jueves, 6 de septiembre de 2012

SEGUNDO DÍA DEL TRIDUO A LA SANTÍSIMA VIRGEN EN SU NATIVIDAD



Hermanos, en este día queremos invocar a nuestra Santísima Madre la Virgen María para que interceda ante su Hijo por todas nuestras necesidades, que nos ayude en estos tiempos de inseguridad, violencia y miedo.

Oración Inicial

¡Oh María! vengo buscando la paz. Toma en tus manos mis pecados, mis apegos desmedidos, mis infidelidades, mi flaqueza y alcánzame de Tu Hijo la paz que tanto necesito. Te pido las gracias necesarias para que pueda elegir lo que me conviene y hacer la voluntad de Dios.
Padre de bondad, te damos gracias por que nos diste a María, la que puede desatar los nudos que amargan nuestras vidas. Te pedimos que sus manos llenas de bendición nos ayuden a construir una convivencia social basada en la armonía, con relaciones de igualdad y justicia, para lograr de esta manera una paz duradera.
Ayúdanos a que amando y siguiendo a Jesús sepamos valorar la vida, saliendo del miedo y violencia que hoy nos sacude. Te lo pedimos en el mismo Espíritu de Jesús constructor de la paz. Amén.

*** Breve silencio ***

A cada intención respondemos: ¡Virgen María, danos la paz!

Para que acudamos a Ti a calmar las tempestades de nuestras almas. R
Para que los que dudan de la fe y la esperanza pongan en tus manos los temores y tú los conviertas en dulces bendiciones. R.
Para que todos nosotros que somos llamados a crecer en la fe y el amor, sepamos que Tú nos proteges. R .

*** Padre Nuestro - Ave María - Gloria ***

Reflexión

Busca la paz. Esa insatisfacción espiritual te ha traído hasta María… Nuestro interior está lleno de contrariedades, de durezas que se tironean unas con otras.
Ese “yo” roto, es un signo del pecado que nos aleja de la paz que tanto ansiamos. Nuestro corazón está lleno de amor desmedido por el poder, el dinero, el sexo y los objetos que nos proponen como las alternativas que cambiarán nuestras vidas… pero no nos damos cuenta que en realidad, ¡la perdemos!
En realidad no sabemos que el corazón humano ha sido moldeado sobre el corazón de Dios y se satisface sólo con aquellos bienes que no se comparan ni se venden: el amor, la verdad, la belleza, la justicia, la compasión, la entrega, la renuncia… la paz.
Deja todos esos falsos dioses para llenar tu corazón del único Dios que no defrauda. Y gustarás de todos los bienes creados con sabiduría y gozo para mayor gloria de Dios y bien de tu alma.

Ave María Purísima: Sin pecado concebida
Ave María Purísima: Sin pecado concebida
Ave María Purísima: Sin pecado concebida