domingo, 27 de abril de 2014

Segundo Domingo de Pascua: Fiesta de la Misericordia


El Papa Juan Pablo II instituyó la fiesta de la Divina Misericordia, concediendo indulgencia plenaria en su día. Jesús dijo a Sor Faustina: «Deseo que la fiesta de la Misericordia sea refugio y amparo para todas las almas y especialmente para los pobres pecadores. Ese día están abiertas las entrañas de mi Misericordia; derramo todo un mar de gracias sobre las almas que se acercan al manantial de mi Misericordia.»

"El Alma que acuda a la Confesión y que reciba la Sagrada Comunión, obtendrá la remisión total de las culpas y del castigo... Que el alma no tema acercarse a Mí, aunque sus pecados sean como la grana".


La Hora de la Misericordia



Jesús llamó "La Hora de la Misericordia" a las 3 de la tarde, por ser la hora de su muerte: "A las 3 de la tarde implora mi Misericordia especialmente para los pecadores y, aunque sea por un momento, contempla mi Pasión; sobre todo el abandono en el momento de mi agonía. Esta es la hora de la gran Misericordia para todo el mundo. En esta Hora no negaré nada al alma que lo pida en recuerdo de mi Pasión. Son pocas las almas que contemplan Mi Pasión con verdadero sentimiento; a las almas que meditan devotamente Mi Pasión, les concedo el mayor número de gracias".

Promesas a los que propaguen esta Devoción: "A las almas que propaguen la devoción a mi Misericordia, las protejo durante toda su vida como una madre cariñosa protege a su niño recién nacido y a la hora de la muerte no seré para ellas Juez sino Salvador misericordioso. Las almas que adoren mi Misericordia y propaguen la devoción a ella invitando a otras almas a confiar en mi Misericordia, no experimentarán terror en la hora de la muerte. Mi Misercordia les dará amparo en este último combate".


La Coronilla



Se reza con un rosario común. Cada día reza un Padrenuestro, Avemaría y Credo.

Con la cuentas del Santo Rosario, en las que corresponden a los misterios, decimos: "Eterno Padre, yo te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestro pecado y los del mundo entero".
Luego en las cuentas del Avemaría, imploramos al Padre Eterno: "Por su dolorosa Pasión, ten Misericordia de nosotros y del Mundo".Al final se repite 3 veces: "Santo Dios, Santo Fuerte, santo Inmortal, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

Y después, es bueno terminar con una Salve a la Virgen


El Cuadro de Jesús Misericordioso


Jesús dijo a Sor Faustina: "Dibuja un cuadro según me estás viendo, con la invocación: Jesús en Vos Confío. Quiero que se venere en el mundo entero. Los rayos que salen de mi Corazón simbolizan la sangre y el Agua que brotaron el día de mi Sacrificio en la Cruz. El pálido significa el Agua, que purifica las Almas. El rojo, la Sangre que les da la vida". "Yo preservaré las ciudades y casas en las cuales se encontrase esta imagen". "Prometo que el Alma que venere esta imagen no perecerá . Prometo ya aquí en la tierra la victoria sobre los enemigos: sobre todo a la hora de la muerte. Yo mismo la defenderé como a mi Gloria. Ofrezco a los hombres un recipiente con el que han de venir a la fuente de la Misericordia para recoger gracias. Ese recipiente es esta imagen con la firma: Jesús, en Vos Confío".

Condiciones para alcanzar las gracias

Confianza: "Cuanto más confía un alma, tanto más alcanza". "Si tu confianza es grande, mi generosidad no tendrá límites. Lo que más hiere a mi Corazón es el pecado de la desconfianza". "Deseo conceder gracias inimaginables a las almas que confían en mi Misericordia". "Que se acerquen a ese mar de misericordia con gran confianza. Los pecadores obtendrán la justificación y los justos serán fortalecidos en el bien. Al que haya depositado su confianza en mi misericordia, en la hora de la muerte le colmaré el alma con mi paz divina".

Misericordia con el prójimo: "Si un alma no practica la misericordia de alguna manera, tampoco la alcanzará en el día del juicio. Oh, si las almas supieran acumular los tesoros eternos, no sería juzgadas, porque la misericordia anticiparía mi juicio".

Recordemos que las obras de misericordia son: Espirituales: enseñar al que no sabe, dar un buen consejo al que lo necesita, consolar al triste, corregir al que yerra, perdonar las injurias, sufrir pacientemente los defectos ajenos, orar a Dios por vivos y difuntos.

Corporales: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, dar posada al peregrino, visitar a los enfermos, redimir al cautivo, enterrar a los muertos.


¡Jesús, en Vos Confío!


Santa Faustina: ¡Ruega por nosotros!