06 de Febrero
Memoria Obligatoria
En
Nagasaki, en Japón, los santos Pablo Miki junto con veinticinco compañeros, en
la persecución contra los cristianos, fueron apresados, duramente maltratados
y, finalmente, condenados a muerte. Todos, incluso los adolescentes, por ser
cristianos fueron clavados en cruces, manifestando su alegría por haber
merecido morir como murió Cristo (1597). Se trata de ocho presbíteros o religiosos
de la Compañía de Jesús o de la Orden de los Hermanos Menores, procedentes de
Europa o nacidos en Japón junto con diecisiete laicos.
Pablo
Miki nació en Japón el año 1566 de una familia pudiente; fue educado por los
jesuitas y entró en la Compañía de Jesús y predicó el evangelio entre sus
conciudadanos con gran fruto. Al recrudecer la persecución contra los
católicos, decidió continuar su ministerio y fue apresado junto con otros. En
su camino al martirio, él y sus compañeros cristianos fueron forzados a caminar
600 millas para servir de escarmiento a la población. Ellos iban cantando el Te
Deum. Les hicieron sufrir mucho. Finalmente llegaron a Nagasaki y, mientras
perdonaba a sus verdugos, fue crucificado el día 5 de febrero de 1597. Desde la
cruz predicó su último sermón.
Todos
ellos fueron canonizados por Pío IX en 1862.