jueves, 6 de diciembre de 2012

OCTAVO DÍA DE NOVENA A LA "INMACULADA CONCEPCIÓN"


 
Cada uno de nosotros somos hijos predilectos de Dios Padre, por ello nos ha convocado en este octavo día para decirnos cuanto nos ama y que a cada no nos tiene en las palmas de sus manos.

 
Oración inicial


         ¡Virgen Santísima, que agradaste al Señor y fuiste su Madre; inmaculada en el cuerpo, en el alma, en la fe y en el amor! Por piedad, vuelve benigna los ojos a los fieles que imploran tu poderoso patrocinio. La maligna serpiente, contra quien fue lanzada la primera maldición, sigue combatiendo con furor y tentando a los hijos de Eva. ¡Ea, bendita Madre, nuestra Reina y Abogada, que desde el primer instante de tu concepción quebrantaste la cabeza del enemigo! Acoge las súplicas de los que, unidos a ti en un solo corazón, te pedimos las presentes ante el trono del Altísimo para que no caigamos nunca en las emboscadas que se nos preparan; para que todos lleguemos al puerto de salvación, y, entre tantos peligros, la Iglesia y la sociedad canten de nuevo el himno del rescate, de la victoria y de la paz. Amén.
 

Cita bíblica

 

“No temáis, María, porque Dios te ha favorecido” (Lc. 1, 30)

 

María es desde siempre y para siempre la amada, la elegida, la favorecida para acoger el don más precioso, Jesús, 'el amor encarnado de Dios. Ella se ha convertido en la Madre de Dios, imagen y modelo de la Iglesia, elegida entre los pueblos para recibir la bendición del Señor y difundirla entre toda la familia humana. Esta "bendición" no es otra cosa que Jesucristo.

María ilumina como un faro el tiempo de Adviento, que es tiempo de vigilante y de confiada esperanza del Salvador. Como un hijo alza los ojos al rostro de su mamá y, viéndolo sonriente, olvida todo miedo y todo dolor, así nosotros, volviendo la mirada a María, reconozcamos en ella la "sonrisa de Dios", el reflejo inmaculado de la luz divina; encontremos en ella nueva esperanza incluso en medio de los problemas y los dramas del mundo.

 
A cada intención respondemos: “Vuelve tu rostro hacia nosotros

 
- Por los que no tiene fe y vacilan en la vida. Oremos.

- Por los que cierran sus corazones a las enseñanzas de Tu Hijo Jesús. Oremos

- Por los que sufren en el cuerpo, el alma y el espíritu, para que aprendan a conocer a Dios. Oremos.

- Por los enfermos y solos que están el hospitales, clínicas, geriátricos y cárceles. Oremos.

- Por todos tus devotos que recurren a Ti en las necesidades  y auxilios. Oremos.
 

Oración Final
 
 
Inmaculada Madre de Dios, Reina de los cielos, Madre de misericordia, abogada y refugio de los pecadores: he aquí que yo, iluminado y movido por las gracias que vuestra maternal benevolencia abundantemente me ha obtenido del Tesoro Divino, propongo poner mi corazón ahora y siempre en vuestras manos para que sea consagrado a Jesús.
A Vos, oh Virgen santísima, lo entrego, en presencia de los nueve coros de los ángeles y de todos los santos; Vos, en mi nombre, consagradlo a Jesús; y por la filial confianza que os tengo, estoy seguro de que haréis ahora y siempre que mi corazón sea enteramente de Jesús, imitando perfectamente a los santos, especialmente a San José, vuestro purísimo esposo. Amén.

 

Ave María Purísima… Sin pecado concebida.

Ave María Purísima… Sin pecado concebida.

Ave María Purísima…. Sin pecado concebida

 
Alumbrantes de la Novena: Grupo de Oración "Jesús de la Divina Misericordia"