sábado, 26 de mayo de 2012

¿QUIÉN ES EL ESPÍRITU SANTO?

El Espíritu Santo, es la tercera persona de la Santísima Trinidad, es Dios. Verdadero Dios como lo son el Padre y el Hijo. Es el Amor del Padre y el Hijo.

El Espíritu Santo está presente de modo especial en la Iglesia, comunidad de quienes creen en Cristo como el Señor. Ayuda a su iglesia a que continúe la obra de Cristo en el mundo.

Muchas veces caemos en el error de celebrar cada año la Festividad de Pentecostés, recordando al Espíritu Santo, como si fuese alguien que viene solo en esa ocasión, para volver a olvidarlo casi por completo, hasta el año próximo.

El Espíritu Santo habita en nosotros y lo recibimos en los sacramentos, especialmente en el bautismo, la confirmación y el orden sagrado.

Debemos tener presente que si bien es representado con una paloma, lenguas de fuego o viento, es una Persona.

Abramos el corazón a la acción del Espíritu Santo de Dios y dejemos que Él, tome todo el control de nuestras vidas.

Es cierto que muchas veces no dejamos que el fuego santo obre, -debido a las resistencias inconscientes-, pero debemos saber que como su poder es infinito, no se da por vencido, no se cansa de nosotros, ni se detiene en su misión de enamorarnos y transformarnos. Debemos tener la certeza de que seguirá trabajando en cada uno de nosotros!

Jesús ha prometido: “Yo rogaré al Padre para que les dé otro Paráclito a fin de que esté con ustedes para siempre… y Dios cumple sus promesas. Nos envío un compañero y amigo, un miembro de la Santísima Trinidad, que viene a ordenar nuestras vidas. Él es quien tiene la responsabilidad de ayudarnos, para que llenos de su presencia no nos sintamos solos.

El Espíritu Santo es el que tiene el poder de consolar nuestro corazón, ante las pérdidas de la vida; quien nos levanta en las caídas, es quien quiere sanar nuestros corazones de las heridas que producen en nosotros la sensación de soledad y que a menudo, generan problemas en las relaciones interpersonales.

Debemos reconocer que todos somos necesitados y limitados, que solos, no podemos llevar el consuelo a los que están sufriendo, por eso, debemos pedir una renovada efusión del Espíritu Santo de Dios.

Por ello, es importante que a diario, tengamos una vida oración y de intimidad con el Espíritu Santo, porque así, le permitimos obrar en nosotros y a través de nosotros.

El Espíritu Santo sabe cual es el plan de Dios para nuestras vidas, lo que necesitamos, lo que es bueno para cada uno de nosotros y para la vida de nuestros hermanos a quienes nos envía a servir. Sabe, como actuar en el momento preciso y nos va guiando para que, siendo instrumentos dóciles en sus manos, podamos renovar a muchas generaciones.

“A cada uno se le otorga la manifestación del Espíritu para común utilidad” (1Cor 12,7). Estos carismas, tanto los extraordinarios como los más sencillos y comunes, por el hecho de que son muy conformes y útiles a las necesidades de la Iglesia, hay que recibirlos con agradecimiento y consuelo.

El Espíritu Santo nos ayuda a fructificar. Al ver que damos frutos, la entrega y los sacrificios que realizamos por el Reino de Dios, hacen que cobren un nuevo sentido y que nos llenemos del entusiasmo que viene de trabajar en la viña del Señor.

Por ello, le pedimos al Espíritu Santo que distribuya sus dones en cada uno de nosotros, quienes somos llamados por Dios, a construir su Reino, en la familia, en la comunidad, en la parroquia o cualquier ámbito cristiano.


Reflexiones extraídas del Libro “Rosario al Espíritu Santo” del Padre Gustavo Jamut.


Los siete dones del Espíritu Santo son


sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios.

1. Sabiduría: gusto para lo espiritual, capacidad de juzgar según la medida de Dios.

El primero y mayor de los siete dones. La sabiduría "es la luz que se recibe de lo alto: es una participación especial en ese conocimiento misterioso y sumo, que es propio de Dios... Esta sabiduría superior es la raíz de un conocimiento nuevo, un conocimiento impregnado por la caridad.


2. Inteligencia (Entendimiento): Es una gracia del Espíritu Santo para comprender la Palabra de Dios y profundizar las verdades reveladas.

