martes, 6 de agosto de 2013

La Transfiguración del Señor: Fiesta



La Iglesia Católica, recuerda este hecho el 6 de agosto y el IIº Domingo de Cuaresma.

«…Toda la escena es la "manifestación" plena de Jesús el enviado del Padre para llevar a la plenitud el misterio de la redención, para que todos los pueblos en Él tengan vida. Ese Jesús que había sido presentado a los pobres pastores, a los magos, a todo el pueblo en el río Jordán, ahora es presentado por el Padre a los discípulos predilectos para que en el momento del dolor en el huerto de los Olivos y de la muerte en cruz, sea reconocido como el Divino Salvador, el Hijo enviado por el Padre. Pero esa palabra del Padre: "escuchadlo" debe resonar fuertemente en nuestra mente y en nuestro corazón. San Pedro jamás la olvidó, como hemos escuchado en su segunda carta: "Y nosotros escuchamos esta voz, venida del cielo mientras estábamos con él el monte santo"...»

       La palabra transfiguración. Ésta proviene del griego y significa cambio de forma o de figura. No es una metamorfosis al estilo pagano, es decir, un cambio sustancial de su esencia. En el caso de Jesús es un cambio de apariencia, de su figura, para mostrar Su gloria.
     Este acontecimiento en el monte, sucede después de una semana en que Pedro había confesado que Jesús era el Cristo (Lc. 9:18-20) y del anuncio de su muerte (Lc. 9:21-27).  Este hecho es la confirmación de la revelación de Jesús como el Cristo y el Hijo de Dios. Ésta es una experiencia similar a la de su bautismo (Lc. 3:21-22). Su gloria es revelada no sólo por sus hechos, sino de un modo más personal y que significa su presencia real, porque el reino está en medio de su pueblo. De ahí que la transfiguración es un punto central de la revelación del reino de Dios, el cual está relacionado con el Antiguo Testamento y muestra la forma en que Cristo lo cumple, luego vuelve la mirada hacia los grandes acontecimientos de la cruz, la resurrección, la ascensión, y su segunda venida.
       Lucas nos relata que Jesús llevó a tres de sus discípulos más íntimamente ligados a él -Pedro, Jacobo y Juan- a un monte. Allí se transfiguró y sus vestidos brillaron resplandecientemente. Luego aparecieron Moisés y Elías,
      Hay muchos aspectos en el relato que se relacionan  Moisés y Elías representan la Ley y los Profetas en el acto de dar testimonio acerca del Mesías, Ley y Profetas que se cumplen y son remplazados por él.
 La nube (que se presenta también) simboliza la protección de la presencia divina (Ex. 24:15–18; Sal. 97:2). Hay una nube que recibe a Cristo y lo arrebata de la vista de sus discípulos en el momento de la ascensión (Hch. 1:9). El regreso de Cristo será con nubes (Ap. 1:7). 
Es importante tener en cuenta esta experiencia de Jesús y ver de que manera hoy en día la presencia de Cristo se manifiesta en medio la Misión, cómo reconocer su presencia en media de la tarea, en medio de los problemas, las  angustias, las alegrías. Él está en medio de nosotros todos los días, porque así lo ha prometido (Mt. 28:20b), su gloria resplandece en el quehacer cotidiano y se hace visible a través de la acción evangelizadora de cada uno de sus discípulos y discípulas. ¡Que en cada rostro podemos ver al Cristo resucitado!. Amén..