(Este año no se
celebra litúrgicamente a San Blas porque cae día domingo, Día del Señor, pero
se puede realizar la bendición de las gargantas)
San
Blas nació en medio de una familia acaudalada y de padres nobles; fue educado
cristianamente y se consagró como Obispo cuando todavía era muy joven. Al
comenzar la persecución a los cristianos, por inspiración divina, se retiró a
una cueva en las montañas, frecuentada por fieras salvajes, a quienes el santo
los atendía y curaba cuando estaban enfermos.
Poco
después, unos cazadores fueron en busca de estos animales para el anfiteatro, pero
San Blas los espantó y entonces fue capturado. Al enterarse que era cristiano,
fue conducido ante el gobernador Agrícola, quien lo mandó a azotar y encerrar
en un calabozo, privado de alimentos. Luego, fue torturado para que renegara de
su fe, pero el santo se mantuvo firme por lo que se dio orden de ser
decapitado.
Bendición de las
gargantas
Cuenta
la tradición que una pobre mujer tenía a su hijito agonizando porque se le
había atravesado una espina de pescado en la garganta. Corrió hacia un sitio por
donde debía pasar el santo. Se arrodilló y le presentó al enfermito que se
ahogaba. San Blas le colocó sus manos sobre la cabeza al niño y rezó por él, e
inmediatamente la espina desapareció y el niñito recobró su salud. El pueblo lo
aclamó entusiasmado.
Después
de su muerte empezó a obtener muchos milagros de Dios en favor de los que le
rezaban. Se hizo tan popular que la
gente le tiene gran fe como eficaz protector contra las enfermedades de la
garganta.
Tradicionalmente, con las dos velas bendecidas el 2 de Febrero, -en el día de la Virgen de La Candelaria-, el día 3 de febrero en honor de San Blas se colocan en
la garganta de las personas enfermas y de tdos los fieles que quieran ser bendecidos, diciendo: "Por intercesión de San
Blas, te libre Dios de los males de garganta".