La fe es adhesión a Dios en el claroscuro del misterio; La palabra "inteligencia" significa "leer dentro", penetrar, comprender a fondo.


3. Consejo: Ilumina la conciencia en las opciones que la vida diaria le impone, sugiriéndole lo que es lícito, lo que corresponde, lo que conviene más al alma.


4. Fortaleza: Fuerza sobrenatural que sostiene la virtud moral de la fortaleza. Para obrar valerosamente lo que Dios quiere de nosotros, y sobrellevar las contrariedades de la vida. Para resistir las instigaciones de las pasiones internas y las presiones del ambiente. Supera la timidez y la agresividad.

El don de la fortaleza es un impulso sobrenatural, que da vigor al alma no solo en momentos dramáticos como el del martirio, sino también en las habituales condiciones de dificultad: en la lucha por permanecer coherentes con los propios principios


5. Ciencia: Nos da a conocer el verdadero valor de las criaturas en su relación con el Creador.

Sabemos que el hombre contemporáneo, precisamente en virtud del desarrollo de las ciencias, está expuesto particularmente a la tentación de dar una interpretación naturalista del mundo; ara resistir esa tentación sutil y para remediar las consecuencias nefastas a las que puede llevar, he aquí que el Espíritu Santo socorre al hombre con el don de la ciencia. Es esta la que le ayuda a valorar rectamente las cosas en su dependencia esencial del Creador.


6. Piedad: Sana nuestro corazón de todo tipo de dureza y lo abre a la ternura para con Dios como Padre y para con los hermanos como hijos del mismo Padre.

La ternura, como apertura auténticamente fraterna hacia el prójimo, se manifiesta en la mansedumbre. Con el don de la piedad el Espíritu infunde en el creyente una nueva capacidad de amor hacia los hermanos.

El don de la piedad, además, extingue en el corazón aquellos focos de tensión y de división como son la amargura, la cólera, la impaciencia, y lo alimenta con sentimientos de comprensión, de tolerancia, de perdón.


7. Temor de Dios: Espíritu contrito ante Dios, concientes de las culpas y del castigo divino, pero dentro de la fe en la misericordia divina. Temor a ofender a Dios, humildemente reconociendo nuestra debilidad. Sobre todo: temor filial, que es el amor de Dios: el alma se preocupa de no disgustar a Dios, amado como Padre, de no ofenderlo en nada, de "permanecer" y de crecer en la caridad (cfr Jn 15, 4-7).

Es una advertencia para todos nosotros que, a veces, con tanta facilidad transgredimos la ley de Dios, ignorando o desafiando sus castigos. Invoquemos al Espíritu Santo a fin de que infunda largamente el don del santo temor de Dios en los hombres de nuestro tiempo.


Los 12 frutos del Espíritu Santo


Caridad | Gozo | Paz | Paciencia | Mansedumbre | Bondad | Benignidad | Longanimidad | Fe | Modestia | Templanza | Castidad


El crecimiento en los Dones del Espíritu Santo forma en el alma perfecciones llamadas Frutos del Espíritu Santo.


Al Espíritu Santo se le representa de diferentes formas


Agua: El simbolismo del agua es significativo de la acción del Espíritu Santo en el Bautismo, ya que el agua se convierte en el signo sacramental del nuevo nacimiento.


Unción: Simboliza la fuerza. La unción con el óleo es sinónima del Espíritu Santo. En el sacramento de la Confirmación se unge al confirmado para prepararlo a ser testigo de Cristo.


Fuego: Simboliza la energía transformadora de los actos del Espíritu.


Nube y luz: Símbolos inseparables en las manifestaciones del Espíritu Santo. Así desciende sobre la Virgen María para "cubrirla con su sombra". En el Monte Tabor, en la Transfiguración, el día de la Ascensión; aparece una sombra y una nube.


Sello: Es un símbolo cercano al de la unción. Indica el carácter indeleble de la unción del Espíritu en los sacramentos y hablan de la consagración del cristiano.


La Mano: Mediante la imposición de manos los Apóstoles y ahora los Obispos, trasmiten el "don del Espíritu".


La Paloma: En el Bautismo de Jesús, el Espíritu Santo aparece en forma de paloma y se posa sobre Él.