lunes, 17 de diciembre de 2012

ÚLTIMO DÍA DE NOVENA A LA VIRGEN DE LA DULCE ESPERA

Señal de la cruz

En el nombre de Padre, del hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Nos arrepentimos de nuestros pecados.


Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad,
Por tu gran compasión, borra mis faltas!
Crea en mí, Dios mío, un corazón puro,
Y renueva la firmeza de mi espíritu.
No me arrojes lejos de tu presencia,
Ni retires de mí tu Santo Espíritu.
Nuestra Señora de la Dulce Espera,
Ruega por nosotros y por nuestros hijos!

Jesús nos da a María como madre

Al ver a la Madre y cerca de ella al discípulo a quien Él amaba, Jesús le dijo: Mujer, aquí tienes a tu hijo”. Luego dijo al discípulo: “Aquí tienes a tu madre”. (Jn 19, 25-27)

Reflexión

La maternidad de María, que se convierte en herencia del hombre, es un don: un don que Cristo mismo hace personalmente a cada hombre. A los pies de la cruz comienza aquella especial entrega del hombre a la madre de Cristo. La entrega es la respuesta al amor de una persona y, en concreto, al amor de la madre. Por eso, a través de los siglos, de entre los diversos pueblos y naciones de la tierra, el hombre se dirige a María, con veneración y confianza, como quien se dirige a su madre, y busca en su fe el sostén para la propia fe.


Oración

María Santísima, Madre de Jesús y Madre nuestra, sabemos que nos acompañas en el camino de la vida intercediendo por nosotros y por nuestras necesidades, danos un corazón fuerte y generoso. Gracias porque cada uno de nosotros somos participes de la vida de Dios.

Te pedimos que nos enseñes a respetar, proteger y defender la vida, especialmente la más débil e inocente.

Inspira y protege especialmente a aquellos hombres y mujeres que condicionados por el medio y las circunstancias que los rodean, no llegan a ver que la vida es siempre un bien. Que ellos sepan que “Ninguna cosa es imposible para Dios” (Lc. 1,30 37) y se entreguen con confianza a su providencia benévola

Bendícenos y guíanos en este camino para poder florecer en virtud y santidad. Confiamos en tu intercesión y esperamos con fe que Jesús nos conceda lo que pedimos.
 

A cada intención respondemos: “Por María, nuestra madre, te lo pedimos Señor”

-Por los bebés no deseados, sus madres y padres.

-Por los niños abandonados.

-Por los que sufren.

-Por las intenciones particulares con que rezamos esta Novena.
 

Oración a la Virgen de la Dulce Espera

Virgen María, Madre de Dios, que cobijaste en tu seno al Salvador,

te pedimos que nos protejas en este momento,

en que confiadamente esperamos un hijo, para que podamos aceptarlo con amor;

educarlo de modo que “crezca en sabiduría, estatura y gracia” ante los ojos de Dios; y conducirlo con nuestro ejemplo a la casa del Padre.

Amén.

 Padre Nuestro, Ave María y Gloria.