sábado, 15 de septiembre de 2012

VIRGEN DE LOS DOLORES: DEVOCIÓN DE LOS SIETE DOLORES


Nuestra Señora de los Dolores frecuentemente aparece representada en el momento de La Piedad con su hijo Jesús muerto sobre su regazo, tras el descendimiento, y otras veces con expresión de desconsuelo al pie de la Cruz, sosteniendo sedente la corona de espinas de su hijo.

Se cumplieron las palabras proféticas de Simeón, como atestigua el Vaticano II: “María al pie de la cruz sufre cruelmente con su Hijo único, asociada con corazón maternal a su sacrificio, dando el consentimiento de su amor, a la inmolación de la víctima, nacida de su propia carne”. Por eso, la Iglesia, recuerda hoy a la Virgen de los Dolores, la Madre Dolorosa, también exaltada, por lo mismo, que humillada con su Hijo. Cuanto más íntimamente se participa en la pasión y muerte de Cristo, más plenamente se tiene parte también en su exaltación y glorificación. Vio a su Hijo sufrir, escuchó una a una sus palabras, lo miró compasiva y comprensiva, lloró con El lágrimas ardientes y amargas de dolor supremo, y se estrelló en su corazón el desgarrado grito de su Hijo a Dios: “¿por qué me has abandonado?

Su Hijo agoniza sobre aquel madero como un condenado. “Despreciable y desecho de los hombres, varón de dolores, despreciable y no le tuvimos en cuenta”, casi anonadado (Is 53, 35) ¡Cuán grande, cuán heroica en esos momentos fue la obediencia de la fe de María ante los «insondables designios» de Dios! ¡Cómo se «abandona en Dios» sin reservas, «prestando el homenaje del entendimiento y de la voluntad» a aquel, cuyos «caminos son inescrutables»! (Rom 11, 33). Y a la vez ¡cuán poderosa es la acción de la gracia en su alma, cuán penetrante es la influencia del Espíritu Santo, de su luz y de su fuerza!


Devoción de los Siete Dolores


¿Cómo practicar la devoción?


Rezando, todos los días, siete veces el Ave María mientras meditamos los siete dolores de María (un Ave María en cada dolor) y un Gloria (en honor a la Santísima Trinidad).

También, en orden a hacer una meditación más profunda, se suelen rezar un Padre Nuestro, siete Ave Marías y un Gloria en cada dolor.

Se recomienda meditar la Palabra de Dios en cada dolor.


Primer Dolor: La profecía del anciano Simeón

(Lucas 2, 22-35)

Madre dolorosa, por la aflicción de vuestro Corazón en la profecía de Simeón.

Querida Madre mía, por vuestro afligido Corazón, alcánzame la virtud de la humildad y el don del santo temor de Dios.

Ave María y Gloria


Segundo dolor: La persecución de Herodes y la huida a Egipto

(Mateo 2, 13-15)

Madre dolorosa por las angustias que experimentó tu Corazón en la huida y permanencia en Egipto.

Querida Madre mía, por tu angustiado Corazón, alcánzame la virtud de la liberalidad hacia los pobres y el don de la piedad.

Ave María y Gloria


Tercer dolor: Jesús perdido en el Templo, por tres días

(Lucas 2, 41-50)

Madre dolorosa, por la agitación y afán que experimentó tu Corazón en la pérdida de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo.

Querida Madre mía, por tu Corazón turbado y afanoso, alcánzame la virtud de la castidad y el don de la ciencia.

Ave María y Gloria.


Cuarto Dolor: Su encuentro con Jesús, cargando la cruz

(Vía Crucis, 4ª estación)

Madre del consuelo, que experimentaste un dolor tan fuerte al encontrar a tu querido Hijo, con la Cruz a cuestas en la calle de la Amargura, ayúdame a cambiar mi corazón para no aumentar más el peso de aquella Cruz con nuevas ofensas y pecados, causa de su muerte y de tu tristeza.

Que pueda ser para Jesús otro Cirineo.

Madre dolorosa, por la consternación de tu Corazón, al encontrar a Jesús llevando la cruz sobre sus hombros, alcánzame la virtud de la paciencia y don de la fortaleza.

Ave María y Gloria


Quinto dolor: La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo

(Juan 19, 17-30)

Madre dolorosa, por el martirio que sufrió tu Corazón de Madre, viendo agonizar a Jesús sin poder prestarle ningún consuelo, alcánzame la virtud de la templanza y el don de consejo.

Ave María y Gloria


Sexto dolor: María recibe a Jesús bajado de la Cruz

(Marcos 15, 42-46)

Madre dolorosa, por la herida de amor que tu Corazón experimentó cuando viste traspasar el Sagrado Corazón de Jesús, alcánzame la virtud de la caridad fraterna y el don de la inteligencia.

Ave María y Gloria


Séptimo dolor: La sepultura de Jesús

(Juan 19, 38-42)

Madre dolorosa, por el dolor que desgarró tu Corazón cuando dejaste sepultado el cuerpo de Jesús, alcánzame la virtud del fervor en el servicio de Dios y el don de la sabiduría.

Ave María y Gloria


Oración

Oh! Santísima Virgen de los Dolores, mírame cargando la cruz de mi sufrimiento: acompáñame como acompañaste a tu Hijo Jesús en el camino del Calvario; eres mi Madre y te necesito.

Ayúdame a sufrir con amor y esperanza para que mi dolor sea redentor que en las manos de Dios se convierta en un gran bien para la salvación de las almas.

Amén