martes, 24 de abril de 2012

2do. DÍA DE NOVENA A "SAN JOSÉ OBRERO"


Queridos hermanos: En este segundo día de la  novena a San José Obrero, ponemos en las manos de Dios, nuestras vidas y las de nuestras familias, para que por la  intercesión de San José Obrero, podamos alcanzar todas las promesas de bendición que nuestro Padre tiene para todos sus hijos y para la Iglesia.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Acto de arrepentimiento

Le pedimos a Dios que perdón por todos los pecados que cometimos, por eso rezamos todos juntos el Pésame:
Pésame Dios mío, me arrepiento de todo corazón de haberte ofendido.
Pésame por el infierno que merecí, por el cielo que perdí.
Pero mucho más me pesa porque pecando ofendí, a un Dios tan Grande y tan Bueno como Vos.
Antes querría haber muerto que haberte ofendido y propongo firmemente no pecar más y evitar las ocasiones próximas de pecado. Amén

Oración para comenzar cada día

Glorioso Padre de Jesús, Esposo de María. Patriarca y Protector de la Santa Iglesia, a quien Dios padre confió, cuidar, guiar y defender, en la tierra, a la Sagrada Familia; protégenos también a nosotros y a todos los fieles católicos que somos parte del Cuerpo místico de tu Hijo, que es la Iglesia. Alcánzanos las gracias que necesitamos en esta vida y, sobre todo, los auxilios espirituales para la vida eterna.
Concédenos la gracias especial que te pedimos cada uno en esta novena (pedimos con fervor y  confianza la gracia que se desea obtener).

En este segundo día de la novena, contemplamos a san José que, por medio del Ángel de Dios, recibe la respuesta que necesita para recuperar la paz.

En profundo silencio escuchamos  la Palabra de Dios (Mt. 1, 20-25)

“El Ángel del Señor se le apareció en sueños  y le dijo: “José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposas, porque lo que ha sido engendrada en ella proviene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos los pecados”.
“Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta: La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel, que traducido significa: “Dios con nosotros”.
“Al despertar, José hizo lo que el Ángel del señor le había anunciado: llevó a María a su casa, y sin que hubieran hecho vida en común, ella dio a luz un hijo, y él le puso el nombre de Jesús”.
                                                           Palabra del Señor

Reflexión

Querido san José, tú sabes por experiencia propia, que después de la noche, viene el día y, después de la tempestad, regresa la calma. Así sucede cuando nosotros, al igual que tú, obramos con fidelidad hacia Dios y hacia nuestros hermanos.
Hoy te damos gracias, ya que siempre estuviste abierto para oír la voz de Dios y de sus Ángeles, y, con un corazón transformado por el don de la humildad, le obedeciste con plena confianza.

Todos juntos pedimos:

San José Obrero, te pedimos que intercedas por nosotros, a fin de que acallando tanta ansiedad, tantos ruidos exteriores e interiores, crezca en nosotros, el deseo de escuchar la voz de Dios, y se fortalezca la virtud de la humildad para obedecerlo aun en las sencillas cosas que cada día, Él nos sugiere, siguiendo las inspiraciones que nos manda por medio de sus Ángeles.

A cada intención respondemos: Por San José Obrero, recíbelas Señor

- Te entregamos Jesús, nuestros temores. Oremos
- Te entregamos Jesús, nuestros sueños. Oremos
- Te entregamos Jesús, nuestros proyectos y anhelos más profundos. Oremos…
- Te entregamos Jesús, nuestro deseo de seguir mejorando cada día. Oremos.
- Te entregamos Jesús, todas las intenciones que tenemos guardadas en nuestro corazón. Oremos

Señor, Dios mío: en tus manos, pongo mi vida y pido la intercesión de San José Obrero, para alcanzar todas las promesas de bendición que tú tienes para mi vida, para los miembros de mi familia y para la Iglesia. Amén


Rezamos el Santo Rosario: Hoy contemplamos los misterios Gozosos



  
Oración Final: A San José Obrero

Nos dirigimos a ti, bendito San José, nuestro protector en la tierra, como quien conoce el valor del trabajo y la respuesta a nuestro llamado. A través de tu Santa Esposa, la Inmaculada Virgen Madre de Dios, y sabiendo el amor paternal que tuviste a nuestro Señor Jesús, te pedimos nos asistas en nuestras necesidades y nos bendigas y fortalezcas en nuestros trabajos.
Ayúdanos a realizar dignamente nuestras tareas diarias, líbranos de caer en el pecado, de la avaricia y de tener un corazón corrupto. Sé tú el amable guardián de nuestro trabajo, nuestro defensor y fortaleza contra la injusticia y el error.
Seguimos tu ejemplo y buscamos tu auxilio. Socórrenos en todos nuestros esfuerzo, para, así, poder obtener contigo el descanso eterno en el cielo. Amén 

San José Obrero: Ruega por nosotros!


Alumbrantes de la Novena: Servidores de "San Martín de Porres'