lunes, 3 de diciembre de 2012

MISA POR LOS ENFERMOS - ORACIÓN DE SAN CIPRIANO

 
Como todos los días 3 de cada mes, el Padre Claudio Minué, celebra la Santa Misa, pidiendo la intercesión de "San Martín de Porres" y de la Virgen de Lourdes, para que Jesús, Médico del Alma, sane nuestras enfermedades del cuerpo y del alma.

19: 20 Hs. Santo Rosario
 
Novena a la "Inmaculada Concepción de María"
 
20:00 Hs. Santa Misa
 
Oración por los enfermos
 
Paseo del Santísimo
 
Testimonios
 
 
Oración de San Cipriano
 
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Dios Único y Verdadero. Amén. Gloria a Dios en las alturas, paz en la tierra y la buena esperanza para los hombres de buena voluntad. Dios instituyó el día domingo y lo santificó, por que en él comenzó sus grandes obras y sus milagros, en el completó su creación y borró el mal. Todo ello por su poder omnisciente con el cual creó los cielos y la tierra y todo lo que estos contienen. Yo, Cipriano, siervo de Dios declaro haber consagrado mi alma, mi juicio, mis pensamientos, mi voluntad al Altísimo, a su Hijo Primogénito Nuestro Señor Jesús el Cristo Ungido, anunciado por los profetas desde el comienzo de los siglos.
¡OH Dios Mío! Tú que ya conoces a tu siervo humilde y pecador, perdóname. Bien sabes  ¡OH mí Creador! Que fui sometido al maldito demonio, guiado por su voluntad y dominado por sus huestes infernales. Yo me hallaba alejado de Ti, y entregado a las negras intenciones del demonio; perseguía a los que creían en Ti, porque me había constituido en tu enemigo: mis actos abominables eran una maldición del cielo y de la tierra. El cielo negaba sus lluvias y la tierra mezquinaba sus frutos. Todo era por mi maldad y cuando me alumbró tu luz y me enviaste tu gracia, volví donde Ti, creí en Ti y en tu divinidad tanto en el cielo como en la tierra. Es por ello que acudo a Ti para suplicarte perdones todos mis pecados, mi ignorancia; la ceguera de mi corazón: A Ti acudo y solo a Ti suplico para que aceptes mi arrepentimiento, me bendigas con tu perdón y protejas al que lleve consigo esta oración, a quien le preste oídos y a quien la tenga en su casa, en su campo o en su hacienda o en cualquier lugar que le pertenezca. Se bien Señor, que los que así hicieran, se librarían, por tu poder, de todo mal, de todo daño, de toda clase de enfermedad. Se bien, Señor, escucharás los ruegos y las fervientes súplicas de tu siervo, y que protegerás a tus hijos, los que creen en Ti.
Por esto te suplico que les evites el dolor, que alejes de ellos toda clase de hechicería, de encantamiento, de magia, de maleficio, de brujería, de impedimento por obra hechicerezca. Dales coraza contra la acción del demonio, y que vuestro Ángel Guardián los acompañe en sus sueños, en sus horas de trabajo, en su vigilia y en su esparcimiento. Por la intercesión de los Santos de tu Santa Iglesia, por la protección de tu Santa Madre la Virgen María.
Ayúdales, Señor y Divino Maestro, para que ahuyentes en sus mentes y de sus corazones todo mal pensamiento, todo espíritu maligno, tal como se disipa el polvo ante el huracán y se derrite la cera ante el fuego. Y que el portador de este contexto sea protegido física y espiritualmente del mal y de sus agentes, por la intercesión de los Evangelistas Mateo, Marcos, Lucas y Juan y de todos los Santos. Amén.
Que el poder de Dios hunda la barca de los demonios en los profundos abismos, y que la fuerza de esta oración los haga esparcir, disipar si estuvieran dentro del hierro, en la tierra, en el mar, en el aire o en cualquier lugar, por la intercesión de San Pedro, por el Sacrificio de Abel y de Enoc.
Por la Fe de Abraham, por el poder de Josué, por los Salmos de David, por la Cruz de Nuestro Salvador, por la protección de Nuestra Madre María y por todos los Santos. Amén.
Y yo, Cipriano, siervo de Dios, os mando y ordeno espíritus infernales, en el nombre de mi Señor Jesucristo, que curó al paralítico, al ciego y resucitó a Lázaro de la muerte, que os alejéis de todo aquél que lleve este contexto y os disipéis delante de él, tal como se disipa el polvo ante el viento. Os conjuro que os ahuyentéis de su presencia, os ato con el poder de Dios que frenó el mar con un puñado de arena, para que no pudiereis hacer daño alguno al portador de esta oración, en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, un solo Dios Verdadero. Amén.
¡OH, Gran Dios!, este siervo tuyo se refugia en tu clemencia infinita y te suplica que bendigas a tus siervos que lleven en su pecho esta oración de exorcismo y los protejas con el sello de la Cruz Victoriosa, lo mismo a sus familias, a sus hogares, a sus trabajos, a sus haciendas, a sus comercios, a sus propiedades y a su salud; les impartas tu Bendición y tu Gracia y otorgues a sus tierras la abundancia y toda clase de bien, y los salves de todo mal. Tú que eres digno de toda oración y Gloria. En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Hoy, mañana y por toda la eternidad. Amén
                                                           Cipriano, el protegido de Dios