lunes, 3 de diciembre de 2012

QUINTO DÍA DE NOVENA A LA "INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA"

 


Tu nos convocas Madre, por ello estamos aquí en este quinto día dedicado a orar en tu presencia. Llena nuestro ser de verdadera vocación cristiana para servir y amar a nuestros hermanos como lo hace Tu Hijo Jesús.

 


 
Oración inicial
 

         ¡Virgen Santísima, que agradaste al Señor y fuiste su Madre; inmaculada en el cuerpo, en el alma, en la fe y en el amor! Por piedad, vuelve benigna los ojos a los fieles que imploran tu poderoso patrocinio. La maligna serpiente, contra quien fue lanzada la primera maldición, sigue combatiendo con furor y tentando a los hijos de Eva. ¡Ea, bendita Madre, nuestra Reina y Abogada, que desde el primer instante de tu concepción quebrantaste la cabeza del enemigo! Acoge las súplicas de los que, unidos a ti en un solo corazón, te pedimos las presentes ante el trono del Altísimo para que no caigamos nunca en las emboscadas que se nos preparan; para que todos lleguemos al puerto de salvación, y, entre tantos peligros, la Iglesia y la sociedad canten de nuevo el himno del rescate, de la victoria y de la paz. Amén.

 
Cita bíblica


“Mi alma canta la grandeza del Señor” (Lc. 1, 46)

 

María, “llena de Gracia”,  entona un cántico de Fe que nos muestra el rostro de su alma.

María nos ayuda a aprender el secreto de la alegría cristiana, recordándonos que el cristianismo es ante todo la “Buena Noticia” que tiene su centro en la persona de Cristo, único Salvador del mundo.

Que sea Nuestra Madre, quien nos enseñe a vivir en la alegría verdadera… la alegría del encuentro con el Amor que Jesús tiene por cada uno de nosotros.



A cada intención respondemos: ¡Que tu Santa Madre, Señor, interceda por nosotros!

- Sol de justicia, a quien María Virgen precedía cual aurora luciente,
haz que vivamos siempre iluminados por la claridad de tu presencia.  Oremos.

- Salvador del mundo, tú que con la eficacia de tu redención preservaste a tu Madre de toda mancha de pecado,
líbranos también a nosotros de toda culpa. Oremos.

- Redentor nuestro, tú que hiciste de la inmaculada Virgen María tabernáculo purísimo de tu presencia y sagrario del Espíritu Santo,
haz también de nosotros templos de tu Espíritu.  Oremos

- Rey de reyes, que elevaste contigo a tu Madre en cuerpo y alma al cielo,
haz que aspiremos siempre a los bienes celestiales. Oremos

 

Oración Final

 Inmaculada Madre de Dios, Reina de los cielos, Madre de misericordia, abogada y refugio de los pecadores: he aquí que yo, iluminado y movido por las gracias que vuestra maternal benevolencia abundantemente me ha obtenido del Tesoro Divino, propongo poner mi corazón ahora y siempre en vuestras manos para que sea consagrado a Jesús.
A Vos, oh Virgen santísima, lo entrego, en presencia de los nueve coros de los ángeles y de todos los santos; Vos, en mi nombre, consagradlo a Jesús; y por la filial confianza que os tengo, estoy seguro de que haréis ahora y siempre que mi corazón sea enteramente de Jesús, imitando perfectamente a los santos, especialmente a San José, vuestro purísimo esposo. Amén.

 

Ave María Purísima… Sin pecado concebida.

Ave María Purísima… Sin pecado concebida.

Ave María Purísima…. Sin pecado concebida


Alumbrantes de la Novena: Servidores de "San Martín de Porres"