sábado, 4 de mayo de 2013

Sexto día de novena a nuestra Sra. de Luján: Patrona de Argentina y de Cáritas



Meditamos el Rosario de la Caridad del Padre Gustavo Jamut


Culminado el rezo del Santo Rosario,
le ofrecemos a nuestra Mamita, el cuarto día de la Novena!


Nos ponemos en presencia de Dios: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

 Oración Inicial

   Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra. Señora de Luján, Patrona de nuestra Patria; hoy alzamos nuestros ojos y nuestros brazos hacia tí... Madre de la Esperanza, de los pobres y de los peregrinos, escúchanos!

       Hoy te pedimos por Argentina, por nuestro Santo Padre, por nuestro pueblo. Ilumina nuestra patria con el sol de justicia, con la luz de una mañana nueva, que es la luz de Jesús. Enciende el fuego nuevo del amor entre hermanos.

Unidos estamos bajo la celeste y blanca de nuestra bandera, y los colores de tu manto, para contarte que: hoy falta el pan material en muchas, muchas casas, pero también falta el pan de la verdad y la justicia en muchas mentes. Falta el pan del amor entre hermanos y falta el pan de Jesús en los corazones.

     *** Canto  ***

SEXTO DÍA

En Luján, tenemos una casa para estar con la Virgen. Pero Ella también quiere peregrinar con nosotros.


          La señora Ana de Matos, que tenía una estancia unas 5 o 6 leguas de distancia de la de Rosendo, al ver el abandono en el que había quedado la ermita decidió ofrecerle un lugar más digno a la Virgen y construir, con el tiempo, una capilla para que la pudieran venerar los peregrinos. Así, con una procesión que duró dos días, la Virgen peregrinó junto a sus hijos hasta el lugar donde se construiría el nuevo templo.

          También Ana de Matos, como el negro Manuel, fue un instrumento de Dios para servir a su pueblo. Gracias a ella, nuestra Madre pudo tener una casa para seguir recibiendo a sus hijos; y las tierras que le donó a la Virgen dieron origen a la actual ciudad de Luján.


Escuchamos con atención la Palabra de Dios


Del evangelio de san Lucas:

          “En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas ésta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: ‘¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor.” (1, 39-45)

Recemos con el Salmo 84

Respondemos: Feliz quien ama al Señor y marcha en sus caminos.


 ¡Qué amable es tu Morada,

Señor del universo!

Feliz quien ama al Señor y marcha en sus caminos.

Mi alma se consume de deseos

por los atrios del Señor;

mi corazón y mi carne claman ansiosos             

por el Dios viviente.

Feliz quien ama al Señor y marcha en sus caminos.

Hasta el gorrión encontró una casa,

y la golondrina tiene un nido

donde poner sus pichones,

junto a tus altares, Señor del universo,

mi Rey y mi Dios.

Feliz quien ama al Señor y marcha en sus caminos.

¡Felices los que habitan en tu Casa

y te alaban sin cesar!

¡Felices los que encuentran su fuerza en ti,

al emprender la peregrinación!

Feliz quien ama al Señor y marcha en sus caminos.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo...


- Breve silencio para reflexionar.


Oración Final

Te pedimos madre, que extingas el odio, que ahogues las ambiciones desmedidas, que arranques el ansia febril de solamente los bienes materiales y derrama sobre nuestro suelo, la semilla de la humildad, de la comprensión. Ahoga la mala hierba de la soberbia, que ningún Caín pueda plantar su tienda sobre nuestro suelo, pero tampoco que ningún Abel inocente bañe con su sangre nuestras calles.

Haz madre que comprendamos que somos hermanos, nacidos bajo un mismo cielo, y bajo una misma bandera. Que sufrimos todos juntos las mismas penas y las mismas alegrías. Ilumina nuestra esperanza, alivia nuestra pobreza material y espiritual y que tomados de tu mano digamos más fuerte que nunca: ¡Argentina, canta y camina!


Virgen de Luján: Ruega por nosotros y por nuestra Patria!

Ave María Purísima: Sin pecado concebida!