santo Nombre,
desde ahora y para siempre.

 
 
Alabaremos tu nombre por siempre Señor
 
 
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo...

 

- Breve silencio para reflexionar.

 
Oración Final
 
Te pedimos madre, que extingas el odio, que ahogues las ambiciones desmedidas, que arranques el ansia febril de solamente los bienes materiales y derrama sobre nuestro suelo, la semilla de la humildad, de la comprensión. Ahoga la mala hierba de la soberbia, que ningún Caín pueda plantar su tienda sobre nuestro suelo, pero tampoco que ningún Abel inocente bañe con su sangre nuestras calles.
Haz madre que comprendamos que somos hermanos, nacidos bajo un mismo cielo, y bajo una misma bandera. Que sufrimos todos juntos las mismas penas y las mismas alegrías. Ilumina nuestra esperanza, alivia nuestra pobreza material y espiritual y que tomados de tu mano digamos más fuerte que nunca: ¡Argentina, canta y camina!
 
 
Virgen de Luján: Ruega por nosotros y por nuestra Patria!
Ave María Purísima: Sin pecado concebida!